POR JOSÉ MARÍA GOLDEROS VICARIO, CRONISTA OFICIAL DE GRIÑÓN (MADRID).
Curiosidades y anécdotas de una costumbre muy madrileña y española
Al parecer, la polémica se desató en los últimos minutos anteriores a emitirse las campanadas de las 12 de esa noche de 1996. Este curioso caso sucedió hace ya veinticinco años. El «truco» consistió en retardar las campanadas para dar tiempo—como todos los años— a tomar las uvas con cierta tranquilidad—. El “retardador” venía siendo aplicado por el relojero oficial, Vicente Rodríguez, desde hacía 21 años, sin que de esta circunstancia tuvieran conocimiento los dos recientemente nombrados relojeros por la Comunidad de Madrid.
A estos les comunicó demasiado tarde el Sr. Rodríguez «su truco», pero ellos no consintieron en la dicha manipulación retirando el “retardador”, por lo que en el sonido de las campanadas sólo se invirtieron 17 segundos, igual a la cadencia de costumbre de las otras once horas del reloj. Efectivamente, como he apuntado antes, el Fin de Año de 1996 pasará a la historia como un caso anecdótico para todos los españoles, que se vieron sorprendidos por la rapidez de las campanadas.
En otro orden de cosas, el autor de este artículo giró una visita en diciembre de 1994 a la torre y al reloj de la Puerta del Sol, de la mano del relojero conservador Sr. Rodríguez, tuve ocasión de conocer «in situ» todos los pormenores de esta auténtica reliquia del siglo XIX. Es decir, que un ciudarrealeño tuvo el privilegio de visitar y fotografiar la fantástica maquinaria y conjunto del famoso reloj.
El reloj llegó desde Londres, y quedó instalado en la torre de la Casa del Correo, el 6 de noviembre de 1866. Nada hacía predecir que los madrileños se reunirían en masa aquí desde 1916 para tomar «las doce uvas de la suerte», costumbre que llega así hasta hoy día. Nos contaba la revista Precisión, hacia finales del siglo XX, sobre estas célebres noches en la Puerta del Sol “La noche de Fin de Año de 1920, había tal bullicio en la Plaza, que no se recibió el sonido de las campanadas. La gente creyó que el ministro señor La Cierva, las había suprimido y se armó un gran disgusto colectivo. Hasta los periódicos salieron indignados al día siguiente por la supuesta determinación del señor La Cierva. En aquel lugar está extendida esta forma en las Nocheviejas madrileñas cuando se vuelca en la Puerta del Sol más publico de la que cabe.
Las tradicionales campanadas del reloj recién restaurado corrieron más que nunca. Y con ese son, miles de personas se atragantaron por toda España al intentar consumir las uvas de la suerte en el año nuevo. En las últimas décadas, las campanadas del nuevo año sonaban en 36 segundos. El relojero, Vicente Rodríguez, encargado de controlar su tic-tac desde hacía 20 años, demoraba el martillete que golpeaban las campanas de bronce en tres segundos
Esta vez, la docena de campanadas acabó en menos de la mitad (17 segundos). «El reloj se desmontó en el mes de mayo por la reforma del edificio». Entonces se restauró por Losada, en un taller de relojería en Madrid y se montó el 18 de diciembre. Las 12 campanadas suenan desde entonces y, como siempre, en 17 segundos «Decidieron no alterarlo para el comienzo del año por miedo a que su manipulación pudiese provocar algún problema, e incluso pararlo», agregó, «ya que el carillón de la Puerta del Sol es una pieza de artesanía que regaló en 1866 el relojero leonés José R. Losada».