EL CRONISTA OFICIAL DEL PUEBLO, ANTONIO SÁNCHEZ MOLLEDO, Y LOS ESTUDIOSOS DE LA NEVERA UNEN FUERZAS E ILUSIÓN
Las grandes aspas reciben al visitante de esta localidad muy próxima a Soria, que también cuenta con una nevera restaurada, una fuente árabe y senderos naturales señalizados de gran belleza.
En Malanquilla y localidades aledañas en las que también abunda la encina de monte cuentan que cuando alguien es muy fuerte, se le dice que parece estar hecho de carrasca. La cosa aplica con Ernesto Marín, alcalde del municipio, y también Carlos Serrano, hijo de María Pelegrín, que igualmente califica de carrasca humana. Carlos lleva el Hostal de la Venta a pie de la carretera Sagunto-Burgos desde hace más de 30 años. También fue alcalde de Malanquilla, su pueblo, con el casco urbano a 3 kilómetros, que Carlos recorrió muchas veces de chaval con las hogazas de pan y una cántara de leche. Ernesto lleva una legislatura en la alcaldía y otros 24 años como concejal junto al propio Carlos, quien a su vez fue más de dos décadas presidente de la Mancomunidad del Ribota.
Ernesto ha sido agricultor toda la vida. «La vid llega hasta Clarés, pero ya no sube hasta nuestros 1.000 metros; esta es tierra de trigo, cebada, girasol y esparceta. También le llaman pipirigallo, aquí crece muy bien; se siega en flor, se seca, se alpaca y para los animales; un hijo del pueblo está montando una fábrica para sacarle rendimiento a esto, con la idea de exportar a países con poco verde, los árabes sobre todo, que son grandes importadores de alfalfa y pipirigallo. De hecho, busca agricultores que le abastezcan».
Malanquilla tiene muchos tesoros; además del molino de viento, el más septentrional del tipo manchego que hay en España y uno de los más grandes, está La Nevera, la fuente romana y los magníficos senderos. La Venta, desde luego, es otro valor de relevancia en el día a día del pueblo, una de esas paradas marcadas con una afectuosa cruz roja en el mapa de la Nacional 234. «El negocio lo comenzaron mis padres en 1956; abrieron una taberna para asistir, sobre todo, al campamento militar cercano con más de 1.000 soldados. Además, mi madre contaba con un lavadero alimentado por agua de manantial, apta para la faena; la del pueblo, con otras características, era dura, y las mujeres se daban el viaje hasta La Venta para hacer la colada. Yo nací aquí, casi me pare mi madre bajo el gran nogal que teníamos entonces».
En los 60 se fueron los militares, pero el hostal continuó; los escabechados y adobos reinaban en la oferta, junto a la caza (perdiz, ciervo, muflón, corzo), un pollo de corral que sigue movilizando a gente desde Calatayud y Zaragoza, y las setas de cardo; las recetas de doña María Pelegrín tenían fama nacional. Hace 17 años, no obstante, llegó el palo. «Se nos inundó todo, fue un desastre, pero hubo dos cosas buenas –comenta Carlos– y la primera es que pude salvar la vida de una mujer a la que estaba arrastrando la corriente; la segunda es que se juntó aquí muchísima gente para mostrarme su apoyo, y nos levantamos; aquí seguimos. Perdí mi colección de vinos, que era una de las mejores privadas de Aragón, pero… qué se le va a hacer».
Curiosamente, la idea del rescate ya estaba grabada a fuego en el pasado reciente de Malanquilla. ‘Misión Rescate’ era un espacio de Radio Nacional que le valió un trofeo dorado a la localidad en 1977; lo movieron dos maestros e iba destinado a escolares con inquietudes en la investigación y salvaguarda del patrimonio cultural local. El trabajo de revalorización artística, arqueológica, documental y etnográfica de la localidad les valió el premio. ¿Qué efecto casi inmediato tuvo aquel reconocimiento? Pues que un grupo de vecinos se juntó para acometer la restauración del molino de viento, para lo cual también se contó con una pequeña subvención institucional.
El molino mide 11 metros de altura y algo más de veinte metros de diámetro; tiene tres pisos y doce ventanales. La cosa fue por fases. «Los primeros restauradores se equivocaron en la base –comentan Ernesto y Carlos– y tuvieron que ser los siguientes quienes arreglasen el desaguisado; cuando se fueron consiguiendo fondos, todo fue avanzando. Se recuperó la maquinaría, las aspas se colocaron en el ángulo de ataque correcto con relación a la rueda catalina… ahora está impecable, en un día de viento y con las lonas puestas, podría moler». Se dice que se podía mover la cúpula con caballerías para aprovechar mejor el aire cuando variaba de dirección o intensidad. Se cree que ya estaba en pie en el siglo XVI, y dejó de usarse a partir de 1733, cuando Bijuesca autorizó a los de Malanquilla la moltura de sus granos en los molinos de agua del río Manubles, más constantes que el de viento.
Para que el molino sea visitable falta la instalación eléctrica –inminente– y se barajan varios usos museológicos. Es impresionante ver las tripas del amable monstruo, especialmente el nivel superior con la gran rueda catalina conectada a las piedras, volandera (la superior) y solera (fija debajo). Al fondo se ven los corrales de Malanquilla, que no gustan mucho al alcalde como primer vistazo. «Hay fotos mejores desde otros lados», apunta. Y su pueblo le da la razón.
El cronista oficial del pueblo y los estudiosos de La Nevera unen fuerzas e ilusión
Los hermanos José María y Antonio Sánchez Molledo son hijos del pueblo por vía paterna. El primero, historiador de formación, ha sido Jefe de Secretaría del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid y Administrador de la Escuela Superior de Diseño de Madrid. El segundo fue secretario general de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales, y es el cronista oficial de Malanquilla. Por su parte, Javier Martínez se ha distinguido por sus investigaciones sobre La Nevera de Malanquilla, situada muy cerca de la ermita románica de Santa María Magdalena, a cuyos paneles explicativos ha dotado de contenido este pasado verano, y también ha investigado sobre diversos aspectos históricos relativos al pueblo junto a Miguel Ángel Solá, también hijo del pueblo y ex presidente de la asociación cultural Miguel Martínez del Villar, que precedió a La Cocuta; ambas instituciones se implicaron en el rescate del molino.
En datos
Comarca: Comunidad de Calatayud.
Población: 306
A Zaragoza: 118 km.
Los imprescindibles
El ovni
En 1979 se avistó un ovni en Malanquilla. Los que contaron la historia fueron seis jóvenes entre 9 y 18 años en la zona del Aguadero, a 7 kilómetros del pueblo; vieron un objeto plateado que se detuvo en el cielo y siguió a toda velocidad.
Senderos
Los dos que hay en Malanquilla son el el PR-Z-96, que llega de Clarés de Ribota a través de la Dehesa de los Monjes y el Cerro de las Matas, y el SL-Z-23, que nace en Malanquilla y va a la ermita de San Pedro y al cerro de La Cocuta.
Miguel Velilla
El pueblo recuerda con especial cariño a este maestro, decisivo en la tarea de la Misión Rescate. Afirma su alcalde que sacaba de los chavales un nivel superior de preparación al que se exigía, por ejemplo, para entrar en los bancos.
Fuente: https://www.heraldo.es/ – Pablo Ferrrer y LauraUranga