EL ROBO DE LOS MURILLOS Y VELÁZQUEZ
Abr 02 2020

POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA

Cuadro de la Inmaculada Concepción, de Bartolomé Esteban Murillo.

Primeras obras pictóricas en Torrevieja

Bien poco podemos decir de las grandes obras la pintura que hay en Torrevieja, por lo menos yo, desde mi corto criterio no me atrevo más que a enumerar algunos de los lienzos más antiguos de los que tenemos noticia, y estuvieron expuestos en nuestra parroquia y que, sin menosprecio al famoso “Ecce-Homo” de Borja, paso a enumerar.

Plano de la ermita de Torrevieja. Año 1772. / Archivo de Simancas

La iglesia de Torrevieja, desde su fundación, heredado de su anterior ermita, tenía un lienzo grande de Nuestra Señora del Carmen y Almas del Purgatorio. En 1807, en las dos primeras pilastras que existían al entrar al templo parroquial de la Inmaculada Concepción, fueron colocados dos lienzos, una de San José y otro de San Joaquín, donados por el presbítero de la ciudad de Orihuela, don José Llorens. Obras de las que desconozco su autoría.

El cementerio de Torrevieja, en funcionamiento hasta el año 1811, tenía una pequeña ermita, o capilla, en cuyo altar había un lienzo mediano de Nuestra Señora del Rosario al pie de la Cruz, que se trasladó e instaló en la iglesia al ser derruida la ermita, colgándose en la pared continua a la pila bautismal.

En día 4 de diciembre de 1913, a la derecha del altar mayor, se colocó un lienzo de San Emigdio, mártir, “con sus dos cartelas de bronce”, que tenía forma oval, con marco y guarniciones de madera curvada. La causa de la colocación de este lienzo tiene una pequeña historia que ya contaremos en otro momento. El cura párroco lo encargó y se pintó en Valencia, costando doscientos cincuenta reales de vellón, de los cuales aportaron cincuenta y ocho Joaquín Galiana, padre e hijo; y don Pedro Amorós, y los restantes ciento noventa y dos el cura autor de la iniciativa. No se sabe quien fue su artífice.

El mismo 4 de diciembre, se colocó al otro lado, al izquierdo del altar mayor, un lienzo de San Nicolás de Bari, que costó lo mismo que su colateral, siendo abonado íntegramente por don Antonio Hidalgo y Calvo, Administrador General de las Salinas. En ese mismo año, se colocó en la sacristía, frente a la encajonada donde se guardaban las vestiduras rituales, una pintura relativa a la Natividad del Señor, donada por don Justo Martínez, oficial segundo de la Contaduría General de las Salinas.

Robo de obras de Murillo y Velázquez en Torrevieja

Nada me hacía suponer que en Torrevieja habíamos tenido, como por casa, obras de grandes maestros de la pintura española: Bartolomé Esteban Murillo y Diego Velázquez.

Bartolomé Esteban Murillo. Autorretrato.
Diego Velázquez. Autorretrato.

Manuela Ros García pasaba las temporadas de verano en Torrevieja, residiendo el resto del año en Barcelona, en donde heredó de un antepasado objetos de gran valor artístico y varios cuadros. En el año 1915, hallándose la propietaria en Torrevieja, fue visitada por unos chamarileros alemanes y vieron los lienzos, llegando a ofrecerle 25.000 duros –o sea, unos 751 euros- por una “Inmaculada Concepción”. La señora se negó a vender nada de aquello, y cuando se ausentó guardó los cuadros y el resto del pequeño tesoro en una habitación aislada y alquilando por un módico precio las restantes a una modesta familia conocida que a la vez guarnecían su finca.

Al regresar de Barcelona la señora Ros se encontró los cuadros habían desaparecido, junto algunos objetos, entre ellos la “Inmaculada Concepción”. Estrechados a preguntas y amenazados con la intervención judicial, los inquilinos y custodios de la finca dijeron que se incendiado la habitación donde estaban y que el fuego había consumido las pinturas. Pero, cosa rara; el incendio, a la vez, había respetado los marcos en los que quedaban ciertos indicios que revelaban haber maniobrado en ellos con un cuchillo, navaja u otro instrumento parecido.

Investigación del robo

Se dijo que unos extranjeros habían ocupado la finca colindante, acabándose por descubrir que los extranjeros los habían adquirido, despareciendo misteriosamente del pueblo

Se practicaron algunas pesquisas para recuperarlos, y se llegó a averiguar que en una venta cercana a Torrevieja habían estado varios sujetos de nacionalidad extranjera que de pronto se fueron sin dejar el menor rastro.

La dueña no aceptó las explicaciones que se le daban y no sabemos si denunció el hecho. Dicho suceso produjo tal revuelo en Torrevieja que, por aquellos días, se cantaban unas coplas alusivas a la desaparición de los cuadros.

Recuperación de los cuadros

Pasaron algunos años, y a mediados del mes de enero de 1925, la prensa de Madrid publicó una información según la cual la policía de la población canadiense de Widsor (Ontorio) buscaba a los propietarios de unos cuadros de Murillo y Velázquez descubiertos en la vivienda de un alemán de conducta sospechosa, desprovisto de documento de identidad.

Uno de los lienzos de “Judith” pintado por Bartolomé Esteban Murillo.

Los lienzos fueron encontrados sin marcos y parecían arrancados violentamente. Entre ellos se encontraba la “Inmaculada Concepción” y “Judith”, atribuidos a Murillo, y “Cristo coronado de espinas”, de Velázquez, así como varios paisajes antiguos.

La policía canadiense creyó que esos lienzos procedían de una colección de las que solían encontrarse en los castillos ingleses. Otra versión afirmaba que los ‘Murillos’ y el ‘Velázquez’ formaban parte de los numerosos objetos de arte desaparecidos en las regiones devastadas durante la Primera Guerra Mundial en Francia.

Enterada la vecina de Torrevieja de la noticia procedente de Canadá, anunció su propósito de hacer gestiones por la vía diplomática para averiguar si la Inmaculada encontrada por la policía de dicho país era la misma que desapareció de su domicilio.

Manuela Ros García, presentó una denuncia en el Gobierno Civil, asegurando que “hacía siete años desapareció de casa de unos amigos que residían en Torrevieja, donde lo tenía, un cuadro auténtico de Murillo, que pude ser uno de los descubiertos en Orotava, según se por la prensa”. Dicha instancia-denuncia fue admitida para su curso legal.

Desde Canadá, aquellas muestras de dos genios de la pintura española pasaron a Detroit (Michigan) en Estados Unidos, y a través del Gobierno de Madrid, se aviso a su propietaria Manuela Ros García, certificándose que eran los mismos que le habían sustraído en Torrevieja en 1915.

Rescatados a salvo y devueltos diez años después.

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