EL REINO DE FRANCO (XL ANIVERSARIO)
Nov 19 2015

POR ENRIQUE DE AGUINAGA, CRONISTA OFICIAL DE LA VILLA DE MADRID

aguinaga_franco

1. ¿FRANQUISMO?

No tengo autoridad para hablar del llamado franquismo, a no ser la de testigo, día a día, desde su comienzo, el l de abril de 1939.

Comienzo en las peores condiciones. Niño republicano, a los 15 años, huérfano de un perdedor de la guerra, a solas con mi madre, en la pobreza. En 1944 leo una convocatoria de becas para la Escuela Oficial de Periodismo. Me presento a cuerpo limpio. Y hasta ahora, sin militancia alguna.

No soy historiador ni politólogo. Aplico la memoria y el sentido común, así como el apego a la verdad y a la norma, propio de mi oficio de profesor.

El término franquismo y su derivados antifranquismo, franquista y antifranquista, tan usuales, no son los más ajustados, en cuanto énfasis partidario. ¿En qué cabeza cabe hoy un partido franquista?

El llamado franquismo no es un sistema transferible, con una ideología determinada, en confrontación con otras ideologías.

El llamado franquismo es un periodo histórico, con su principio y su final, que se propuso ocasionalmente la restauración de España y su progreso, con la restauración de la monarquía como objetivo subyacente.

La larga marcha hacia la monarquía es objetivo evidentemente logrado, como cierre del periodo, designado Era de Franco (Ramón Tamames, 1989), Época de Franco (Raymond Carr, 1996) o, más propiamente, Reino de Franco (Joaquín Bardavio, 2015) , en cuanto que el Estado español, católico, social y representativo se declara constituido en Reino (1947).

Así, se ha podido escribir que hay en la Historia de España una era de Franco; pero no hay un sistema franquista en la historia de las ideas políticas.

Felipe González, siendo presidente del Gobierno (19984), lo expresó directamente, a propósito de la erradicación de monumentos:

Hay que asumir la propia historia…soy capaz de asumir la Historia de España… Franco… está ahí. Nunca se me ocurriría tumbar una estatua de Franco. Nunca. Me parece una estupidez eso de ir tirando estatuas de FrancoFranco es ya Historia de España. No podemos borrar la Historia…yo siempre he pensado que si alguien hubiera creído que era un merito tirar a Franco del caballo, tenía que haberlo hecho cuando estaba vivo.

2. REINO DE FRANCO

En el Reino de Franco gravita la Guerra Civil.

El Reino de Franco es una consecuencia de la Guerra Civil.

Sin la Guerra Civil no se puede entender el Reino de Franco.

Toda persona que se ha acercado a la cuestión con ecuanimidad, empezando por el filósofo Julián Marías, sabe que el Reino de Franco no fue la consecuencia de un golpe de Estado, por la categórica razón de que el golpe de Estado fracasó.

El Reino de Franco fue la consecuencia de una larga, sangrienta y victoriosa guerra civil, cuyo derrotado principal fue el comunismo y que, como tantas otras guerras civiles de otras naciones, se constituye en fenómeno de instalación histórica. Pero esto no es lo que se enseña en las escuelas.

Analistas coincidentes consideran que la Guerra Civil habría sucedido con Franco o sin él y que la Guerra Civil fue declarada sin ambages por el Presidente del Partido Socialista Obrero Español, Largo Caballero, en 1933, y ensayada en 1934, para la implantación de la dictadura del proletariado.

El gran liberal Salvador de Madariaga lo dice:

Con la rebelión de 1934, la izquierda española perdió hasta la sombra de autoridad moral para condenar la rebelión de 1936.

3. PROCESO HISTÓRICO

Esquemáticamente, Franco, propone, de modo expreso, tres fases del proceso histórico. La propuesta literal está en sus declaraciones a ABC de Sevilla (18 de julio de 1937), declaraciones que hoy permanecen ocultas.

1. Guerra (Objetivo preferente, su terminación y liquidación)

2. Reino (Construir el Estado sobre bases firmes)

3. Monarquía (Llegada del Rey con el carácter de pacificador para lo cual no debe contarse en el número de los vencedores. Es decir, Reconciliación Nacional)

La Guerra termina victoriosamente y el Reino de Franco, que tiene sobre si el peso de la Guerra Civil, con hostigamiento interior y exterior, crea las bases para una transición pacífica.

Pero esto no se reconoce o se niega. La censura, invisible e implacable, lo borra en la Prensa, en la Radio, en la Televisión, en el Cine, en el Teatro en la Bibliografía…

Me desojo y no encuentro, por ejemplo, la declaración preparatoria con la que Franco supera la Ley de Principios del Movimiento e incluye a España en la órbita del capitalismo liberal (literalmente), que está en todos los periódicos de la época (1 de abril de 1969).

Tampoco encuentro las sucesivas amnistías y particularmente la de 1969 por la que prescriben todos los crímenes de la Guerra, incluida la matanza de Paracuellos.

Tampoco encuentro análisis alguno del testamento de Franco, que asombra a José Luis Aranguren, emociona a Luis María Anson, y es una pieza política capital, que merece un análisis sistemático.

Menos aún encuentro el pronóstico que Franco trasmite al Presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon (1969) sobre la implantación de la democracia en España. Y, por ende, el correspondiente documento, que el general Vernon Walters certifica y actualmente ha desaparecido, a pesar de todas las pesquisas para encontrarlo.

Lo evidente es que se oculta cualquier dato positivo y que, no solo no se ha realizado la reconciliación nacional enarbolada por el antifranquismo, sino que, por el contrario, se ha agravado y extendido la condena, exacerbando la prolongación de la Guerra Civil con la llamada Ley de la memoria histórica y, en suma, con la mentira antifranquista, que acaba de denunciar el periodista Hermann Tersch en su libro Días de ira. Una reflexión que clama a las conciencias ante una España en alarma.

4. OBRA Y LEGADO

La obra y legado del Reino de Franco se sintetizan en tres términos:

En lo económico, la industrialización; en lo social, la clase media; y en lo político, la monarquía.

En su reciente análisis (La Historia de España que no nos contaron), Carrascal, queda impresionado por la obra de Franco: La economía española entre los años 1960-1973 fue la que más creció en Europa.

Como resumen de los catálogos que ahora circulan al margen de los acreditados medios de comunicación, sirvan estas tres referencias:

En 1939, España era un país arrasado y exangüe. La ingente tarea de reconstrucción nacional cayó sobre las espaldas de la generación que hizo la guerra. Gigantesco fue el esfuerzo, y durante largos y duros años los mismos hombres que habían combatido al viento de unas banderas cubiertas de sangre y de gloria, derramaron a chorros el idealismo y la generosidad para levantar de su postración al país entero. Se derrotó al hambre, erradicose el analfabetismo, se inició el galopante desarrollo económico. Treinta años después, en 1969, cuando Don Juan Carlos fue designado sucesor, el país era distinto, estable, ordenado, respetado y potente. Reconocerlo así es una tarea de elemental rigor histórico

ANSON «Con los pies en la realidad», en AB, Madrid, 30 de noviembre de 1975.

Desde el punto de vista histórico, todo es peculiar en el franquismo, pero quizá la máxima paradoja de esta época de la historia de España sea que en ella se produjo el máximo impulso modernizador de la sociedad española; esta ha sido la herencia fundamental que la dictadura nos ha dejado

TUSELL, Javier, «La era de Franco (1936-1975)», en Ya», Madrid, 28 de noviembre de 1987.

Estos cambios materiales han sido acompañados de otros de todo orden. Puede afirmarse que las transformaciones experimentadas en las décadas de los sesenta y setenta no tienen igual en toda nuestra milenaria historia y eso podrá apreciarse cada vez con más claridad con la perspectiva que da la lejanía.

Antonio Domínguez Ortiz

5. AHORA

El Reino de Franco, frente a la burda simplificación que nos inunda, es de una gran complejidad llena de facetas.

Para mí, por ejemplo y no para mis nietos, es la añoranza de mi juventud, porque no añoramos el pasado, añoramos la juventud.

Compleja, muy compleja la definición, cuyo debate sigue en la Real Academia de la Historia.

Compleja su entidad variable, según sus diversas periodificaciones.

Complejo su juicio, por falta de perspectiva histórica, en plena beligerancia (Carrascal).

Por eso son más meritorios cuantos intentos se hagan por anticipar la objetivación del Reino de Franco como propuso el que fue Rector la Universidad Complutense, Francisco Bustelo:

Ha trascurrido tiempo suficiente para que el franquismo pueda analizarse en perspectiva histórica sin necesidad de beligerancia alguna.

Pero todavía resulta intransitable aquel intento para superar el gran y paradójico absurdo de que Franco y su Reino, la otra parte de la reconciliación nacional, sean la suma de todo mal sin mezcla de bien alguno, condenado por todos (he dicho por todos) de modo que hoy no se pueda ser demócrata en España sin abominar expresamente (la abstención no vale) de aquellos cuarenta años de la Historia de España, en expresión fernandina, mal llamados años, que no han sucedido, si no es para abominarlos, con escarnio de cualquier idea de reconciliación, que para mayor esperpento esta en el preámbulo de la llamada Ley de la memoria histórica.

Herman Tersch ha calificado esta situación como la mentira antifranquista que ha intoxicado a todas las generaciones de la España democrática, como la peor lacra moral de la España contemporánea.

Y ya lo diagnosticó Julián Marías, en 1999:

Me preocupa indeciblemente que, a los sesenta años del final de la guerra civil, se siga mintiendo sobre ella, sus orígenes o sus consecuencias.

Madrid, 25 de octubre de 2015

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