EL CRONISTA OFICIAL DE VIVEIRO (LUGO), CARLOS NUEVO CAL PODRÁ COMPARTIR A PARTIR DE AHORA SUS HISTORIAS ETNOGRÁFICAS
Solsticio del invierno 18. A punto para la luna llena. Magnífica exposición de belenes creados por Sito Otero Regal en la galería de la Fontenova. Presentación de mi último libro en la inmortal Mondoñedo. Entre los asistentes, ese gran maestro de las artes plásticas, que siempre lo ha sido, Juan Puchades.
¿He dicho maestro?. Otro muy especial, recibía una agarimosa despedida en su mágico espacio educativo, entre alumnos y compañeros de singladura. Pero no teman. Tal como me recordó hace muy pocos días, en el «chiringuito» de Porto Celeiro, el capitán José Pino: un marino y un médico, nunca se jubilan. Tampoco un profesor. Enseñar, cuidar, curar, navegar, son actividades eternas. Constituyen un mandato del Olimpo, entre tradiciones costumbristas, que se hacen ciencia y artes. Algo así como la práctica del Druismo Celta.
Nuestro amigo Carlos, romántico impenitente, se ha hecho más libre. Ahora podrá dedicar más tiempo a esa sociedad que tanto respeta y a la que devuelve con sus trabajos, lo que tal espacio-tejido social, nos ha dado. La tripulación de sus gentes, el Argos de la amistad, nos llevará a descubrir toda suerte de historias etnográficas que son las raíces de nuestro viejo pueblo gallego, mariñano, Mindoniense.
¿Cuántos alumnos de nuestras parroquias en la antigua Diócesis Britoniense Dumiense, han disfrutado con los conocimientos del maestro, que además tiene el don de la comunicación?. Y es que Carlos pertenece al mundo clásico, aquel que dejó discursos, epístolas, tratados, frases, tertulias y huellas imborrables de su ocupación.
La historia de Viveiro y sus personajes, tendrán a su paladín, más dispuesto que nunca para llevarlos a esos libros que disfrutarán próximas generaciones de eruditos. En su archivo recuperará documentos inéditos que compartirá con todos los que sentimos el orgullo de una estirpe culta, decente, trabajadora, con vocación de servicio público.
Vicente Míguez Salgueiro, lo llevará de puerto en puerto, tras la senda que dejan personas anónimas portadoras de lo que más agradece Carlos, esa tradición oral o ese periódico amarillento, que cuentan cómo fue la vida en el pasado, antes que el olvido lo entierre. Pablo Mosquera.