POR MARIA TERESA MURCIA CANO, CRONISTA OFICIAL DE FRAILES (JAÉN)
Se sitúa en Moclín, un pueblecito de los Montes Occidentales de Granada, Moclín es centro administrativo de una serie de anejos (Tiena la Baja, Olivares, Puerto Lope, Tózar, Limones). De origen musulmán, Moclín (Hisn-al-Moclín) significa lugar de distrito. Es fácil imaginar por qué se escogió este lugar, ya que su situación es privilegiada y desde los escarpados montes de su accidentado terreno se domina un vasto y extenso territorio de las provincias de Granada y Jaén; todo ello hizo de Moclín, con su castillo, una fortaleza casi inexpugnable, lo que le valió el sobrenombre de escudo del Reino de Granada. El 26 de junio de 1486, tras un asedio, Moclín se entrega a los Reyes Católicos. Hasta la toma de Granada continuará siendo una plaza de vital importancia, custodiándose los más valiosos rehenes al amparo de sus murallas; en el período comprendido entre 1486 y 1492 los Reyes Católicos, junto con la Corte de España, pasarían largas temporadas en este castillo.
Una vez conquistado Moclín, en 1486, fue regalado al pueblo por los Reyes Católicos. El lienzo representa al Nazareno con la cruz al hombro en ademán de caída, viéndose en el trasfondo el pueblo y el castillo de Moclín. La imagen del Cristo lleva siendo venerada en la iglesia de Moclín desde su construcción en los primeros años del siglo XVI; su culto, sin embargo, no llegaría a hacerse verdaderamente popular, ni ser objeto de la visita de numerosos forasteros como en la actualidad hasta bien entrado el siglo XVII; según la tradición más antigua, que se conserva y se transmite de padres a hijos, …hallándose esta imagen sin todo el culto que era debido, con ocasión de haberla sacado para limpiarla, habiéndola lavado con agua y un lienzo, la pusieron a que se enjugase al sol; el sacristán de la iglesia, de cuyo nombre no ha quedado memoria, que se hallaba con la vista tan empañada de nubes (cataratas) que casi estaba ciego, llevado de un extraordinario fervor de devoción e interior impulso, llegó a besar el pie de la Sagrada Imagen, y, sin pensarlo, se halló de repente sano del ‘paño’ y con la vista clara y perfecta. De aquí viene, pues, el nombre dado al Cristo, debido a esta enfermedad a la que vulgarmente se le denominaba paño.Ç
Después vendría la mitificación y la devoción popular que ha implantado la creencia de que el cuadro, con sólo tocarlo proporciona la salud. La gente pasa un paño por el cuadro, como el sacristán que lo limpió, y el cuadro adquiere, según la convicción de la gente, propiedades curativas. A partir del primer milagro atribuido al Cristo del Paño, surgió entre los vecinos de los alrededores la costumbre de la romería. Los romeros procedían en su mayor parte de las provincias de Jaén, Córdoba y Granada. El día 4, víspera de la fiesta, iban llegando las carretas y esta llegada era esperada por la población. Ante la incapacidad de albergarse todos en el pueblo, la mayoría de los romeros pasaba la noche en el campo, mientras duraba su estancia allí. Las eras y alrededores de Moclín eran poblados por multitud de personas acampadas; se podían ver, asimismo, muchos tenderetes de vendedores de variados productos propios de la estación, como melones, castañas, etc. Se producía durante estos días la feria de ganado, siendo la de Moclín una de las de mayor importancia de la zona; en ella se intercambiaban, compraban o vendían toda clase de animales, dándose cita en estos días ganaderos, agricultores y tratantes de ganado de la comarca y alrededores.
Según sigue contando la tradición, la procesión empezaba con la salida del cuadro del santuario, que se halla en la cima de la colina; a lo largo del recorrido no faltaban los tullidos y mendigos, que obtenían interesantes beneficios gracias a los fervorosos devotos; durante todo el trayecto iba girándose el cuadro, según dicen, para que pudiese ser visto por todo el mundo allí concentrado. No faltaba en las conversaciones el relatar los milagros y favores recibidos. Gran parte de los peregrinos venían a cumplir promesas de forma variada. Los había que subían la empinada cuesta hacia el santuario de rodillas, descalzos, brazos en cruz, con algún pequeño en brazos, etc.
Durante la mañana y la tarde van moviéndose las gentes, entre chiringuitos, puestos de recordatorios del Cristo del Paño, de otros curanderos y santos (Virgen de las Angustias de Granada, Virgen de la Cabeza de Andújar, fray Leopoldo, santo Custodio y santo Manuel), y la procesión del inmenso cuadro del Cristo del Paño que baja del castillo y se pasea por el pueblo, entre un espeso olor a cera y sudor humano. Siguen presentes los mendigos, tullidos y niños en la miseria y abandono. Se siguen viendo las promesas que se cumplen: gente descalza que viene andando de lejos o que acompaña durante todo el recorrido de la procesión, personas que suben de rodillas la cuesta que va a la iglesia. El contacto con lo sagrado por el tacto es algo importante. Se ven muchas personas que quieren tocar el cuadro, o que suben a los niños para que lo toquen o pasan por él prendas de vestir o pañuelos. Se dedican a esta tarea algunos de los que se encontraban más cerca del cuadro recibiendo los niños o los objetos de la gente.
Del libro: Enigmas de la Sierra Sur. Editorial Toral-Soler. Alcalá la Real 2021