POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Eran tiempos del siglo XVI cuando en la Rusia de los zares, o de quien fuere, la familia campesina de los Stróganov (y no Strogonoff como se dice ahora incorrectamente), a base de trabajo y negocios, se hizo con dinero y con poder tanto en el ámbito económico como en el político.
Así, por ejemplo, ya en el siglo XVIII, nos encontramos con Alexander Sergeyevich Stróganov (1733-18I11), personaje importante en el reinado de Catalina la Grande y protector de Artes y Letras.
O con el conde Pável Alexandrovich Stróganov (1774-1817) , general adjunto al zar Alejandro I, muerto en guerra contra las tropas napoleónicas durante la batalla de Craonne.
Pues resulta que este Conde Pavel Stróganov invitó, en cierta ocasión festiva, a un numeroso grupo de amigos «de alto copete» para degustar unos riquísimos medallones de solomillo de buey que su cocinero preparaba con singular maestría.
El cocinero adquirió la carne precisa para un determinado número de asistentes y al momento de prepararla se entera que los comensales superaban lo previsto.
¿Qué hacer en tal circunstancia?
Este fue su «invento»: Cortó los solomillos en tiras y, enharinadas, las frío, vuelta y vuelta, en aceite muy caliente. Las dispuso en una cacerola y complementó con una salsa hecha pochando cebolla y champiñones en el aceite de fritura, aromatizando con cognac y «espesando» con nata líquida.
Así nació la «carne de buey Strogonoff «, que la cocina francesa enriqueció con las PATATAS DUQUESA (pommes de terre duchesse).
Se preparan así:
Se cuecen patatas enteras sin pelar (para evitar que el agua penetre en ellas) en agua con sal. Ya cocidas y templadas, se pelan y se aplastan con un tenedor hasta hacerlas puré. Se mezclan muy bien con mantequilla y yemas de huevo, aromatizando con pimienta negra o con nuez moscada (al gusto) hasta conseguir una mezcla homogénea, compacta y moldeable.
Se lleva esta «masa» a una manga pastelera con boquilla rizada y sobre una bandeja de horno engrasada se moldean «montoncitos» a modo de merengues.
Se pintan con huevo batido y hornean a 180º C hasta que superficialmente tomen un suave color dorado.
Estas patatas serán guarnición de la carne Stroganoff o de otro cualquier tipo de asados de carne o pescados.
Estos días Oviedo está de gala. La capital del Principado será sede de la entrega de los Premios «Princesa de Asturias» y aquí estarán Reyes, Princesas, Nobleza, Premiados, Autoridades… y pueblo fiel.
Yo, en mi casa (» limpio mi casita / trian-.lará- larita») lo celebraré con un buen solomillo de «xatu culón» y guarnición de puré de patatas al modo de San Juan de Duz, que es mi pueblo.