PACO FRANCO, CRONISTA OFICIAL DE CARTAGENA, ACABA DE EDITAR UN LIBRO SOBRE LA CARTAGENA Y LA UNIÓN DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XX
Quien diga que en la Trimilenaria no hay emprendedores es que no conoce a fondo la sociedad cartagenera. A mí no me llega todo lo que se mueve en ella pero con lo poco que me llega bien en directo o en diferido, tendría para escribir 3 ó 4 páginas como esta; y me consta que es mucho lo que se mueve, y muchos los cartageneros que altruistamente, hacen cosas y pelean por sacar y llevar adelante proyectos en todos los ámbitos de la vida para bien de nuestra ciudad y de sus ciudadanos, tanto en el deporte como en la cultura, el ocio, servicios sociales, caridad, tradiciones, familia…
Muchos proyectos, sí, y más todavía teniendo en cuenta que algunos de ellos se realizan sin ningún tipo de apoyo por parte de las instituciones, que si les escucharan y apoyaran con un mínimo esfuerzo se subirían a caballos ganadores, mantenidos por otros, y ellos tan sólo tendrían que actuar de jinetes. Pero ahora mismo esto es lo que hay y, por desgracia, resulta difícil de cambiar.
Hace unos días me encontré con mi amigo Francisco Franco, uno de los cronistas oficiales de la ciudad, y mientras nos tomábamos un café en la terraza de Carrot’s me habló de su libro ‘El Sueño Modernista, La Unión y Cartagena, 1874-1936’, que se presentó el jueves. En él, Paco realiza un recorrido histórico de ese momento tan decisivo para nuestra comarca que fue el periodo entre el fin de la Guerra Cantonal (1874) y la Segunda República Española.
La novedad radica en el análisis conjunto de ambas ciudades teniendo como hilo conductor el ‘boom’ y la crisis de la minería, el desarrollo industrial, los problemas sociales, la evolución política y la construcción de un gran movimiento intelectual y artístico, coincidente con la etapa modernista y que tuvo como protagonistas a personalidades como Miguel Hernández, María Cegarra, Carmen Conde y Antonio Oliver.
Nuestro cronista, aunque nacido en Murcia, está totalmente integrado en nuestra ciudad y además de su cargo es Embajador de la Asociación Cultural Modernista de Cartagena Levante, académico de la Academia Alfonso X El Sabio, licenciado en Geografía e Historia y Derecho, doctor en Antropología y profesor de la UNED.
El libro ha sido publicado por la editorial cartagenera Malbec que, presidida y dirigida por Javier Salinas, está realizando una extraordinaria labor editorial desde nuestra ciudad. No se trata de un libro más, sino que es un libro excepcional que habla de una etapa apasionante en la que los españoles vivieron momentos decisivos del proceso de modernización social y política, coincidiendo con el periodo posterior a la sublevación cantonal, que convirtió a la Trimilenaria en capital de la España democrática y provocó la Restauración Borbónica.
Como bien ha señalado nuestra alcaldesa, Ana Belén Castejón, y el también alcalde de la ciudad hermana de La Unión, Pedro López, este libro ha supuesto una oportunidad para profundizar en una serie de acontecimientos históricos que marcaron profundamente a dos ciudades hermanas, a la vez que sirve de medio para rendir justo homenaje y recuerdo a dos pueblos, el unionense y el cartagenero, unidos por sus comunes raíces también y por una lucha constante por la supervivencia en la mar, en el tajo o en la mina.
Al ver el vivo interés que todo el tema había suscitado en mí, nuestro cronista me invitó a quedar con el presidente de la Asociación Modernistas de Cartagena, José Antonio Martínez ‘El Kachimanero’ para hacerme entrega del libro. El lugar elegido para el encuentro fue La Marquesita, donde Almudena Ferrer, con la amabilidad que le caracteriza, ejerció de excelente anfitriona y extraordinaria cocinera y junto con su equipo, que hace que te sientas como en casa, nos sorprendió con un singular picoteo salido de sus fogones.
Empezamos con una quisquilla recién cocida, un foie de canard Armagnac acompañado de una copita de vino dulce de nuestro campo, tostaditas de pan y mermelada de violeta, y un tartar de atún con wasabi que estaba delicioso. Continuamos con unas croquetas de jamón y bacalao, especialidad de La Marquesita, y unas alcachofas salteadas con espinacas, piñones tostados y cremita de patatas que estaban de cine. Para terminar nos puso un rissoto de verduras y setas que nos supo a gloria, y todo ello regado con un Ramón Bilbao un Reserva Original 2014. El toque dulce consistió en unos hojaldres de limón y chocolate acompañados de unas copas de limonccello Villa Massa, auténtico de Sorrento.
Mientras degustábamos todos estos manjares, José Antonio y Paco me fueron ilustrando sobre la Asociación Cultural Modernistas de Cartagena Levante, nacida en el 2016 con motivo de la declaración del año del modernismo coincidiendo con el centenario del Gran Hotel. Entonces, y con un presupuesto de 45 euros, celebraron sus primeros tres días del Modernismo con pasacalles, conciertos, conferencias y hasta un mercado de época, organizado por el Ayuntamiento, que hasta ahora es único.
Para el año siguiente ya obtuvieron una subvención de seis mil euros, pero fueron 18.000 los que ellos invirtieron en total, triplicando así la apuesta municipal. A lo largo del año fueron visitando otras ciudades con patrimonio modernista como Alcoy, Novelda, Oliva, Carcaixent, Petrer, Teruel y Alcira, entre otras, ayudándoles a crear sus propias asociaciones culturales a la sombra de suya, apoyándoles en todo lo necesario para esta tarea y llevando siempre por delante a Cartagena como bandera del Modernismo levantino.
Desde su fundación hasta ahora, puede decirse que esta asociación ha recorrido un camino que, si bien no ha sido muy largo, puede calificarse de intenso, habiendo sido galardonada en todas aquellas ciudades que ha visitado y habiendo creado una línea literaria con los cronistas oficiales de Cartagena y un proyecto de gran calado en cuanto a recreación de hechos históricos de gran relevancia. De hecho, pronto se dará a conocer el Himno Modernista de Cartagena, nacido en el seno de esta A.C., de la mano de letristas y músicos de reconocido nivel en nuestra ciudad.
Y después de esta extraordinaria velada, tanto gastronómica como modernista, termino hoy con Gandhi que es quien ha hecho, desde mi punto de vista, la mejor relación de los factores que destruyen al ser humano: «La política sin principios, el placer sin compromiso, la riqueza sin trabajo, la sabiduría sin carácter, los negocios sin moral, la ciencia sin humanidad y la oración sin caridad».