POR ÁNGEL DEL RÍO, CRONISTA OFICIAL DE LA VILLA DE MADRID Y GETAFE
Se ha multiplicado la colonia de gatos desde el cierre al público del parque del Retiro. La ausencia de visitantes hace que se sientan más cómodos y aumente la población gatuna, debido a un mayor índice de supervivencia y a la llegada de nuevos compañeros “inmigrantes” de la calle, que buscan un espacio más cómodo y seguro.
Estos felinos vuelven a un espacio natural donde, por distintas razones, tuvieron protagonismo a lo largo de la historia, de hecho, existe la que popularmente se conoce como Montaña de los Gatos, un montículo artificial que responde a un capricho de Fernando VII, quien mandó construir el Reservado, a la entrada por la Puerta de O´Donnell. Pretendía el monarca, que desde esa montaña artificial, se divisara todo el paisaje del Retiro. El montículo se realizó en ladrillo, cubierto con bloques de piedras, parcialmente ocultos con hierbas y arbustos. Su interior está hueco.
Del hecho de que se le empezara a conocer como Montaña de los Gatos, se debe a que, después de muchos años en estado de abandono, empezó a ser el punto de destino al que acudían muchos madrileños para enterrar a sus felinos muertos. También fue refugio para los gatos callejeros que saltaban las vallas del Retiro y encontraban allí un hábitat tranquilo. Más tarde, acudirían los dueños de estos animales, para pasearlos y despertar la curiosidad infantil, hasta el punto de constituirse en una asociación llamada “Amigos de los Gatos”. Hasta el alcalde de Madrid, conde de Mayalde, había llegado la queja por la proliferación de estos felinos en el Retiro, exigiéndole que los expulsara del parque. Pero Mayalde puso paz: “Pueden, por el momento, estar tranquilos los gatos y sus amigos”.
Poco a poco la comunidad quedó diezmada como culpa de los perros asilvestrados que se habían adueñado del tranquilo territorio. Ahora son los gatos los peores enemigos de las ardillas, esas que se introdujeron en la fauna del Retiro, siendo alcalde Juan Barranco, y concejal de Medio Ambiente, Jorge Tinas.
La ausencia de visitantes aumenta la presencia de estos felinos, así como de otras especies animales que han encontrado, al menos por unos días, un paraíso natural, dentro de la ciudad de asfalto y contaminación.
Fuente: https://www.madridiario.es/