POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS).
Este titular bien pudo haber sido utilizado durante décadas para referirse al tren que acompañaba la prueba deportiva del Descenso Internacional del río Sella.
Dionisio de la Huerta Casagrán -padre y creador del Descenso de Sella – Fiesta de las Piraguas de Asturias, tomó buena nota para el tren fluvial y para los collares de flores de manera especial en sus viajes a India, donde se puso a disposición del equipo español de tenis un lujoso vagón de tren para desplazarse a jugar a varias ciudades y -muy típico de ese enorme país- era que te recibiesen en las estaciones de ferrocarril con bandas de música y -sobre todo- con collares de flores naturales que colocaban al cuello de los visitantes.
Como es sabido, su afición al tenis le llevó a recorrer medio mundo, llegando a ganar el campeonato nacional de tenis de Paquistán.
Dionisio se olvidó de la abogacía y se dedicó al deporte.
Fue campeón absoluto de Cataluña en el año 1933, así como Secretario de la Federación Española de Tenis desde 1933 hasta 1958.
El primer tren fluvial que acompañó a las piraguas fue una realidad en el año 1945, desde Infiesto hasta Ribadesella, y -al año siguiente- ya desde Oviedo.
Muchos de los gigantes y cabezudos -que viajaban en una plataforma del mismo tren- fueron encargados expresamente en Barcelona por el fundador de la fiesta.
Una exposición itinerante -presentada por el Museo del Ferrocarril de Asturias- llegó ayer a la Casa Municipal de Cultura de Arriondas, en cuyos paneles se presentan fotografías del citado tren fluvial con motivo de su 75 aniversario (1945-2020).
La muestra fotográfica no se pudo presentar en su momento debido a la pandemia, por eso llega tres años después de lo previsto.
Evidentemente en nada se parece el tren fluvial de décadas pasadas al actual; primero porque las normas de seguridad impedirían las “locuras” que se cometían en su discurrir festivo y -por otra parte- la profusa decoración del mismo ha quedado reducida a una ridícula y paupérrima simulación de lo que fue en sus mejores años.
La Fiesta de las Piraguas de Asturias sigue su andadura -ya en su 85 edición- desafiando el paso de los años y las circunstancias que le son propias, donde la prueba deportiva -y la festiva que le es imprescindible- mantienen un alto nivel de calidad y participación.
En cualquier caso debe recordarse siempre que es la única fiesta de Asturias declarada de interés turístico internacional.
FUENTE: https://www.facebook.com/franciscojose.rozadamartinez