POR ANTONIO LUIS GALIANO, CRONISTA OFICIAL DE ORIHUELA
Tal como están las cosas, si hacemos referencia al número séptimo, es posible que lo acompañemos con el sustantivo ‘mandamiento’, que por mandato divino es no robar. Tiene gracia que este número ordinal que ocupa el lugar después del sexto, cuando lo transformamos en cardinal se nos va de las manos al hacer referencia a cantidad. Con lo cual, casi es preferible quedarnos en un lugar aunque, como decíamos, haga referencia a un mandamiento que a ese siete que puede ir acompañado de muchos ceros camino de Panamá o de otros afrodisíacos lugares, en los que el placer se reduce a contar billetes y billetes hasta setenta veces siete. Por cierto que, cuando nos hacemos un enganchón en la ropa, tal vez por la forma que adopta, siempre decimos que nos hemos ocasionado un siete, y si fuera siete veces seguidas hablaríamos del séptimo siete.
Pero hay séptimos que han hecho historia como el del regimiento de Caballería de Estados Unidos al mando de Custer, que se encargó de aniquilar a los indios sioux y cheyenes, entre otras tribus, o aquella película muda de 1927, que obtuvo cuatro Oscar, dirigida por Frank Borzage y que llevaba por título ‘El séptimo cielo’, en la que una joven dedicada al oficio más antiguo de este mundo se enamora de un limpiador de alcantarillas, el cual es ascendido a barrendero. La pareja se va a vivir a un lúgubre cuartucho en la séptima planta de un edificio, siendo para ello el cielo. Pero cuando decimos séptimo, muchas veces lo acompañamos con el sustantivo arte, refiriéndonos al cine. Hemos de recordar que esta clasificación de las artes es de origen helénico y que, en un principio acogía sólo a la arquitectura, escultura, pintura, música, danza y poesía. Un par o tres décadas después del invento del cinematógrafo, éste pasó a ser incluido en dicha ordenación, gracias a la obra de 1911, de Ricciotto Canudo, el ‘Manifiesto de las siete artes’.
Pues bien, a este séptimo arte nos vamos a referir y la relación que ha tenido con personajes oriolanos o que han residido en Orihuela, limitándonos a aquellos que podemos considerar como generaciones pasadas o alguno de mi generación, dejando para otra ocasión a las jóvenes promesas de nuestra tierra dentro de este campo. De algunos actores, como José Marco Davó, que nació en la Casa del Paso cuando era cuartel de la Guardia Civil, y de Pedro (Sánchez) Terol, ya hemos tratado con anterioridad, los cuales tienen en común el haber vivido en la calle del Río, en la que también habitaba en 1922, el actor Antonio Prieto Puerto, nacido en Aspe y que intervino en películas como ‘Por un puñado de dólares’, ‘Los Tarantos’ y ‘Tarde de toros’, entre otras. Y en esa misma calle, vivió Antonia Abad, ‘Sara Montiel’ nacida en Campo de Criptana, cuyo padre tenía una bodega esquina al Puente de Poniente, en 1935, en la que, con ocasión de la Feria de Agosto de ese año ofrecía el vaso de vino con aperitivo por 10 céntimos.
Sara Montiel, siempre recordó a Orihuela, pues sus primeras actuaciones fueron allí, y, de aquí salió de la mano del periodista oriolano Ángel Ezcurra Sánchez, triunfando primero en Hollywood, y luego en España con ‘El último cuplé’, al que siguió ‘La violetera’, y otras como ‘Carmen la de Ronda’ en la que compartió reparto con Marco Davó. Vinculado con el cine, el ya citado Ángel Ezcurra que en los años cuarenta del pasado siglo formó parte de la productora cinematográfica Focofón SA, su hijo, el también periodista José Ángel Ezcurra Carrillo colaboró también en la misma, y en 1952, fundó Producciones Cinematográficas Teide y fue guionista de algunas películas, como ‘Tercera escuadra’. Padre e hijo, nacidos en Orihuela siempre estuvieron vinculados con esta tierra, al igual que su sobrino y primo, respectivamente, Joaquín Ezcurra Alonso, Hijo Adoptivo de la Ciudad de Orihuela, que también hizo sus pinitos en el Séptimo Arte como extra en ‘Alhucemas’ (1948), interpretada por Julio Peña y José Bódalo. Dentro de los oriolanos que han tenido papeles protagonistas tenemos al pintor y caricaturista Alfonso Ortuño, que participó en ‘Madre Gilda’, ‘Duerme, duerme mi amor’ y ‘Oro rojo’, esta última infumable. Otro oriolano, Joaquín Germán Grech, tuvo un papel secundario en ‘La diligencia de los condenados’ (1970). Dentro de los directores y guionistas, Angelino Fons Fernández, madrileño de nacimiento que residió muchos años en Orihuela, destacó por sus guiones de ‘La Caza’ y por la dirección de ‘La busca’ y ‘Marianela’.
Dejamos para el final, la participación oriolanos como extras. Este es el caso de Juanjo Soria (Pina), en ‘Despedida de soltero’; algunos estudiantes en Madrid, entre ellos Emilio Griñó, creo recordar en ‘Margarita se llama mi amor’; Trino Meseguer Vaillo, en ‘La caída del Imperio Romano’. Avecindado muchos años en nuestra ciudad, el futbolista y profesor Ángel Castejón, que apareció en ‘El fenómeno’ junto con Fernando Fernán Gómez. Asimismo, durante los rodajes en Torrevieja y Playas de Orihuela de las películas ‘El tesoro de Macuba’, ‘Robinson y el triciclo’ con el actor francés Darry Cowl, en la que en el puerto torrevejense apareció una ballena y ‘Tabú’; jóvenes veraneantes oriolanos como Ángel Bejarano Galiano hicieron sus incursiones como extras en el mundo del Séptimo Arte.
Pero, este séptimo siempre ha generado cultura, salvo algunas excepciones, mientras que el otro séptimo, el de los mandamientos, ha dado lugar a la falta de solidaridad al apropiarse de lo ajeno. Así, que descendamos del séptimo cielo, y a por ellos con el Séptimo de Caballería al frente de Custer. Mientras, nuestro recuerdo a todos aquellos oriolanos o vecinos de esta tierra que se inmortalizaron en el Séptimo Arte, en papeles más o menos importantes, o simplemente como extras, teniendo la seguridad que se nos olvidan algunos, pero, los tendremos en cuenta en otra ocasión.
Fuente: http://www.laverdad.es/