LOS VISITANTES PODRÁN MANIPULAR EL CÁLIZ DE DOÑA URRACA, SUPUESTAMENTE EL DE LA ÚLTIMA CENA, GRACIAS A UN PROYECTO DE REALIDAD VIRTUAL DE HP
Durante siglos, los arqueólogos (Indiana Jones, incluido) han estado intentando encontrar el Santo Grial, el cáliz con el que Jesucristo ofició la primera eucaristía. Hace tres años, dos historiadores afirmaron haberlo encontrado en la colegiata de San Isidoro, en León. Se trata del llamado cáliz de doña Urraca, la hija del rey Fernando I.
Desde entonces, esta joya se ha encerrado en una vitrina blindada para resguardarla de la desmedida curiosidad o devoción de los más de 100.000 visitantes que recibe al año el museo leonés. A partir de esta semana, la presunta Copa de Jesús va estar al alcance de las manos de los piadosos turistas que, gracias a la tecnología y a la realidad virtual, van a poder manipular y hasta casi tocar la más sagrada de las reliquias.
El Museo de León ha estrenado este martes, día 21 denoviembre un nuevo servicio realizado por la empresa HP que permite no solo contemplar de cerca y con todo detalle esta pieza mágica, sino manipularla a voluntad, gracias a un proyecto de realidad inmersiva denominado ZVR, desarrollado por la multinacional de las impresoras.
El abad de la Colegiata de León contempla el cáliz de doña Urraca con el servicio de realidad virtual de HP. RAMÓN MUÑOZ Secuoya-Quality
Con el permiso del Cabildo, HP sacó este verano un molde virtual exacto de esta sencilla copa de ónice del siglo I, a la que doña Urraca rodeó con todas sus joyas, para impedir que labio humano alguno borrara la huella sagrada de la boca de Jesús. Una orfebrería majestuosa compuesta de filigrana de oro, plata sobredorada y todo tipo de piedras preciosas para tapar el cuenco superior de piedra.
Durante tres meses, los ingenieros de la firma tecnológica desarrollaron el software necesario para construir un clon en 3D del cáliz. Al visitante le basta ponerse unas gafas especiales para que aparezca ante sus ojos este tesoro de orfebrería medieval para algunos, y el Santo Grial auténtico para otros. Entre estos últimos, la profesora de historia medieval, Margarita Torres, y el profesor de arte, José Miguel Ortega, que en su libro Los Reyes del Santo Grial proclamaron la autenticidad de la reliquia, desantandola controversia entre historiadores que nuiegan que sea la auténtica copa de la Última Cena.
“La historia tiene que ir de la mano de las nuevas tecnologías, porque la ciencia nos permite ir más adelante que lo dice una crónica o un pergamino”, asegura Margarita Torres, sobre el proyecto tecnológico. Esta historiadora medieval defiende la autenticidad “científica” del cáliz de doña Urraca, independientemente de las creencias.
Una copa del siglo I
“Podemos afirmar que el cáliz de doña Urraca es una copa del siglo I, de entre el año 30 y el 70, que se encontró en Palestina. Por lo tanto, podemos hablar de una copa de los tiempos en los que vivió Cristo y de la zona donde habitó. ¿La utilizó Cristo? Eso nunca lo sabremos, pero sí que fue venerada como Santo Grial desde el siglo IV. Entre medias hay un vacío de cuatrocientos años sobre el que nada sabemos”, certifica la historiadora y actual concejal de Cultura del Ayuntamiento de León.
El cáliz original de doña Urraca, un cuenco romano de ónice del siglo I adornado posteriormente con las joyas de la hija del rey leonés. RAMÓN MUÑOZ
Para escanear el objeto se ha utilizado una tecnología denominada escáner de luz fotopulsada o de luz blanca estructurada que emite un patrón de luz (normalmente de líneas paralelas) sobre el objeto. Dos cámaras 4K analizan la deformación del patrón al golpear sobre la superficie, y permiten a los sistemas de visión calcular dicha deformación, y poder así obtener la información tridimensional para formar el objeto en 3D. Esta imagen virtual que se ve al ponerse las gafas se puede acercar, alejar, voltear o girar gracias a un lápiz óptico. La imagen también se proyecta en dos pantallas para que la vean los visitantes.
El ingeniero jefe de HP, Miguel Ángel Turrado, afirma que cuando se proyectó el primer haz de luz del escáner sobre la superficie del ónice se produjo un resplandor anaranjado “casi sobrenatural, que nos dejó pasmados a todos, incluyendo al propio abad”.
Alejandro Viloria, ingeniero de I+D de HP y responsable técnico del proyecto, corrobora que técnicamente se han encontrado con tres dificultades: el efecto espejo que produce el oro cuando la luz genera un brillo no deseado; el efecto cuchara que refleja el cuenco superior del cáliz creando una doble holografía y, sobre todo, la luz que se filtra en las piedras preciosas y las hace semitransparentes, que no permiten el escaneo por este sistema. Así que, con la ayuda de fotografías y estudios de joyas, se han introducido virtualmente las amatistas, esmeraldas, aljófares, perlas y zafiros que rodean al sencillo cuenco romano hecho de ágata.
La fama del Santo Grial de León no solo ha trascendido las paredes de la bella colegiata románica de San Isidoro sino también las fronteras. Desde que se publicara el estudio de los dos historiadores, las visitas han crecido un 30%, sobre todo las procedentes de Estados Unidos y Gran Bretaña, según la directora del Museo, Raquel Jaén. “Y confiamos que la película sobre el cáliz que se estrenará el próximo año, atraiga más visitantes”, asegura la responsable del museo sobre Onyx , los reyes del Grial, la película que recrea la investigación con los actores Jim Caviezel y María de Medeiros como protagonistas.
El abad de la colegiata, Francisco Rodríguez, tras probar las gafas y ver el cáliz virtual frente a sus ojos, sentencia: “La mejor propaganda sobre algo es tener una experiencia positiva. Y esta tecnología facilita a mucha gente el conocer un objeto admirable, el no verlo como algo estático en una vitrina. Y estoy seguro de que este proyecto contribuirá a difundir el cáliz gracias al boca a boca”.
Desde que se publicara el estudio Los Reyes del Grial, sus autores Margarita Torres y José Miguel Ortega, han saltado a la fama, un terreno poco común para un historiador medievalista. Pero también han tenido que enfrentarse a una catarata de críticas de colegas suyos que les han acusado de poco rigurosos cuando no directamente de alimentar un fraude.
“Siempre hay gente que busca protagonismo. Todo esto nació de una investigación maravillosa que comenzó en año 2010 y ni siquiera tenía como objetivo buscar el cáliz de Cristo en absoluto, sino que estábamos estudiando objetos musulmanes que se encontraban en el Museo de León, muchos de los cuales procedían de Egipto”, asegura Margarita Torres.
La historiadora enfatiza que nadie puede negar tras su trabajo que efectivamente el cáliz original que se encontraba en Jerusalén fue enviado a Egipto, luego a Denia, y finalmente a León, donde lo vistió con sus joyas doña Urraca, la hija del rey Fernando I, para protegerlo. Y así ha permanecido durante diez siglos, escondido entre otras muchas joyas en un estante normal de la colegiata sin que casi nadie reparara en él hasta ahora.
En efecto, el trabajo de los dos historiadores defiende que el cáliz que antaño se custodiaba en la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén viajó primero a Egipto y después, a mediados del siglo XII, el califa fatimí se lo envió al emir de la taifa de Denia como regalo de agradecimiento. Egipto sufría una grave hambruna y el entonces califa, Al-Mustansir, pidió ayuda a las taifas. Solo Denia le respondió fletando un barco con víveres. El emir, a cambio, pidió que le mandaran la reliquia cristiana, para regalársela al entonces gobernante más poderoso de la península Ibérica, Fernando I, rey de León, padre de la infanta doña Urraca.
La competencia valenciana
Las puyas también han venido de la propia curia. En este caso de las autoridades eclesiásticas de Valencia que, cuando comenzó a hacer ruido en los medios el cáliz de doña Urraca, se apresuraron a proclamar que el verdadero Santo Grial es el que se venera en la Catedral de Valencia. “En el siglo XIV un rey de Aragón y de Valencia como fue Jaime II, solicitó al sultán de Egipto el cáliz de Cristo. Si realmente ese cáliz ya estaba allí no lo hubiera pedido”, repone Torres en defensa de la reliquia de la colegiata leonesa, famosa hasta ahora por los frescos considerados como la Capilla Sixtina del románico.
Uno de los más duros con el trabajo de los historiadores leoneses ha sido Carlos Ayala, catedrático de Historia Medieval de la Universidad Autónoma de Madrid, quien no dudó en señalar que el ensayo pretendía “convertir en historia lo que es mera tradición literaria, algo inconcebible para un historiador profesional”.
“No se puede criticar un libro como hizo él antes de que salga impreso, porque entonces no lo había leído. Y cuando lo leyó, no atacó las bases históricas de nuestra investigación sino que discutió sobre si una frase estaba mejor o peor traducida. Evidentemente que puede haber matices de traducción. Pero lo que es el armazón histórico del libro se sostiene como han corroborado autoridades vinculadas al Instituto Smithsoniano, que es la máxima referencia mundial”, se defiende Torres, que se muestra apenada porque su obra haya sido recibida con más comprensión en el extranjero que aquí.
Fuente:
https://elpais.com/economia/2017/11/17/actualidad/1510946700_545588.html