EL SERMÓN DE LAS SIETE PALABRAS (EL MONTE) Y SU HISTORIA
Mar 25 2024

POR CARLOS AZNAR PAVIA, CRONISTA OFICIAL DE LA VILLA DE ASPE (ALICANTE)

“Las Siete palabras de Cristo en la Cruz fueron recopiladas y analizadas en detalle por vez primera por el Monje Cisterciense Arnaud de Bonenval (1156) en el siglo XII. A partir de ese momento las consideraciones teológicas y piadosas de estas palabras se multiplican. Pero fue San Roberto Berlamino (Doctor de la Iglesia, 1524-1621) quién más impulso su difusión y practica al escribir el Tratado Sobre las Siete Palabras pronunciadas por Cristo en la Cruz. Desde entonces se propago la costumbre de predicar el “Sermón de las Siete Palabras” en la mañana o mediodía del Viernes Santo.

“Sermón de las Siete Palabras, conocido también por el Sermón de las tres horas (Viernes Santo), tuvo su origen en Lima (Perú) siendo su fundador el padre Alonso María de la Compañía de Jesús de donde dicha devoción pasó a Chile, Panamá, Méjico, etc. Y por fin a España, donde empezó a practicarse en Cádiz y Sevilla extendiéndose posteriormente al resto de la península. Hallándose de paso por Cádiz el compositor Haydn, en las postrimerías del siglo XVIII, ofreció componer un Oratorio para ejecutarse en tal ocasión, promesa que cumplió en el año 1785 componiendo el universalmente conocido por el de las Siete Palabras”.

Las primeras noticias que se tienen en Aspe de su representación y predicación, se remontan al periodo que tuvo la actual Basílica como párroco a D. Antonio Muñoz Díez, estos fueron los años 1844-1880. Este sacerdote era natural de Aspe y fue uno de los primeros predicadores del citado sermón, además a él se le debe gran parte de la ornamentación, así como el tabernáculo y el órgano destruidos en el asalto del 13 de agosto del año 1936 a la Parroquia de Ntra Sra del Socorro. A este sacerdote también se la debe la Santa Cruz del Monte. El 16 de marzo del año 1980, 10 días antes de su muerte, celebró junto con unos padres misioneros una misa de campaña en la explanada donde ese día se colocó la Cruz.

El Monte 1951

D. Alejandro Jimeno Cremades, el cura de Alcalali que murió leproso por atender a los leprosos, era natural de Aspe y conocía muy bien sus tradiciones. El cura Muñoz conociendo sus habilidades le hizo un extraño encargo. Este consistió en la imagen de un Cristo Crucificado para “El Monte”, pero le pidió que fuese articulado y D. Alejandro, acepto el encargo.

Muchas y valiosas obras de arte salieron del taller que don Alejandro tenía en Alcalali, pero sin lugar a dudas la obra de la que más orgulloso se sentía, fue este Cristo hecho con ingeniería mecánica que le valió el sobre nombre de “el Leonardo Da Vinci de Alcalali”. Las fechas de la salida de su taller, tanto del traje del Nazareno como la del Cristo articulado coinciden, año 1863, la etapa de más creatividad de este sacerdote. Él mejor que nadie conocía las tradiciones de su pueblo Aspe, y quiso hacer un Cristo Crucificado que le diera Máximo realismo al Sermón de las Siete Palabras “El Monte”. Cuando el sacerdote pronunciaba la última palabra, la cabeza de la imagen se inclinaba hacia delante tres veces, la última más pronunciada hasta quedar la barbilla pegada al pecho y el pelo cubriéndole la cara, por todo esto y por la emotiva parte musical compuesta por Higinio Marín. Él, que también coincide su estancia en Aspe unos años antes que las fechas dadas, año 1859, hacía que esta representación fuese única y que acudiese gente de toda la comarca, hasta el extremo de que la iglesia tenía que abrir todas sus puertas. Una vez acabado el sermón se procedía al descendimiento y a colocar a la imagen en la “cama”, que es como se le llamaba y aún en nuestros días al Santo Sepulcro, a la imagen se le llamaba popularmente “el Cristo de las Cabezas”.

Aquel Cristo articulado permanecía todo el año como Cristo Yacente en el nicho donde está el actual, que es la capilla de la Virgen de los Dolores. Era una imagen articulada con pelo natural que le caía en cascada sobre los hombros, sus rodillas se doblaban a cualquier postura lo mismo que sus brazos y cuello. La talla era de madera noble y las articulaciones estaban muy bien disimuladas, aunque una sábana o sudario le cubría todo el año el cuerpo no la cara. Su cabeza descansaba en una preciosa almohada, que mi abuela paterna Marina Botella Cañizares le había confeccionado con encaje de bolillos. Mi abuela era una auténtica maestra en este arte, le hizo dos almohadas la que tenía en el nicho y otra más recargada de encajes, para la procesión del Santo Entierro, en la que la sabana que lo cubría también era de fina tela bordada. Mi abuela le

levantaba la cabeza para colocarle la almohada y el tacto de sus manos con la cabeza y el pelo la sobrecogían, pues según ella, era como un auténtico cadáver humano.

Josefina Calatayud Minguillo, era la depositaria de la hermosa sabana, que cubría el cuerpo del Cristo Yacente, y cuando se la colocaba la tarde de viernes Santo opinaba lo mismo que mi abuela.

Todas las personas mayores de Aspe hemos oído alguna vez, que los oradores que se traían para predicar el Monte eran excepcionales, el tiempo que duraba el sermón que era de tres horas, el público que llenaba el templo ni se movía además de que del predicador dependía el éxito de la representación. Él tenía que tocar los sentimientos para que estos aflorasen y que el espectador se sintiera parte del drama de la muerte de Cristo en la Cruz, dónde pronunció sus últimas siete palabras.

La lista de aquellos grandes oradores con una pequeña biográfica de los más destacados, se publicó en la Revista de Semana Santa “El Monte” número 11 del año 2011 con el título “El Sermón de las Siete Palabras (El Monte) sus predicadores y la última representación del siglo XX en el año 1955”. Este trabajo es una continuación de aquel, para poder enlazar las dos etapas de este sermón tan nuestro. La primera que va del año 1859 hasta el año 1955 y la segunda su recuperación en el año 2005. En este primer periodo hay constancia de que él “Monte” fue patrocinado por la Hermandad de Jesús Nazareno, una de la hermandades más antiguas de la Semana Santa aspense. En su fecha de fundación consta el año 1883, pero hay datos que la sitúan muchos años antes.

Predicadores que se ha podido rescatar en el primer periodo del “Monte”.

D. Antonio Muños Díez, sacerdote natural de Aspe, D. Carlos Soria Rodríguez, Párroco de Aspe. D. Jenaro Candela Alenda, Canónigo, de la Catedral de Orihuela natural de Aspe, D. Antonio Soria Gabaldón, Sacerdote, natural de Aspe, D. Francisco Frutos Valiente, natural de Murcia, Obispo de Jaca y de Salamanca, Fray Justo Pérez de Urbel y Santiago, natural de Pedrosa del Río (Burgos) primer Abad del Monasterio del Valle de los Caídos, Zaonero Vivó, Magistral de la Catedral de Valencia, José San Feliu, Magistral de la Catedral de Orihuela, Francisco Navarro López, Canónigo de los Padres Capuchinos de Albacete, Padre Estanislao, Prior del Convento de Orito, D. Francisco Cerdán Navarro, Rector del Seminario de Barcelona, natural de Aspe, D. Francisco

Galvañ López Sacerdote, Natural de Aspe, D. Vicente Galvañ López, Canónigo, de la Catedral de Orihuela, natural de Aspe, Padre Venavén, Canónigo de la Catedral de Valencia, D. Filiberto Aguirre Párroco de Aspe, D. Saturnino Pomares, Párroco de Aspe, D. Luis López Castroverde, Sacerdote, Natural de Aspe, D. Francisco Espinosa Cañizares, Sacerdote, Natural de Aspe, D. Vicente Hernández Romero, Canónigo de la Concatedral de Alicante, natural de Aspe, D. Luis Díez Bonmati Sacerdote, natural de Aspe, D. Tomas Rocamora García, Párroco de Aspe y Canónigo de la Concatedral de Alicante y D. Felipe Bernabéu Poveda, Párroco de Aspe.

A aquellos predicadores con una oratoria fuera de lo común, venía gente a Aspe de toda la provincia para escucharles. Estos oradores sagrados fueron los que le dieron fama aquellos años al “Monte”. De todo el más recordado por ser uno de los últimos de aquel periodo es Fray Justo Pérez de Urbel.

¿Qué sacerdotes fueron los que predicaron El Monte en la última representación del año 1955?, no hay ninguna constancia y nadie se acuerda.

A mediados de Mayo del año 1954 tomó posesión de Ntra. Sra. Del Socorro como párroco, D. Antonio Rubio Lledó. D. Antonio, sólo pudo ver y escuchar el Sermón de las Siete palabras en el año 1955. Posteriormente en una reunión que tuvo con los presidentes de las distintas hermandades, algunas de las razones que D. Antonio expuso para suprimir el Monte en la Semana Santa aspense fueron: poca asistencia de público y deterioro del retablo del altar mayor. En ningún momento hubo alusiones al cambio de la liturgia, como se ha dicho y sobre todo en el primer punto el párroco tenía toda la razón del mundo.

En el año 2005, con motivo de celebrarse en Aspe el XII Encuentro Provincial de Cofradías y Hermandades de Semana Santa, la comisión organizadora de dicho evento decidió rescatar el Sermón de las Siete Palabras “El Monte”. Era una inquietud y una idea que acariciábamos muchos, además el pueblo a través de los medios de comunicación lo llevaba pidiendo muchos años. Nos pusimos manos a la obra, partiendo de que de las antiguas representaciones no quedaba nada a excepción de las imágenes.

El día elegido fue domingo 23 de octubre, el lugar la plaza Mayor, el Sacerdote un joven aspense Pedro Luis Vives Pérez. Este acto se eligió como clausura del encuentro y era la primera vez que El Sermón de las Siete Palabras salía del templo. A las 12 en punto todo el mundo estaba en su sitio, la Plaza Mayor estaba a rebosar, el día era hermoso, la Plaza estaba hermosa como debía de ser. “El Monte” resurgía de sus cenizas después de 50 años, la ubicación era perfecta, era el sitio de los grandes acontecimientos como el pregón de agosto o la presentación de las damas de la Virgen, etc.

La voz del que suscribe esta pequeña historia fue la primera que se escuchó aquella feliz mañana. Estas fueron mis palabras a modo de introducción al acto: “Hermanos cofrades que habéis venido de diferentes pueblos de nuestra provincia y de fuera de ella, querido pueblo de Aspe.

Hoy día 23 de octubre nos encontramos en esta hermosa y entrañable Plaza, viviendo un momento histórico, la recuperación después de 50 años de nuestro añorado “monte de las Siete palabras”, démosle la importancia que tiene este acto y guardemos silencio durante el desarrollo del mismo.

La tradición de escenificar y predicar las siete palabras de Cristo en la cruz data en Aspe desde mediados del siglo XIX, aproximadamente en los años en que se fundó la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, la que le patrocinó hasta 1955. Los personajes que permanecían en el Monte durante el sermón, datan de una tradición todavía más antigua, por suerte y por la constancia de dos mujeres, Carmen Gil y María Pastor, han llegado hasta nuestros días participando en nuestras procesiones de Semana Santa, la tradición a la que me refiero es la de dar vida a las mujeres de la pasión de Cristo: María Magdalena, María Salomé y María la de Cleofás; Las Marías con la dolorosa, la Magdalena junto a la cruz del santísimo Cristo de la Agonía, que junto a la imagen del discípulo amado, San Juan, componen esta bella estampa que complementa la Hermandad de la Guardia Pretoriana y Madre desolada. Sustituyendo a los desaparecidos “Colaseros”, todo está como hace 50 años, menos el decorado, que es nuevo gracias a un grupo de hombres y mujeres que como se puede apreciar dominan maravillosamente los pinceles, ellos pertenecen a la asociación de Artes Vinalopó.

El sermón también llamado de las tres horas en esta ocasión y para dar paso a la eucaristía se resumirá en 40 minutos, La parte musical corre a cargo de la Unión Musical y Cultural Virgen de las Nieves dirigida por Antonio Espín Moreno, y con las voces de nueve cantores aspenses. El sacerdote nos va a predicar las siete palabras. Una vez acabado el sermón, aquí mismo tendrá lugar la santa misa concelebrada y cantada por el coro parroquial.

En 1948 don Francisco Espinosa, sacerdote de Aspe, predicó las dos primeras palabras del monte. En un artículo que dejó escrito, dice entre otras cosas, refiriéndose a la experiencia que tuvo al predicarlas:

“La paz del dolor pone bálsamo en las heridas del odio y por eso aspe se cura y restaña sus heridas en dos grandes ocasiones: ante su Virgen de las Nieves y ante su monte. El monte de las siete palabras es un rito sustancial y esencial en nuestros cultos de Semana Santa que todo cuanto se haga por aprovechar su benéfica influencia será poco.

¡Ojalá Aspe viviera siempre en ese monte, todos pendientes de esos labios divinos que antes de cerrarse nos legaron todo un testamento de amor infinito en solo siete palabras!”.

En el año 2007 con motivo de la inauguración de las obras de Ampliación y reforma de la Residencia de Ancianos Virgen de las Nieves, el domingo 18 de marzo a las 18.00 horas, “El Monte” se representó en la replaceta de la citada residencia, en esta ocasión las Siete Palabras fueron predicadas por el Párroco del Buen Pastor D. Francisco Berná Fuentes. En el año 2008 la representación del “Monte” se trasladó a Villena la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento villenense, la Junta Mayor de Aspe y la Iglesia Arciprestal Santiago Apóstol de aquella localidad en un acercamiento sobre música y cultura se concretó este acto, y el sábado 23 de febrero personajes vivientes, música, cantores decorados a excepción de las imágenes que las aportó aquella iglesia, en la que se representó El Sermón de las Siete Palabras “El Monte” las predicó D. Ángel Bonavía Albeza, Arcipreste del mencionado templo y natural de Aspe. El mismo año, el sábado 15 de marzo “El Monte” se representó en el Teatro Wagner y el predicador fue Monseñor D. Fernando Navarro Cremades, Rector de la Basílica de Ntra. Sra. Del Socorro y Prelado de Honor de Su Santidad el Papa Benedicto XVI. El sábado 4 de abril

del año 2009, “EL Monte” después de 54 años volvía a donde nunca tenía que haber dejado de representarse y de donde no tenía que haber salido, del interior de la Basílica. El previsterió es el marco ideal, el Sacerdote aspense D, Manuel Abad predicó las Siete Palabras que Cristo pronunció en la Cruz. En el año 2010 “El Monte” continuó en la Basílica y su representación fue sábado 27 de marzo, como predicador estaba anunciado el Canónigo de la Catedral de Orihuela D. Domingo Juan Almodóvar, natural de Aspe, pero su salud se resintió por esos días y el sermón que ya tenía escrito fue predicado por el Vicario de la Basílica F. Javier Colomina Campos.

La dirección musical durante todos estos años ha corrido a cargo de míticos maestros, de la primera etapa de la representación “Del Monte” se han podido rescatar los siguientes nombres: D. Higinio Marín, autor de la partitura, D. Aurelio Gutiérrez, D. Eduardo Gilabert Vicedo, D. Francisco Galinsoga Gil, que también dirigió durante muchos años el “Pópule”. Pieza musical de carácter sacro propia de la Semana Santa, se cantaba en el “Encierro del Señor”, en la solemnidad de Jueves Santo y en las procesiones del Silencio y del Entierro, era un grupo nutrido de hombres, atentos al gesto del Maestro Galinsoga, irrumpían con las estrofas gregorianas del “Popule” este grupo de hombres era el mismo que cantaba la partitura del “Monte”. D. Ramón Alcolea Cerdán, primer director después del paréntesis de la Guerra Civil, dirigía y a su vez actuaba de violín primero, recupero he hiso arreglos de orquestación en las partituras, y D. Vicente Albeza Limiñana. De esta reciente y última etapa, D. Antonio Espín Moreno y D. Alfredo Cerdán Castello. Las voces tan importantes en esta obra que se acerca mucho a un Autosacramental, han sido personas muy sacrificadas en interminables ensayos, y tanto en la primera etapa como en la segunda han dado lo mejor de ellos para que la partitura musical llegase al espectador junto a las Siete Palabras de Cristo.

“Ha terminado la Vía Dolorosa, ya no lleva en sus hombros la Cruz por que le han clavado en ella… Desde el trono de la ignominia, va a pronunciar siete sentencias, no condenatorias, sino de misericordia y perdón”. Este es el preámbulo, que aquellos extraordinarios oradores pronunciaban, ates de acometer con la predicación de las Siete Palabras, pronunciadas por Cristo en la Cruz.

Datos recogidos de la Revista (Palmas y Olivo) de Callosa del Segura (Alicante) Testimonios de varias personas, recogidos por el cronista a lo largo de los años.

FUENTE: C.A.P.

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