A LA CITA NO FALTARON REPRESENTANTES DE LA CORPORACIÓN, EL PRESIDENTE DE LA JUNTA MAYOR Y COMPONENTES DE LA REAL ORDEN DE SAN ANTÓN, CON SU PRESIDENTE Y CRONISTA OFICIAL DE ORIHUELA, ANTONIO LUIS GALIANO, A LA CABEZA, ASÍ COMO LOS NUEVOS CARGOS DESIGNADOS EN ESTE AÑO
El tradicional barrio oriolano de San Antón acogió ayer a cientos de visitantes que llegan de todas partes de la comarca a una cita en honor del santo patrón de los animales que le presta su nombre y que pone el punto y final a la Pascua. Este grupo de casas que se ciñen entre el monte y el Palmeral fue el escenario para el primero de los dos días de celebración de su tradicional agenda de actos, marcada este año por la ausencia de uno de los que más raigambre ha tenido con el transcurrir de los años, el Concurso de Charlatanes que el año pasado cumplió 32 ediciones y en este no se ha organizado por las desavenencias entre el hijo del creador del evento, Hugo Gambín, y la Concejalía de Festividades que dirige la edil Carolina Gracia.
Fueron muchos los oriolanos y vecinos de pueblos cercanos de la Vega Baja los que en una mañana luminosa pero fría se dieron una vuelta por el barrio sanantonero. Echaron en falta el murmullo, las risas y chanzas de los vendedores ambulantes que desde la tarima colocada al abrigo de la ermita, en la Plaza de Ramonet, engatusaban hasta el año pasado a los presentes con su particular labia para venderles todo tipo de artilugios más o menos prácticos, y reprocharon que era uno de los alicientes para acudir a la cita con el patrón de los animales.
Donde sí hubo afluencia a primera hora fue en la ermita del barrio, donde tuvo lugar la eucaristía en honor al santo benefactor de los animales. En esta ocasión estuvo oficiada por el Señor de San Antón, cargo que nombra el titular de la Diócesis con carácter bienal y que ejerce ahora el vicario general, José Luis Úbeda, tras desempeñar el sacerdote José Luis Satorre el puesto con anterioridad. Úbeda estuvo acompañado en el oficio religioso por el párroco Antonio Jesús Andújar. A la cita no faltaron representantes de la Corporación de todas las formaciones políticas, excepto Los Verdes, así como el presidente de la Junta Mayor, Ignacio Martínez, y componentes de la Real Orden de San Antón, con su presidente y cronista oficial de Orihuela, Antonio Luis Galiano, a la cabeza, así como los nuevos cargos designados en este año, entre los que se encuentra Francisco Sala Aniorte, cronista oficial de Torrevieja.
Tras la misa amenizada por los aires rocieros del coro de la parroquia tuvo lugar uno de los hitos que pasarán a la historia del barrio, como reseñó Galiano, también Cronista Oficial de Orihuela. La Orden hizo entrega al vicario y al párroco de dos reliquias del santo. Una consiste en un resto óseo del patrón de los animales que se guardará en un cofre elaborado por el orfebre local Benedicto Martínez y sufragado por uno de los componentes de la Orden, Julio Calvet.
La otra es un trozo del lienzo que cubrió su cadáver y quedará depositada en una hornacina bajo el altar. Ambas han sido cedidas a la Real Orden por José Antonio Albert Boronat, Señor de Tejada, y quedan en depósito de la parroquia del barrio, junto a los documentos que atestiguan la entrega.
El primero en rubricar el acta de cesión fue el propio Galiano en su calidad de gran maestre de la Orden y emplazó al resto del Capítulo de Gobierno presente en el oficio religioso a firmar acto seguido, además de animar a todos los vecinos y cargos institucionales a hacer lo propio y dejar constancia del hecho. Tanto el vicario como el párroco agradecieron el gesto y afirmaron que los restos del santo aumentarán la fe que se tiene en el barrio al patrón de los animales.
Tras el acto los asistentes salieron para tomar parte en la tradicional bendición de animales en la escalinata de los salones parroquiales y no faltaron todo tipo de mascotas, desde perros a gatos o conejos y algún que otro animal de peluche, para después todos los que quisieron degustar un chocolate caliente con torrijas por cortesía de los vecinos.
A partir de ese momento fue cuando el barrio comenzó a poblarse más de gente y fueron muchas las familias que acudieron a pasar el rato y realizar la tradicional compra de la ‘pesa’ de bolas de caramelo, el consabido turrón de panizo, el palmito tierno o los dátiles que aportan en su mayoría los árboles del Palmeral cercano. Asimismo fueron numerosos los que probaron suerte en las tómbolas, montaron a los niños en las atracciones de los feriantes o decidieron echar un ojo a los puestos con toda clase de objetos, desde ropa a juguetes o mascotas, ya que con el paso de los años han comido terreno a las paradas más clásicas, las de vendedores con restos de dulces navideños y los característicos de las Pascuas.
La coincidencia este año de la onomástica del santo en sábado facilitará que las visitas se podrán repetir hoy ya que los vendedores aprovecharán la jornada dominical para seguir en el barrio.
Fuente: http://www.laverdad.es/