EL CALLEJERO DE LA CIUDAD DE ZAMORA DESCUBRE VÍAS CON TERRORÍFICOS NOMBRES COMO CUENTA EL HISTORIADOR MIGUEL ÁNGEL MATEOS Y EL CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA, HERMINIO RAMOS PÉREZ
El nomenclátor más inquietante de las calles de la ciudad zamorana incluye igualmente otras vías como Cortarrabos, Muela Quebrada o Escuernavacas, con denominaciones también dignas de sentir algún escalofrío cuando se pasa por ellas en la Noche de Brujas.
Como contraste, el callejero ha zamorano a asignado nombres igual de llamativos pero más cariñosos a otras travesías de la ciudad, entre las que se llevan la palma la calle Abrazamozas y la del Río Amor.
Cerca del Museo Diocesano de la ciudad se encuentra la avenida del Mengue y si uno consulta el significado de esa palabra en el diccionario puede descubrir que mengue no es otra cosa que el mismísimo diablo, así llamado de forma coloquial.
Expresiones antiguas como «que te lleven los mengues» o «me cachis en los mengues» adquieren otro significado en Zamora, donde la avenida del Mengue es una de las arterias principales que hay junto al río Duero, al unir los dos puentes más emblemáticos de la ciudad: el de Piedra y el de Hierro.
Pese a ese significado que fija la Real Academia de la Lengua, el historiador local Miguel Ángel Mateos ha sostenido en declaraciones a Efe que el origen de esa avenida zamorana no es tan tenebroso y más que por dedicar una calle al diablo se le puso porque «así la habían llamado las gentes del lugar de toda la vida».
Al lado se ubica la ronda del Degolladero, que hoy en día se denomina ronda de Puerta Nueva pero que anteriormente figuraba en el callejero con tan macabro nombre.
Mateos ha indicado que se llamó así porque por esa ronda que transcurre paralela a la muralla era recorrido obligado en el camino del Calvario en Semana Santa.
Al igual que esa vía, también tienen nombres relacionados con la celebración de la Semana Santa otras calles como Pilatos, la rúa del Silencio o la céntrica calle Amargura.
El origen de Quebrantahuesos, una pequeña calle próxima a la Plaza Mayor, hay que buscarlo en las carnicerías y chacinerías que se asentaron en ella, en las que se quebrantaban los huesos para la venta de las canales despiezadas.
La referencia a la tradición ganadera de Zamora también está presente en la etimología de las calles Escuernavacas o Cortarrabos, según ha aclarado Miguel Ángel Mateos.
Este catedrático de Historia ha explicado que la mayoría de los nombres del callejero se pusieron a partir del siglo XIX y ha reivindicado que el Ayuntamiento o el cronista oficial de Zamora impulsen un estudio detallado del origen de los nombres de las calles de la ciudad y difundan esa procedencia.
Así se aclararía, por ejemplo, que Abrazamozas debe su nombre a que esa calle, próxima al río y ubicada antiguamente en el extrarradio, era un lugar íntimo que permitía los abrazos furtivos de enamorados.
Al igual que esa, existen otras muchas calles con atípicas denominaciones y una historia detrás que Mateos ha considerado importante estudiar y divulgar.
Un paseo por el casco antiguo o los barrios de la periferia de Zamora también permite descubrir nombres tan chocantes como Pico de Pájaro, Juego de Bolos, la Cuesta de los Pepinos, la calle de la Pulga, la de los Conejos, Pajitas o la calle del Polvorín. EFE