POR ALBERTO GONZÁLEZ, CRONISTA OFICIAL DE BADAJOZ
En pocos días el nuevo monumento a Menacho de la avenida de Huelva se ha convertido en centro de atención ciudadana. Muchos son los que, como cronista oficial de la ciudad, me inquieren acerca de la obra. Sobre todo, su ubicación en ese sitio. Como el asunto es de interés general no resulta ocioso referirse a él.
El monumento consiste en una escultura realista a gran tamaño del personaje en su vera imagen, realizada sobre diseño del pintor Ferrer Dalmau por el escultor Salvador Amaya, discípulo de Juan de Ávalos y autor de numerosas obras semejantes, como Blas de Lezo, Bernardo Gálvez o Felipe VI. El pedestal es de diseño canónico, sin concesión al capricho creativo que desvirtúa otros. El delicado y crítico proceso final de pasar la escultura de barro a bronce lo hizo la Fundición Arte 6, de Arganda del Rey.
En cuanto a las inscripciones, el título ‘Muy noble y muy leal ciudad de Badajoz’ corresponde a la que dedica el monumento. Y ‘Dulce et decorum est pro patria mori’, un verso del poeta latino Horacio que el General Menacho adoptó como lema en su escudo y figura en el retrato que Cádiz le dedicó tras su muerte, cuya copia puede verse en el Museo de Capitanía en Badajoz. Significa: ‘Grato y honroso es morir por la patria’. Digamos como curiosidad que, en contraste con ella, también es de Horacio la conocida máxima Carpe diem: ‘Disfruta el momento’, que exalta la vida.
En la parte posterior, sobre una referencia a su muerte se indica la distinción de Benemérito de la Patria en grado heroico que le otorgaron las Cortes en honor supremo reservado a muy pocos. Como la Guardia Civil, que a poco de su fundación en 1844 recibió ya el honroso título de Benemérito Instituto.
La cuestión más controvertida del monumento es su ubicación en medio de la avenida de Huelva. Para unos apropiada, por cercana al lugar de su muerte y ennoblecer la vía. Y para otros inapropiada, porque interfiere el paseo, queda agobiado en su estrechez y resulta de difícil visión entre las palmeras. La decisión no era sencilla. Se escucharon muchas opiniones y se barajaron muchos lugares en ese entorno: inicio de la avenida, quitando la fuente; junto a ella, en proximidad poco estética; en el otro lado de la avenida, ante Correos y el Colegio General Navarro; en el extremo opuesto, frente al ancla, poniendo a los dos hitos en colisión… También en el Baluarte de Santiago, donde ya se alza la Memoria de 1893; en la plaza de López de Ayala, frente a Capitanía; y varios más, que se descartaron por motivos muy meditados.
Finalmente se colocó donde está. Para muchos el sitio adecuado es la avenida, desde luego, pero no en el punto elegido, sino en el tramo frente a Regino de Miguel; o mejor aún, el situado entre la Delegación del Gobierno y la Consejería de Cultura, ambos de perspectiva mas abierta, más próximos al lugar en que cayó, y con vista directa al baluarte de Santiago que lo referencia.
Por unos días seguirán opiniones para todos los gustos. Pero en poco tiempo la gente se habrá familiarizado con él, y el monumento quedará integrado en la población como hito destacado de la historia de Badajoz, que es lo importante.
Fuente: https://www.hoy.es/