POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN)

Quiero recoger distintos artículos sobre el libro de Protocolos de la Orden Trinitaria y evocar algunos momentos y hechos que puedan resultar de interés.

Debo agradecer al último superior Pascual Villegas, la facilidad que dio para que se digitalizase la documentación, así como la labor de Pedro Antonio Morcillo, por su inmenso y perfecto trabajo, realizado de manera altruista.

En su primera página está escrito: “Hechos principales de esta casa del Santuario de la Virgen de la Fuensanta, desde su fundación. Con motivo de haberse extraviado todo lo referente a esta casa por la guerra civil, que comenzó el 18 de julio de 1936, referiremos las cosas de que se tenga exacta noticia desde su fundación para conocimiento de los venideros. Firma, Fray Agustín de la Concepción, 24 de junio de 1947”.

Origen del Santuario de Ntra. Sra. de la Fuensanta. La Tradición
El rey Alimenón- más bien gobernador- de Iznatoraf, sabedor que su mujer se hubiera convertido a la religión cristiana y más sobre todo porque sus ministros le exigieran el cumplimiento de las leyes, mandó que el bosque que se extiende más debajo de la falda de Iznatoraf, en el lugar llamado La Moratilla, le cortasen las manos y le sacasen los ojos, y la dejasen abandonada para que pereciese.

El Milagro

Se ejecutó la orden del rey y la reina viéndose desamparada de todo auxilio humano, invocó a la Santísima Virgen que veneraban los cristianos de Iznatoraf- muchos de ellos presos en las mazmorras- y la celestial Señora quiso consolar a la desgraciada reina apareciéndosele, mandándole lavar las manos con el agua de una fuente que allí brotaba, recobrándolas de nuevo por un milagro y haciendo lo mismo con los ojos- por mandato de la Virgen- repitiéndose el milagro.

El rey se convierte

Enterado el rey del milagro se convierte a nuestra santa religión y mandó construir una ermita en el lugar del milagro, para que en ella fuese venerada la Santísima Virgen, y la tradición dice que también se construyó una fortaleza para defensa contra los moros.

Después de algún tiempo el rey de Almería vino en el conocimiento del cambio de religión de su Prefecto y magnates de Iznatoraf y envió tropas para reducirlo y los cristianos viendo que no podían resistir se retiraron- llevándose con ellos la imagen de la Virgen- a un monte llamado “Chincoya”, al otro lado del Guadalquivir.