EL IMPACTO DE AQUEL ESTUDIO -OBRA DE LA LEONESA MARGARITA TORRES Y DEL VALLISOLETANO JOSÉ MIGUEL ORTEGA- REVIVIRÁ EN UNOS MESES EN TODO EL MUNDO GRACIAS A LA PELÍCULA BASADA EN SU LIBRO ‘ONYX. LOS REYES DEL GRIAL’
La leyenda del Santo Grial sigue viva en León. La investigación que vinculó el cáliz de doña Urraca con la copa usada por Cristo en la Última Cena ha disparado en los últimos años hasta un 45% las visitas al Museo de San Isidoro, donde se atesora la pieza.
El impacto de aquel estudio -obra de la leonesa Margarita Torres y del vallisoletano José Miguel Ortega- revivirá en unos meses en todo el mundo gracias a la difusión internacional de la película basada en su libro. ‘Onyx. Los reyes del Grial’ también dará el salto al video doméstico a finales de enero. Quizás ambas circunstancias propicien un nuevo incremento de curiosos.
«Desde que salió a la luz el estudio, muchos de nuestros visitantes vienen preguntando por el cáliz de doña Urraca», reconoce la directora del museo, Raquel Jaén, que no tiene ninguna duda de la causa del incremento de las cifras. «Al principio aparecieron peregrinos incluso con los recortes de prensa, de lugares de lo más variopinto: Australia, Canadá o Estados Unidos… En la actualidad, sobre todo es un público de origen hispanoamericano y, dentro de este contexto, México es, sin duda, el país donde más repercusión ha tenido el estudio».
- «Ese tipo de copas rituales dejan de usarse en el 70 de nuestra era. Es difícil que se trate de una falsificación»
JOSÉ MIGUEL ORTEGA | HISTORIADOR
Los datos son inequívocos. Los años previos a 2014, fecha en la que se dio a conocer el libro Los reyes del grial, que recoge la citada investigación, el Museo recibía 74.000 visitantes anuales. Ese mismo año ya se notó un 22% de incremento y llegaron a los 91.288. En 2015 la cifra creció hasta 100.973 y un año más tarde se alcanzó el récord con 107.910 personas, un 45% más que antes del descubrimiento. En los siguientes 2017 y 2018 el número de asistentes se redujo un poco (105.872 y 104.215), pero sin bajar del 40% de incremento. En lo que va del año actual, hasta noviembre, 88.400 personas han acudido al museo.
La polémica desatada con Valencia, que alberga otra copa de periodo romano que también reclama su condición de copa de Cristo, ha provocado asimismo que destaque la presencia de valencianos entre los visitantes de San Isidoro. «Dentro de España, los valencianos gustan de venir a visitarnos y tratar de defender su pieza, dada la polémica planteada, pero siempre en tono cordial y amistoso», reconoce la directora Raquel Jaén.
La investigación de Margarita Torres y José Miguel Ortega alcanzó un impacto internacional inusitado -e inesperado por sus autores- al hacerse eco de ella la agencia internacional de noticias France Press. «La ABC News dedicó a la noticia dos minutos en su telediario y a la semana siguiente vinieron a interesarse equipos de Brasil, de Gran Bretaña…», recuerda José Miguel Ortega. Expertos en redes valoraron que la noticia fue, de entre las noticias positivas relativas a España, la que tuvo mayor repercusión mundial en ese año. Y eso fue sólo el principio.
- «Antes de que el libro estuviera disponible, ya aparecieron académicos criticándonos. Fue un auténtico choque»
MARGARITA TORRES | PROFESORA Hª MEDIEVAL (ULE)
En el Reino Unido se realizaron cuatro documentales sobre el tema que reclamaron la participación de los autores del estudio. Uno de ellos financiado por el mítico instituto Smithsonian «que le dio un enfoque bastante favorable a nuestro trabajo», recuerda Ortega. Pero también la cadena Discovery Max difundió un documental que dio a conocer el ‘grial leonés’ en Estados Unidos, Alemania, Italia o Francia, amén de la propia España.
El año pasado, Robert Girault dirigió el documental ‘Onyx. Los reyes del grial’ con un reparto internacional que incluye a actores como Jim Caviezel, María de Medeiros o Anthony Howell, entre otros, con producción de la Fundación Nemesio Díez. La película, que dramatiza la investigación del libro en el que se basa, se presentó en la Seminci y se estrenó en España y en algunos festivales, pero su lanzamiento mundial se producirá en marzo del próximo año. «Desde el principio el proyecto se proyectó con mirada internacional, por eso su lengua original es el inglés y optamos por actores internacionales», explica Oscar Cifuentes, portavoz de la productora. «Uno de los objetivos era posicionar León internacionalmente y eso ya se ha logrado, y esperamos que ahora se refuerce». El actor principal, Jim Caviezel, ha vuelto a España en dos ocasiones para visitar el cáliz de doña Urraca, y para realizar el tramo leonés del Camino de Santiago.
El impacto internacional de la investigación desató también el debate y la controversia. «Antes de que el libro estuviera disponible, ya aparecieron académicos criticándonos», recuerda con sorpresa Margarita Torres, profesora de Historia Medieval de la Universidad de León. «Aquello fue un auténtico choque; esos días se me cayó por los suelos el mito de la seriedad y rigor del mundo académico». Y eso que pusieron a disposición de los investigadores los documentos principales en los que se había basado su trabajo, para que pudieran contrastarlos. Entre ellos unos pergaminos hallados de forma casual en Egipto, en la biblioteca de Al Assar. «Llegaron a decir que los habíamos traducido mal. Pero nuestra traducción ha sido corroborada por varios expertos, incluidos los de la fundación Smithsonian».
Llegados a este punto conviene realizar dos precisiones. La primera, que hablamos del Santo Grial como sinónimo del cáliz que Cristo usó en la Última Cena, pero el Santo Grial es una creación literaria con unas connotaciones que van más allá de la realidad física de un objeto sagrado. La segunda es que es imposible saber si el cáliz que se conserva en San Isidoro, o cualquier otro posible candidato, es el que se usó efectivamente en el acontecimiento recogido en la Biblia y que funda la Eucaristía, porque transcurrieron más de tres siglos hasta que aparecieron las primeras noticias de la copa de Cristo. Ese vacío es insalvable.
Esas peregrinaciones sólo fueron posibles a partir de 313, cuando Roma aprueba el Decreto de Milán que declara al cristianismo religión lícita, lo que permite a sus fieles salir de las catacumbas. Por ello antes no había posibilidad alguna de venerar públicamente ninguna reliquia.
«Las características del objeto se corresponden con la época, y hay que tener en cuenta que ese tipo de copas rituales dejan de usarse en el año 70 de nuestra era. Esto dificulta el que pueda tratarse de una falsificación intencionada realizada en la Edad Media», explica José Miguel Ortega. Este dato es decisivo para descartar la inmensa mayoría de las 200 vasijas repartidas por todo el mundo que pretenden ser la usada por el fundador del cristianismo. El vaso de Valencia es de los pocos que es romano y de la misma época y que está realizado en el mismo material.
La pregunta inevitable es ¿cómo fue a parar la copa de Cristo desde el templo donde la naciente Iglesia cristiana la custodiaba hasta el Museo de San Isidoro de León? Eso es justamente lo que cuenta la investigación del libro que sirve de base a la película.
El cáliz aparece documentado por primera vez en el siglo IV y se sabe que se mantuvo en la iglesia del Santo Sepulcro hasta el siglo X por un informe oficial de esa época elaborado por un funcionario de Carlomagno en el que se documenta que hay dos funcionarios encargados de custodiar el Cáliz del Señor.
Otros testimonios permiten llenar el lapso que va desde el siglo IV al IX y acreditar la continuidad del objeto. Pero en la segunda mitad del siglo XI el enfrentamiento entre Bizancio y el califa fatimí se salda con el saqueo del Santo Sepulcro y el apresamiento de 3.500 cristianos. De este modo iría a parar el vaso sagrado a las manos del líder musulmán. Pero sólo lo conservaría unos meses. Porque estos enfrentamientos coinciden en el tiempo con una gran hambruna que padece Egipto y que provoca una llamada de auxilio del califa a la que sólo responde con generosidad la taifa musulmana española de Denia. En agradecimiento el califa les envía una serie de objetos preciosos, y entre ellos, por demanda de la propia taifa, la copa de Cristo que acababa de llegar de Jerusalén. Extrañado por la petición, el califa pide explicación de tan singular requerimiento de los españoles y la que recibe es que Denia quiere utilizar la reliquia para regalársela al rey de León Fernando I y garantizarse la paz en una época en la que el monarca leonés suponía una peligrosa amenaza, pues había llegado con sus ejércitos hasta las mismas puertas de Valencia.
Los pergaminos hallados en la biblioteca de Al Assar en el año 2010, desconocidos hasta entonces, hacen referencia a estos acontecimientos y son la base que llevó al equipo vallisoletano y leonés a proclamar -tras cuatro años de investigaciones y comprobaciones- que la copa incorporada al cáliz de doña Urraca, y que hoy puede verse en el Museo de San Isidoro de León, protegida tras un cristal blindado, es la misma que estaba en el Santo Sepulcro, y la misma que debieron llevarse los musulmanes de Jerusalén, donde ha sido venerada durante al menos seis siglos como la copa que Jesucristo usó en la última cena.
¿Cómo llegó la copa a León?
La pregunta inevitable es ¿cómo fue a parar la copa de Cristo desde el templo donde la naciente Iglesia cristiana la custodiaba hasta el Museo de San Isidoro de León? Eso es justamente lo que cuenta la investigación del libro que sirve de base a la película.
El cáliz aparece documentado por primera vez en el siglo IV y se sabe que se mantuvo en la iglesia del Santo Sepulcro hasta el siglo X por un informe oficial de esa época elaborado por un funcionario de Carlomagno en el que se documenta que hay dos funcionarios encargados de custodiar el Cáliz del Señor. Otros testimonios permiten llenar el lapso que va desde el siglo IV al IX y acreditar la continuidad del objeto. Pero en la segunda mitad del siglo XI el enfrentamiento entre Bizancio y el califa fatimí se salda con el saqueo del Santo Sepulcro y el apresamiento de 3.500 cristianos. De este modo iría a parar el vaso sagrado a las manos del líder musulmán. Pero sólo lo conservaría unos meses. Porque estos enfrentamientos coinciden en el tiempo con una gran hambruna que padece Egipto y que provoca una llamada de auxilio del califa a la que sólo responde con generosidad la taifa musulmana española de Denia. En agradecimiento el califa les envía una serie de objetos preciosos, y entre ellos, por demanda de la propia taifa, la copa de Cristo que acababa de llegar de Jerusalén. Extrañado por la petición, el califa pide explicación de tan singular requerimiento de los españoles y la que recibe es que Denia quiere utilizar la reliquia para regalársela al rey de León Fernando I y garantizarse la paz en una época en la que el monarca leonés suponía una peligrosa amenaza, pues había llegado con sus ejércitos hasta las mismas puertas de Valencia.
Los pergaminos hallados en la biblioteca de Al Assar en el año 2010, desconocidos hasta entonces, hacen referencia a estos acontecimientos y son la base que llevó al equipo vallisoletano y leonés a proclamar –tras cuatro años de investigaciones y comprobaciones– que la copa incorporada al cáliz de doña Urraca, y que hoy puede verse en el Museo de San Isidoro de León, protegida tras un cristal blindado, es la misma que estaba en el Santo Sepulcro, y la misma que debieron llevarse los musulmanes de Jerusalén, donde había sido venerada durante al menos seis siglos como la copa que Jesucristo usó en la Última Cena.
Fuente: https://www.leonoticias.com/ – VIDAL ARRANZ