POR GABRIEL SEGURA HERRERO, CRONISTA OFICIAL DE ELDA (ALICANTE)
El túnel de Elda, con sus 165 años de historia, es el único de la antigua línea ferroviaria entre Madrid y Alicante. Este Bien de Relevancia Local se encuentra al norte de la ciudad y atraviesa la sierra de La Torreta de Norte a Sur, pero muy pronto cambiará sus medidas para adaptarse al Corredor del Mediterráneo, que tiene un ancho internacional mayor que el ibérico.
Desde mediados del siglo XIX el túnel ha formado parte de la conciencia colectiva de los eldenses. El cronista de Elda, Gabriel Segura, recuerda que de ahí viene el dicho popular en Elda de ser «más viejo que el túnel».
Su historia está ligada a la de Elda, que fue testigo de cómo en la creación del túnel se utilizó tecnología punta entonces y técnicas de construcción revolucionarias, pues se llegó a emplear pólvora y modernas tuneladoras. Fue uno de los cinco primeros que se construyeron en la red ferroviaria española y el más largo hasta la fecha con sus 484 metros de longitud, además de sus seis metros de altura y tres de anchura. Su casi medio kilómetro de longitud de tramo recto fue revestido con piedra de sillería de Bateig y ofrece una sensación de espacio abovedado. Precisamente resalta su construcción de bóveda y sus embocaduras externas. Las entradas al subterráneo presentan un arco de medio punto flanqueado por pilastras y rematado con un frontón curvo.
Comenzó a construirse en 1855 con la excavación y concluyó tres años después. El primer viaje que pasó por el túnel aconteció el 4 de enero, y muchas personas se arremolinaron en la zona para ver cómo sobre las 12 horas llegaba desde Madrid el primer tren dirección a Alicante. En Elda hubo una parada para los viajeros, entre los que se encontraba un importante hombre de negocios, José de Salamanca y Mayol. El viaje inaugural tuvo lugar el 25 de mayo y fue realizado por la reina Isabel II y la familia real.
El trabajo de ingeniería realizado en el puente causó una gran admiración. Gabriel Segura comenta que levantó una altísima expectación en Alicante, pues incluso quedan registros de personas que realizaron expediciones a la ciudad para ver la obra.
Según recogió el periódico Ecos del Manzanares¸ el día de la colocación de la primera piedra de la bóveda del túnel, en abril de 1855, cuando comenzaron los trabajos de perforación, ”la boca del túnel estaba vistosamente adornada con colgaduras de damasco y elegantes portadas de hojas y fruto de naranjo, que producía un efecto maravilloso. En el interior, y en el gran desmonte que hay a la vista, había preparados algunos barrenos, que, disparados en el acto de llegar la comitiva, fueron como la salva con que era recibida tan importante ceremonia”. Este medio recogió que se guardaron periódicos, una moneda del año y firmas de los invitados y los más notables de los pueblos cercanos en una caja de plomo que se colocó bajo la primera piedra.
“El túnel fue un elemento icónico de la ciudad, prueba de ello es que el semanario Idella lo llevaba en su cabecera”, recuerda Segura.
Gabriel Segura comenta que han sido muchos jóvenes los que lo cruzaron, ya fuera para demostrar su “hombría, para superar el miedo a la oscuridad y al peligro” o porque no eran conscientes del riesgo que ello acarreaba. El primer registro de esta temeridad lo recogió el diario Las Provincias de Levante y señalaba el 24 de mayo: “Un grave percance pudo ocurrir el domingo último a unos cuantos ciclistas de Novelda, a causa de un alarde arrojo que más bien pudiera calificarse de temeridad. Encontrándose a la boca de un túnel, cercano a la estación de Elda, […]intentaron atravesarlo, delante del tren que ya estaba a la vista. Ya en el interior, y comprendiendo que el tren les alcanzaba, desmontaron, sin contar que los andenes laterales del túnel no tenían más que 70 centímetros escasos de latitud. Las bicicletas enganchadas por los estribos del tren quedaron destrozadas, y de los ciclistas uno quedó herido y los otros se salvaron milagrosamente, por los esfuerzos prodigiosos que hicieron para incrustarse en la pared. La compañía del ferrocarril ha denunciado a los valientes sportmans”.
Tras 165 años abriendo paso a miles de trenes, “los eldenses debemos resignarnos a que desaparezca por el tema del Corredor Mediterráneo”, señala Segura. Y es que ADIF ha anunciado que lo ampliará para adaptarlo a la vía europea.
Segura espera que “desde la administración municipal se articule un protocolo de compensación patrimonial para exigir a ADIF, en caso de desmontaje y recuperación de las portadas del túnel, para su colocación en alguna rotonda, recuperación y puesta en valor de elementos históricos de la estación de Elda caso de la grúa; la cesión de espacios en la estación para una sala de la historia de Elda y el ferrocarril así como la creación de un aula museística educativa no solo para escolares sino también para adultos”.
El edil de Patrimonio Histórico, Iñaki Pérez, ha asegurado que «este es uno de los bienes más históricos e importantes de la ciudad, descubrió la potenciación industrial de la ciudad, pues potenció el crecimiento de la fabricación del calzado. Hemos conseguido en diálogo con ADIF que pese a las obras de ampliación, se desmontará el lienzo de salida para que quede para la generaciones posteriores, para que siempre quede constancia de este bien de relevancia». Así, existe el compromiso de que, debido a que es un Bien de Relevancia Local, las nuevas obras no afecten a los frontales de ambas bocas. La intención es retirar las piedras y los elementos originales para su restitución tras la obra.
Habrá que esperar para ver qué depara el futuro a este emblemático punto de la ciudad.
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