POR CATALINA Y FRANCISCO SÁNCHEZ Y PINILLA, CRONISTAS OFICIALES DE VILLA DEL RIO (CÓRDOBA)
Un viaje de turismo a Villa del Río, pueblo de la Comarca del Alto Guadalquivir, situado en la vega del río, a 52 kilómetros de su capital, Córdoba, que tiene al norte las últimas estribaciones de Sierra Morena, el sur coronado por la ermita de su patrona Nuestra Señora de la Estrella y generosos olivares en sus montes, y de este a oeste cruzado por la autovía y el ferrocarril de la línea Madrid-Sevilla, ofrece al viajero una ruta cultural y de recreo por su casco antiguo, envidiable.
En sus calles llanas, de un trazado rectangular moderno, podemos encontrar casas solariegas llenas de historia, pues no podemos olvidar que en sus solares nacieron personas ilustres que alcanzaron renombre en la sociedad, por su honradez, por su estilo o por la elegancia en el arte que ejercieron.
Antonio Pérez Valenzuela, se distinguió por la defensa del patrimonio local y su término, contra el Primer Señor de Aldea del Río, don Antonio Alfonso de Sousa.
Fray Cristóbal de la Concepción, ejerció en su ministerio el cargo de Comisario General de la Orden de Trinitarios Descalzos de España y el extranjero.
Pedro Bueno Villarejo, pintor, perfeccionó y dio tal vida a sus obras que hoy sobresalen en las más dignas pinacotecas.
Matías Prats Cañete, el locutor de radio y televisión calificado como el más popular del mundo.
También personas de la nobleza tienen su crisol y habitaron en esta tierra fecunda: el Marqués de Blanco Hermoso, los Marqueses de Benamejí, el Conde de Monte Real, el Conde Duque de Hornachuelos, el Marqués del Valle de Sidueñas, el Marqués de Monte Olivar, el Marqués de la Vega de Armijo, etc.
Y militares de rango: Francisco de Requena y Herrera, Decano del Consejo y Cámara de Indias, fue designado por las Cortes de Cádiz Consejero de Estado, y en 1814 ascendido a Teniente General.
Pedro de León y Navarrete, Coronel, Caballero de la Orden de Calatrava, casado en Villa del Río, era hijo de Antonio de León y Navarrete, Conde de Belascoaín y Teniente General de los Ejércitos Nacionales, etc.
Los amantes del Arte, pueden visitar la Parroquia de la Purísima Concepción de la Santísima Virgen María santa Inés Virgen y Mártir y san Juan de la Cruz, y contemplar la Capilla del Sagrario, de arte churrigueresco con tres siglos de historia; en la ermita de la Patrona Nuestra Señora de la Estrella, el retablo, restaurado y fabricado por los Hermanos Valverde, en el periodo de presidencia de Pedro Rodríguez y la dirección de Francisco Torralba, junto con pinturas de Pedro Bueno; y en la Casa de las Cadenas, salvada de la picota gracias a la intervención de Catalina Sánchez, exposiciones de pintores locales (Ángel Cabrera, Martorell, Miguel Cachinero, etc.) y actos culturales.
En cuanto a la construcción del pueblo, situado entre el río y el ferrocarril, encontramos una amalgama y confluencia de estilos propia de los pueblos que sienten el calambre de gentes que lo hacen prosperar: el Puente Romano sobre el arroyo Salado, el Castillo de piedra dorada (hoy sede del Ayuntamiento) y las Aceñas medievales. En la calle Pablo Picasso, sobresalen las propiedades de los nobles Muñoz Cobo: los cipreses del patio y piedra armeras en la fachada de su casa morada, y el palacio neoclásico con columnas dóricas del Marqués de Blanco Hermoso, y la casa de paso de los marqueses de Benamejí. En la calle Alta la del Conde de Monte Real y don Sebastián Criado; y además de los edificios y casas señoriales catalogadas, las dos ermitas (Estrella y Jesús Nazareno), la Parroquia, las nuevas casas, los bloques de pisos, los huertos familiares y las grandes naves en los polígonos industriales, son buena muestra de ello.
El desarrollo y el mejor confort de sus residentes, ofrece la variedad y estos contrastes, que hace que, no en vano, los visitantes se paren en plena calle y alcen la vista, ante alguna fachada antigua o renovada de las que conforman el patrimonio local, para contemplarla, o se fijen para deleite en las modernas tiendas de decoración, de ropas de diseño y restaurantes.
Hoy, ya choca oír decir que Villa del Río no tiene historia, como antaño era frecuente; Manuel Nieto Cumplido, Catalina Sánchez García, Francisco Pinilla Castro, etc. reconocidos y dignos investigadores, la han sacado del ostracismo y, periódicamente, aparecen publicaciones de libros y artículos que relatan el penoso y turbulento pasado de sus habitantes, y el progresivo y brillante desarrollo actual que, alcanza metas insospechadas en el mercado internacional del mueble.
En Villa del Río surgió un grupo de jóvenes empresarios en el último tercio del siglo XX que iba a cambiar el signo del pueblo, de agrícola lo convierten en industrial. Con mucha ilusión y coraje lanzaron un reto al futuro y se pusieron a fabricar muebles de hogar y oficinas; su empeño alcanzó la meta y hoy día, ocupan los primeros puestos de productores del gremio entre los pueblos más avanzados del sector, habiendo sido distinguido por la Diputación Provincial con la honorífica mención de “La Villa del Mueble”.
A partir de esta movida, los arquitectos, espoleados por las nuevas iniciativas, proyectan una gran variedad de edificios en el solar villarrense: fábricas, supermercados, grupos de viviendas, etc. a lo que contribuyen también los Ayuntamientos democráticos con sus nuevas ideas creativas y de expansión, empeñados en realizar obras que favorezcan el desarrollo de los pueblos y su permanencia: escuelas, piscinas, campos de fútbol, polideportivo, museos y centros recreativos, dispensarios, etc. todo lo necesario que contribuya a un estado de bienestar material y a promocionar la apertura mental a lo nuevo en la sociedad.
La visita al pueblo, sobre todo en sus fiestas, Semana Santa, feria y romerías, son muy atractivas, pues además de tener la oportunidad de acompañar y conocer los eventos tradicionales, se pueden hacer visitas a centros culturales. En verano se puede uno bañar en la piscina, junto al río, y en sus terrazas al aire libre degustar buenas y frescas bebidas acompañadas de sabrosas tapas preparadas por refinados especialistas. Villa del Río ofrece al turista el atractivo de una ciudad bien dotada de modernas plazas hoteleras, tranquila, limpia y segura, y dispone, para el que lo desee, de discotecas de última moda muy progres y modernistas para dar gozo a los sentidos con músicas, diversiones, y emociones intensamente fuertes y vivas que hacen las delicias de un ambiente bohemio.
Un paseo por el núcleo de la localidad brinda también al viajero amante de la naturaleza tres bellos espacios ecológicos: la Plaza de España, con su centro cubierto por un espléndido jardín y rodeado de casas enjalbegadas de blanquísima cal; el Paseo de los Lirios, con una frondosa arboleda donde el sol busca la tierra filtrándose entre las altas copas de los árboles, y la Plaza de la Constitución, llena de luz, donde se respira el azahar de los naranjos que enmarcan el recinto, bajo el sordo murmullo del agua del río, y de los surtidores de las fuentes; plena de historia, enmarcada por los tres edificios que en diferentes periodos son sede del Ayuntamiento; la antigua y bella casa parroquial, sobrias moradas y modernos bloques de pisos.
Con semejante perspectiva de bienestar y progreso, esperamos poder ver pronto en la localidad nuevos edificios y escenarios públicos que están en proyecto (teatro, piscina cubierta, aparcamientos, etc.) pero lo más novedoso, lo que completará las vacaciones del turista es visitar la terminación de la Parroquia un siglo después de su inauguración con la incorporación de las columnas exteriores, las vidrieras y el adorno interno. En el futuro el viajero no podrá marcharse sin visitar un museo singular, el Museo a Manolete, único en el mundo por su carga de objetos y recuerdos de la tauromaquia de este gran torero cordobés.
Aquí no queremos que pase como en la ciudad de Reus, la tierra natal de Antonio Gaudí, donde nació en 1852 y en la que vivió hasta los 16 años. Gaudí tuvo tan escasa relación con ella que, sus paisanos, molestos a esta indiferencia, registraron y exponen permanentemente en el museo comarcal Salvador Villaseca, una leyenda que dice: “Eso es todo, porque Gaudí no llevó a cabo obra alguna en su patria chica”.
Nuestro deseo es que el turista o trabajador, empresario, político o misionero que nos visite, se encuentre a gusto en la villa y se lleve en su cámara de fotos o en la retina, el agradable recuerdo de su estancia en Villa del Río, y que pasados los años, sea su mente la morada que guarde, sin ponerle rejas a la memoria, esta hermosa forma de vida de sus habitantes, forjada por hombres y mujeres que se sienten villarrenses.
El turismo descubrirá pronto el discreto encanto de Villa del Río, donde amablemente será siempre recibido, y ante la evidencia del estímulo que recibirá, no dudamos se convierta en transmisor de su cultura, comercio y bienestar, trasladando noticias y felicidad a lugares desconocidos. Por todo esto el turista, se habrá ganado el ¡Bienvenido seas, forastero! Gracias por visitarnos.