POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Cuando el vocabulario foráneo («foranu», decimos en Colunga) entra en la cocina suelen producirse situaciones léxicas y fonéticas la mar de curiosas. Yo conocí a una experta cocinera que al pudding lo llamaba «embudín»; a un maestro de obrador que al croisant le decía «curasán»; a un barman que confundía un curaçao con un «cura asao»… y, así, una letanía de disparates.
En ese rosario de recuerdos está el de una buena persona, muy cariñosa con los niños, que, atendiendo al hijo de una vecina, delgadín y mal comedor, le animaba con esta oferta:
«Vidina, ven a mi casa que voy facete un SANLUISÍN de huevín fritu!»
Y el niño, encantado con esta «tata», cenaba ovíparamente.
¿Y qué era un «sanluisín»?
Pues un sandwich pequeño ; un «sandwichín».
Estos de los huevos, debido a la polisemia de la palabra, da juego para muchos comentarios.
Como aquel caso de un camarero, atento y servicial, que para satisfacer el gusto de un comensal que había encargado unos huevos fritos, le preguntó:
.- ¿Desea el señor que le ponga sal en los huevos?
Respuesta del cliente:
.- No, muchas gracias. Ya les pongo yo polvos de talco.
En otros casos surge la vena poética de algún escritor con gran sentido de la ironía. Valga como ejemplo esta rima, al modo de Bécquer, escrita por el humorista y satírico don Jorge Llopis (1919- 1976):
¿Qué es huevo frito?
Dices mientras clavas
tu mirada en el pálido trasluz.
¿Qué es huevo frito?
¿Y tu me lo preguntas?
¡Huevo frito eres tú!
Escribía mi buen amigo José Manuel Vilabella que «mientras queden huevos para freír y tengamos pan para mojar, la patria y la vida de nuestros hijos están aseguradas».
Esperemos que así sea.
Y vamos con nuestro «SANLUIS».
Doren a la plancha, engrasada con mantequilla, dos rebanadas de pan de molde. En una practiquen un orificio para que pueda observarse la yema de un huevo.
Pasen un huevo a la plancha, colóquenlo sobre una de las rebanadas y cubran con la del «furaquín».
Si acompañan con un lecho de jamón de York, mejor que mejor.
¡Y a cenar!
Comprendo que la foto es mala, pero ilustra.