POR JOSE ANTONIO RAMOS RUBIO, CRONISTA OFICIAL DE TRUJILLO (CÁCERES)
El turismo rural se está consolidando en España, como demuestra la EOTR (Encuesta Oficial sobre Turismo Rural, ver sección ‘información/estadísticas’). Según los datos existentes hasta julio de 2002, existían 6.265 alojamientos en todo el país que daban trabajo a unas 10.350 personas. Esto, respecto al año anterior, supone un incremento interanual del 15,87% en el número de alojamientos.
No obstante, antes de abrir un negocio de turismo rural, cabe plantearse una serie de cuestiones. En primer lugar está la fuerte inversión en la rehabilitación (o/y adquisición) de la estancia. Y en segundo lugar, la alta estacionalidad, que provoca que la ocupación no sea constante, sino que se concentre, sobre todo, en periodos vacacionales cortos (Semana Santa, Navidad…) y puentes.
Además hay que tener en cuenta que no cualquier vivienda rural servirá. Junto a los requisitos exigidos por la normativa propia de cada Comunidad Autónoma, a los que nos referiremos más adelante, están las condiciones del entorno donde se sitúa. La cercanía de parques naturales, estaciones invernales, zonas de costa y lugares de interés cultural, o la facilidad para la práctica de actividades de turismo activo complementarias a la estancia, pueden ayudar a conseguir una ocupación más constante durante el año y son decisivas para la rentabilidad del alojamiento.
También será importante para mejorar dicha rentabilidad, ofrecer un alojamiento de calidad y realizar una adecuada promoción. Esta pasa por la adhesión a asociaciones y centrales de reservas de la zona que faciliten la difusión de las casas que agrupan (incluyendo la representación en ferias del sector), y la presencia en guías especializadas. No hay que olvidar el «boca a boca», importante en una buena promoción, y en el que influirá grandemente la apuesta por la calidad antes mencionada.
La rentabilidad al año se sitúa, según varios expertos, entre un 8% y un 10% de la inversión, siendo posible recuperarla en unos 10 años. Alrededor de unas 90 pernoctaciones al año por cama podría considerarse un rendimiento bueno. Estas condiciones hacen que la opinión generalizada sea entender este negocio más como un complemento a otra actividad, como unos «ingresos extra», que como una actividad de dedicación exclusiva.
Hay que mencionar también la importancia de integrar el proyecto en la comunidad que lo va a acoger. Según ciertos expertos, sería muy recomendable vincularlo a intereses propios de la localidad donde se instale y que la población local se vea beneficiada, pues de lo contrario generará un rechazo que no ayudará al negocio.
Los trámites. Cada Comunidad Autónoma establece unos requisitos y exigencias. Estos van desde darse de alta como empresa turística en la Consejería de Turismo competente, a la presentación de avales y proyectos, pasando por el cumplimiento de las condiciones que se exijan al alojamiento y que son certificadas por un inspector. Para informarse, es recomendable acudir a la delegación provincial de la Consejería de Turismo de la Comunidad correspondiente (ver sección ‘información/legislación’ para direcciones en Internet), donde también nos informarán de las ayudas existentes. Entre los requisitos más comunes que se exigen a los alojamientos (si bien son muy heterogéneos y pueden variar bastante de una a otra Comunidad) están:
– Arquitectura tradicional y antigüedad mínima.
– Para alquiler completo, capacidad máxima de 12 a 15 plazas, y, en muchas comunidades, mínima de 4.
– Disponer de agua potable corriente y electricidad, así como de calefacción en todas las estancias.
– Superficie mínima de unos 12 m2 para habitaciones dobles y entre 6 y 9 para sencillas.
– Se fijan límites de camas supletorias según superficie y una altura mínima de techos (incluídas buhardillas).
– Al menos un cuarto de baño completo con agua caliente y fría por cada 4 ó 6 plazas.
– Ventilación directa al exterior en las habitaciones.
– Certificación de la adecuada eliminación de aguas residuales y recogida de basuras.
– Existencia de teléfono, extintor y botiquín.
– Mobiliario suficiente y en buen estado de uso y conservación y cocina completa.
– Se suele exigir servicio de desayuno y limpieza.
– Libro registro de entradas y salidas de huéspedes, y entrega de justificante de pago a los mismos.
– En determinadas comunidades se exige que el propietario esté empadronado en el municipio donde se encuentra el alojamiento.
Tanto Comunidades, como Comarcas y Ayuntamientos ofrecen ayudas para financiar los proyectos de turismo rural, por ser estos una buena forma de revitalizar zonas de otro modo deprimidas, contribuir a recuperar el patrimonio histórico y favorecer la creación de servicios en esas áreas. Estas subvenciones proceden, en buena parte, de fondos comunitarios, como por ejemplo los programas PRODER y LEADER Plus, que facilitan entre el 20 y el 60% de la inversión. Para obtenerlas, y de cara a evitar la picaresca existente, se establecen estrictos requisitos que hacen que, en algunos casos, sean difíciles de conseguir. Junto a la abundante documentación a presentar, se puede exigir, por ejemplo, una antigüedad mínima en funcionamiento de 2 años para el pago de la subvención, o el compromiso de mantener la actividad durante un periodo de 5 a 10 años.
Por último, no podemos dejar de mencionar uno de los grandes problemas del turismo rural en España, que es la falta de control sobre los alojamientos. Esto provoca la existencia de establecimientos ilegales que no reúnen las condiciones exigibles y empeoran la imagen de este tipo de turismo. Es ésta una razón más para la adhesión a asociaciones especializadas en la zona y que, junto a la actividad de las Comunidades Autónomas (mediante placas distintivas y otras certificaciones), contribuyen a garantizar la calidad de los alojamientos.
El crecimiento de la actividad turística que ha experimentado Trujillo resulta importante, tal como se deduce del constante aumento del número de plazas, tanto en establecimientos hoteleros como extrahoteleros. Ello denota que la demanda prosigue una tendencia similar, según demuestran las encuestas realizadas en la Oficina de Turismo y por el INE y que dan como resultado las Tablas de Movimiento de Viajeros en Establecimientos Hoteleros.
Extremadura está registrando un incremento importante en el volumen de turistas y de pernoctaciones a que éstos dan lugar, pese a tratarse de un espacio interior, con mucha competencia en las Comunidades Autónomas vecinas. Ello es buen indicativo de que el turismo de este territorio puede convertirse en un destino de interés, sobre todo en las zonas rurales, que verían incrementar su renta de forma significativa. No obstante, es necesario reconocer que este crecimiento debe ser regulado por la propia Administración Autonómica, aspecto éste que se ha conseguido, en parte, con la promulgación del Decreto 120/1998 de 6 de octubre.
Contamos con una naturaleza menos degradada que el resto del país, aunque no es especialmente deslumbrante en sus formas, como lo podría ser el norte del país, pero representa el ecosistema mediterráneo en su esencia, destacando como ejemplo principal el Parque Natural de Monfragüe. Quizás habría que decir que la falta de figuras de protección de mayor calado a la hora de atraer al turismo de naturaleza sea una de las grandes deficiencias de una posible oferta en esta variedad turística. Además, merced a sus características topográficas, su climatología peculiar, se puede hablar de un mosaico paisajístico muy diferente en el territorio, donde cobra especial relevancia para su aprovechamiento turístico Trujillo y su comarca. Junto a todo ello, debemos señalar que el turismo que llega a nuestra región en la actualidad no es tan acusadamente «de paso» como lo era hace unos años. Sin embargo, Extremadura en general y, en concreto, algunos conjuntos históricos, o algunos espacios protegidos y de gran belleza natural, comienzan ya a ser el reclamo turístico. Empieza a darse a conocer como destino turístico de calidad, con una variedad importante en el conjunto de la oferta. No obstante, tal y como ocurre en el resto de los espacios interiores seguimos siendo enormemente deficitarios en visitantes, con unas grandes dosis de estacionalidad en la visita
El turista que actualmente pasa por nuestra región, comienza a ser variado en cuanto a su poder adquisitivo, no escoge nuestra región como destino principal de sus vacaciones (al menos no las estivales), debido a que no se ha conseguido mantenerlos ocupados todo su tiempo de ocio con una serie de alternativas complementarias
Si nos centramos básicamente en el análisis del turismo que se da en los espacios rurales, nos percataremos de la existencia de notables recursos turísticos, fundamentados en los paisajes de interés natural y el patrimonio histórico y cultural. Pese a ello, no se ha desarrollado la actividad turística como cabría esperar, en función de los recursos, por lo que creemos necesario establecer un análisis previo de la situación, que dé paso a una posterior planificación de la actividad (destacan espacios naturales protegidos como los parques naturales de Monfragüe y Cornalvo, las reservas de caza, además de sus zonas de montaña, sus grandes superficies embalsadas y enormes espacios adehesados. De esto podemos deducir el gran potencial que adquiere el turismo rural, en cualquiera de sus variedades, existiendo además una importante gama climática que, en líneas generales, se identifica con inviernos relativamente suaves y veranos secos y calurosos, excepción hecha de los espacios de montaña).
¿Qué entendemos por Turismo Rural?
El concepto de turismo rural presenta una amplia variedad de definiciones en función del autor y del contexto. No existe una definición aceptada, se admite que el turismo rural es el que se practica, pero lo que diferencia claramente el turismo rural de otras formas de turismo que pueden darse en el mismo medio es que tanto la cultura como la naturaleza, y la relación que se establece entre ambas, son componentes clave de la experiencia turística. La Comisión de las Comunidades Europeas define el turismo rural como “aquella actividad turística realizada en el medio rural, compuesta por una oferta integrada de ocio, dirigida a una demanda motivada por el contacto con el entorno autóctono y que tenga una interrelación con la sociedad local”.
Por lo tanto, el turismo rural, con la comunidad local como protagonista, integra territorio (montañas, lagos, ríos, escenario natural forestal), patrimonio (arquitectura, arqueología, industria), tareas y costumbres propios de la vida rural (artesanía, gastronomía, agroturismo, música tradicional) y actividades de ocio (montar a caballo, bicicleta, caminar, pesca y caza).
El turismo rural es una actividad anterior al turismo convencional. De hecho el turismo en la «campiña» o el turismo aprovechando la casa del pueblo han sido frecuentes en Europa. En nuestro país podemos considerar que el turismo rural tal y como hoy en día lo entendemos aparece allá por los años ochenta. Cataluña fue, en 1983, la primera comunidad en legislar sobre el tema. En sus orígenes, el turismo rural se potenció como una renta complementaria a la de las actividades agrícolas. Ésta es, en definitiva, la idea del agroturismo, que implica que el agricultor mantenga la explotación y complemente sus ingresos con el alquiler de algunas habitaciones de la casa para alojar a turistas. Esta figura inicial ya se promovió en España en los años sesenta y setenta bajo la denominación de «vacaciones en casas de labranza», que podemos considerar como la figura precursora del «moderno» turismo rural.
En los años ochenta, con la crisis de la agricultura, un incipiente agotamiento del modelo de sol y playa, el inicio de nuevas formas de turismo, como el turismo de interior o los turismos culturales, y una cierta pérdida de las raíces rurales de buena parte de los habitantes de las grandes ciudades españolas, se produce la eclosión del turismo rural. Si bien en los inicios se trataba de una renta complementaria, en la actualidad podemos afirmar que ya es una estrategia de desarrollo local, una forma de recuperar patrimonio, una iniciativa más para frenar el despoblamiento y el consecuente abandono de la zonas rurales con problemas de accesibilidad, una forma de recuperar tradiciones (culturales, gastronómicas, religiosas, etc.) y, en definitiva, una forma de potenciar la redistribución de los beneficios que genera el mercado turístico. Las ayudas de la UE, con los programas LEADER, LEADER+ y PRODER, han permitido desarrollar un buen número de iniciativas de turismo rural en el ámbito estatal.
La etapa en que se encuentra actualmente el turismo rural viene marcada por una clara consolidación del pro¬ducto, que se ha extendido por todo el Estado, conocido y apreciado por los consumidores, promocionado con fuerza en muchas comunidades autónomas, que no pretende competir con otros productos sino ser un complemento y que cada vez apuesta más por la calidad como elemento distintivo. Se trata de un producto consumido fundamentalmente por el turista nacional (en 2007 representaban el 90,5 de los turistas rurales y el 82,7% de las pernoctaciones) y la escasa presencia de turistas extranjeros (9,5% del total de turistas y el 17,3% de las pernoctaciones) (INE, 2005).
EL MARCO LEGISLATIVO DEL TURISMO RURAL
La normativa sobre turismo rural en España ha determinado definitivamente tanto la forma en que lo entendemos como su propio desarrollo. La legislación referida a este sector turístico, a escala española y catalana, se ha centrado fundamentalmente en el alojamiento, regulando sus características principales. A pesar de que éste es el objeto del presente estudio, destacamos la falta de integración en estas regulaciones de aspectos relacionados con otras actividades que se dan en el medio rural y que complementan el alojamiento, ofreciendo así una visión sesgada del turismo rural.
En el contexto español, la legislación en materia de turismo, y por extensión de turismo rural, corresponde a las diferentes comunidades autónomas. La falta de coordinación entre éstas ha provocado que cada una haya legislado de forma diferente sobre las tipologías de alojamiento existentes en su territorio. Una de las consecuencias ha sido la aparición de una cuarentena de denominaciones diferentes para los ETR (masia, pazos, casa de labran¬za, casa rural, etc.) en el conjunto de las diecisiete comunidades autónomas. Este hecho, que por una parte pone de manifiesto la gran diversidad existente en el territorio español, por otra complica en exceso la comercialización del producto. A pesar del gran número de denominaciones, los ETR pueden ser agrupados según cuatro criterios principales:
– Existencia o no de agroturismo.
– Ubicación de la casa (dentro o fuera de núcleos de población).
– El hecho de alquilar la casa entera o por habitaciones.
– La calidad de los establecimientos (este último es quizás el criterio menos extendido).
Una clasificación «virtual»‘ de las actuales denominaciones según estos criterios, u otros similares, permitiría mitigar parte de la falta de planificación inicial en el ámbito estatal, así como facilitar la elección por parte de los usuarios. En este sentido, del análisis de los procesos legislativos de las diferentes comunidades se extraen dos conclusiones principales:
– La necesidad de una coordinación normativa a nivel nacional.
– La importancia de establecer unas directrices comunes para todo el Estado. Obviamente, sin perder el carácter diferenciador e identitario de cada uno de los tipos de turismo rural presentes en el ámbito nacional.
LAS CASAS DE TURISMO RURAL
Trujillo, los llanos y los berrocales, bajo esta denominación se extiende una vasta superficie de más de 3000 kms cuadrados, que ocupa la mayor parte de la comarca de Trujillo, bajo la unidad de una monótona, aunque siempre cambiante, penillanura ala que se adosan las vegas cacereñas. Llanos y berrocales, acepción que define marcados contrastes en su litología, para hacer referencia a los frecuentes afloramientos de rocas graníticas, que se yerguen por su mayor dureza sobre las amplias superficies de pizarras grisáceas del precámbrico, un origen que se remonta a los inicios de la Era Primaria, precisamente la dura roca granítica es utilizada para la construcción de la arquitectura popular de la zona, destacando los cortijos en amplias explotaciones ganaderas extensivas y las casas de piedra de las distintas poblaciones como Trujillo, Aldea del Obispo, Madroñera o Pago de San Clemente, donde se han creado la mayoría de las casas rurales de la zona destinadas a Hotel Rural. La generalidad viene expresada por casas blancas y encaladas, con paredes de mampostería hasta altura de bóveda; si tiene dos plantas, la superior, de doblados o sobrados, se construye en adobe o tapial de barro, enriquecido sólo a veces de cal y pequeñas piedras o ladrillos machacados; ladrillo macizo para las arcadas, bóvedas, vanos y cualquier estructura curvilínea; granito en jambas, dinteles, huecos que dan al exterior o a corrales, balconadas y ángulos del edificio cubiertas de trabazón de madera o cañizo generalmente a dos aguas y con teja vana árabe, para albergar debajo chacineros, trojes y almacenes de cereal. Las aguas de lluvia de los tejados adyacentes a los corrales son conducidas por canalones, canales y tubos a grandes pozos o aljibes que se sitúan en los patios y corrales y que se destinan tanto para consumo doméstico como para los animales que se alojaban en los fondos de los corrales en sus cuadras, cochineras o gallineros.
SUBVENCIONES E INVERSIONES EN LOS ETR (Establecimientos de Turismo Rural)
La UE, a partir de la reforma de los fondos estructurales de 1998 y, especialmente, de la reforma de la PAC de 1992, ha apostado claramente por iniciativas de desarrollo local de carácter endógeno y multisectorial. La reforma de la PAC (Política Agraria Comunitaria) de 2003 reafirmó esta tendencia. En este marco, algunas iniciativas de turismo rural se han beneficiado de las ayudas presentes en los sucesivos programas LEADER, programas que tienen por objetivo promover las acciones fomentadas y ejecutadas por grupos locales, llamados GAL (Grupos de Acción Local), que tengan una importante participación de la propia comunidad. Estos GAL están formados por entidades representativas de diferentes ámbitos socioeconómicos del territorio, integrando sector público y privado. Con una metodología y objetivos parecidos y financiados también por la UE, los programas comarcales PRODER también han ayudado a desarrollar algunas iniciativas turísticas en el medio rural trujillano. Ambas ayudas han sido gestionadas por la Junta de Extremadura (Consejería de Turismo). La concesión de ayudas a las empresas turísticas están especificadas en el artículo 3 del DTO. 36/07 y a balnearios de Extremadura en materia de fomento de calidad para elevar el nivel de las infraestructuras turísticas de nuestra región, y para la prestación de servicios turísticos con mayor valor añadido. Según el documento, podrán ser beneficiarios las personas físicas o jurídicas, comunidades de bienes o cualquier otro tipo de unidad económica o patrimonio separado que, aún careciendo de personalidad jurídica, puedan llevar a cabo las actuaciones que motivan la concesión de la subvención, sean titulares o propietarios, explotadores directos o no, de balnearios y de las siguientes empresas turísticas en todos sus grupos y categorías: establecimientos hoteleros, apartamentos turísticos, alojamientos rurales, campamentos públicos de turismo, agencias de viajes, empresas de actividades complementarias y, establecimientos de restauración del grupo II del Decreto 69/2002, de 28 de mayo, por el que se establecen normas sobre la ordenación y clasificación de las empresas de Restauración de la Comunidad Autónoma de Extremadura.
Durante los años 2001 y 2007 se han aprobado numerosas casas rurales en Trujillo y su comarca: “El Tenado” en Aldea del Obispo, y próxima a esta localidad “Las Canteras”; “El Cosil” en Torrecillas de la Tiesa; “El Recuerdo”, “Santa Teresa”, “Los Alamos”, “Viña las Torres” en Pago de San Clemente; Hotel Rural “Patricio” en Trujillo; “Santa Marta” y “Los Almendros” en Herguijuela; Hotel rural “Soterraña” y “El Bailaero” en Madroñera; “Los Torrejones” en Trujillo; “Hotel Rural las Huertas” en Huertas de Animas y “El Conde” en Santa Cruz de la Sierra.
PERFIL DE LOS USUARIOS DE ETR
Los grupos de turistas que más predominan en los ETR son las familias con niños, tras las que encontramos parejas de jóvenes y grupos de amigos que buscan tranquilidad. Del total de encuestados en la Oficina de Turismo, los usuarios de ETR suelen tener entre 30-40 años (44 % del total de encuestados). Podemos afirmar que los menores de 20 años y los mayores de 50 años no son usuarios significativos del turismo rural. Este último grupo se ha de tener en cuenta a la hora de crear iniciativas para desestacionalizar la ocupación dadas sus características sociolaborales. Debemos destacar, respecto a la situación laboral, que un 87 % de los mismos son asalariados, autónomos o funcionarios, mientras que los estudiantes y jubilados representan una proporción muy pequeña (alrededor del 5%). La procedencia de los turistas rurales de Trujillo son viajeros del Norte de España, Cataluña y Comunidad de Madrid (éstos representan al 68 % del total), los turistas extranjeros constituyen actualmente un 8% de la demanda, con diferencia, los viajeros en su mayoría proceden de los países de la Comunidad Europea (franceses, belgas y alemanes), la posibilidad de llegar a España en vehículo privado es una gran ventaja. Los aspectos que más valoran los usuarios de los ETR es el contacto directo con la naturaleza y el paisaje, la tranquilidad del lugar; la relación calidad-precio; el trato y la relación que se establece con los propietarios; los atractivos turísticos; el contacto directo con la vida rural; actividades complementarias que se ofrecen a la casa-establecimiento; las características arquitectónicas de la casa-establecimiento; práctica de deportes, etc.. Podemos afirmar que los precios en general son bastante asequibles, permitiendo el acceso a un amplio sector de la población. La oferta se basa más en viviendas rurales que en edificios de alto valor patrimonial. Una de las características que más valoran los usuarios es la relación calidad-precio, a pesar de que su poder adquisitivo suele ser medio o medio alto. La mayoría de establecimientos no diferencian entre temporada alta, media o baja ya que los fines de semana de casi todo el año se pueden considerar como temporada alta.
CANALES DE PROMOCIÓN Y COMERCIALIZACIÓN
El turismo rural presenta unos canales de comercialización caracterizados por un bajo nivel de intervención de las agencias mayoristas y minoristas. La pequeña dimensión de las empresas de turismo rural, su dispersión en el territorio y el bajo nivel de conocimientos específicos sobre gestión turística que generalmente presentan sus promotores, dificultan la viabilidad de aspectos cruciales para un desarrollo satisfactorio del negocio como son la comercialización, la promoción y el acceso a la información. La falta de una imagen de producto unitario a nivel nacional tampoco facilita estos aspectos. Estos son algunos de los aspectos de la creación de asociaciones de turismo rural como la existente en la zona de Trujillo. Hay que destacar que en los últimos meses han aumentado los canales de promoción gracias a la publicación de folletos y guías de promoción y la creación de portales en internet, el turismo rural ha estado presente en diferentes ferias gracias a la gestión de la Oficina de Turismo de Trujillo. Si analizamos las formas en que los usuarios han obtenido información sobre los ETR que visitan vemos que el “boca a oreja” tiene gran importancia. Se trata de una de las formas de promoción más valoradas por los propietarios, ya que es el resultado de un trabajo bien hecho y de unos clientes contentos que transmiten su satisfacción a sus conocidos. En cuanto a la comercialización, falta todavía una central de reservas que facilite el proceso a los usuarios, que han de contactar con cada una de las casas para conocer su disponibilidad. La contratación de plazas a través de touroperadores es un hecho minoritario y sólo bajo determinadas circunstancias. Muchos touroperadores cobran comisiones antes de aportar clientes o éstas son excesivas para un negocio como el turismo rural. Los propietarios no están de acuerdo con el hecho de tener que reservar plazas en épocas de gran demanda, ya cubiertas sin mediadores, que despersonalizan el trato con el cliente, básico para muchos propietarios.
LOS ETR Y SU ENTORNO NATURAL Y SOCIAL
Tanto la naturaleza como la cultura se pueden considerar uno de los principales recursos en los que se fundamenta el éxito de los ETR. Por lo tanto, sus gestores deben tener cierto interés en cuidar y mantener el patrimonio natural, cultural y paisajístico de las zonas rurales donde se encuentran. Los ETR impactan, tanto positiva como negativamente, sobre su entorno desde tres vertientes: la casa, su gestión y la actividad turística asociada al comportamiento de sus clientes. En el caso del agroturismo, podríamos añadir la explotación agraria o ganadera.
Uno de los hechos más destacables de los ETR es que la edificación en la que se encuentran ha de ser de planta antigua, lo que suele comportar un uso eficiente del suelo y además realiza una contribución decisiva en el mantenimiento del patrimonio arquitectónico-cultural y del paisaje. En cierta medida, la contribución del agroturismo al mantenimiento de la actividad agraria también permite la conservación del paisaje tradicional, un efecto contrario al de las segundas residencias de nueva planta que han ido apareciendo con fuerza en el medio rural catalán y que suponen, a pesar de no ser consideradas como una forma de turismo estrictamente, una competencia a los ETR. El alojamiento colectivo tiene un impacto económico muy superior a la segunda residencia. Una plaza de hotel crea seis veces más puestos de trabajo que una plaza de segunda residencia y genera un gasto turístico diez veces superior. A su vez, una cama hotelera consume cinco veces menos suelo que una plaza de segunda residencia. El modelo basado en estas viviendas resulta insostenible porque se basa en el consumo de bienes limitados. A medida que los municipios consumen más suelo y paisaje, disminuye el atractivo turístico de la zona. Por lo tanto, la segunda residencia entra en conflicto con el turismo rural. Por otra parte, el aumento de precios que provoca la demanda foránea excluye del mercado a los autóctonos de rentas más bajas, como pueden ser los jóvenes, con lo que se ve afectada su permanencia. A diferencia de los objetivos de los ETR, también se provoca el abandono de las explotaciones agrarias, que pueden ser vendidas como suelo urbanizable a un precio elevado.
Existe una clara dicotomía entre el desarrollo turístico y la protección ambiental que pone de manifiesto la nece¬sidad de un replanteamiento del modelo de desarrollo territorial catalán, potenciando el alojamiento colectivo, como pueden ser los ETR, en detrimento de los grandes resortes turísticos y las segundas residencias.
Por otra parte, estamos en una sociedad en la que lo ecológico constituye un marco de referencia, donde la naturaleza se ha convertido en un bien de consumo, se ha mercantilizado, de tal forma que las modalidades turísticas que la engloban están en expansión. De acuerdo con estas premisas, el turismo rural es capaz de ofrecer la identidad del territorio y presentar una oferta contextualizada en un paisaje. Por esta razón, se convierte en una forma turística que no sólo supone una forma de dinamización de las economías rurales, sino también de revalorización del paisaje rural por parte de la población urbana (principal cliente) y rural.
Como es natural, la percepción que los propietarios tienen del entorno de su establecimiento depende de cada zona. En términos generales, tienden a diferenciar entre el entorno inmediato a la casa y el medio natural o rural que les rodea. Los propietarios se sienten con capacidad y tienen voluntad de mejorar el primero, que forma parte de su propiedad.
En cambio, no suelen contribuir en las actuaciones o procesos que tienen lugar en el territorio que les rodea ya que dependen en gran parte de la política municipal, de la que a menudo no se sienten partícipes.
En cuanto a las impresiones sobre la evolución del medio rural, una de las observaciones más reiteradas por parte de [os propietarios ha sido la pérdida progresiva de campos, el abandono de la actividad agraria y el despoblamiento. Estos hechos provocan un fuerte incremento de la masa forestal con el consiguiente riesgo de incendios, a la vez que contribuyen a crear un paisaje cada vez más homogéneo, lo que implica una gran pérdida de hábitats. En definitiva, corremos el peligro de perder el característico paisaje en mosaico de espacios agrarios, rurales y forestales, propio del mundo mediterráneo y atractivo para el turista rural. Hemos de decir que, a pesar de la potencial contribución del agroturismo al mantenimiento de la actividad agraria, hemos de ser conscientes de la necesidad de políticas rurales realistas que tengan en cuenta este hecho. Si, como sociedad, decidimos que que¬remos mantener estos valores hemos de apostar decididamente, aportando recursos, por el mantenimiento de las actividades primarias en el campo trujillano. También hay una gran preocupación por la presión urbanística y el impacto de ciertas infraestructuras de comunicación.
Los propietarios de ETR están sensibilizados por el cuidado del entorno natural y por la integración paisajística de su establecimiento. Disponer de un ambiente tranquilo es un gran atractivo para los turistas, como también lo es poder estar en una casa con un espacio natural alrededor, lo que contrasta con su residencia habitual.
En el caso de existir actividad agraria, se observa que la mayor parte de los propietarios dicen adecuarse a las actividades tradicionales de la región, hecho que contribuye a la sostenibilidad ambiental de la explotación y que permite elaborar productos de calidad, una vía de diversificación cada vez más presente. Un número creciente de ETR ha incorporado a su oferta productos autóctonos de calidad. No obstante, también hubiese sido interesante saber hasta qué punto se tienen en cuenta criterios ambientales en el conjunto de las compras, ya no sólo en alimentos sino también en productos como, por ejemplo, de limpieza.
Centrándonos ya en los propios establecimientos, un gran número de hechos contribuyen a disminuir los impactos ambientales inherentes a la actividad, contribuyendo al desarrollo turístico sostenible, algunas de las casas rurales han aplicado medidas de ahorro energético y de agua, el reciclaje y el aislamiento adicional. Un 11,7% de los propietarios han instalado ya sistemas de captación de energía solar, ya sea fotovoltaica, para producir energía eléctrica, o térmica, para calentar agua caliente sanitaria.
EJEMPLOS DE PROMOCIÓN Y ESTRATEGIA:
CASA RURAL “EL TENADO”
Casa rural a las puertas del Parque Natural de Monfrague, muy cerca de Trujillo, El Tenado ofrece alojamiento en un entorno rural. Cercano a Guadalupe, Cáceres y Mérida. Casa rural con encanto, seis habitaciones, ruiseñor, abubilla, perdiz, golondrina, grulla y cigüeña. Monfrague, Parque Natural mas importante de Extremadura, espacio protegido donde habitan águilas imperiales, buitres leonados, cigüeñas negras. El Tenado, casa rural en la Aldea del Obispo provincia de Cáceres- Extremadura, turismo ornitológico, birdwatching. Casa rural con vocación de servicio y hospitalidad para un alojamiento de lujo en el medio rural, con espacios comunes muy cuidados y ambientes confortables. Extremadura es el destino de la naturaleza para un nuevo encuentro con el medio ambiente y el disfrute de la observación de los seres vivos salvajes en su medio. Entre Trujillo y el Parque Natural de monfragüe se encuentra un pequeño pueblo llamado Aldea del Obispo donde nuestra Casa Rural tiene las puertas abiertas al viajero.
Turismo natural y respetuoso con el medio en una casa típica acomodada y restaurada en estilo rústico confortable y cálido. La casa dispone de una nutrida biblioteca temática ornitológica a disposición del cliente. Cerca de Trujillo El Tenado es una buena opción de alojamiento para conocer Extremadura desde un enclave estratégico.
CASA RURAL “LAS CANTERAS”
Exterior: jardín, muebles de jardín, piscina, terraza.
Idiomas: español, inglés.
Interior: baño en habitación, calefacción, chimenea, colección de juegos, comedor, sala de convenciones, sala de estar, televisión.
Para minusválidos: habitación adaptada para minusválidos.
Servicios: bicicleta disponible, documentación sobre la zona, paseos con guía, restaurante (público), se sirven cenas, se sirven comidas, se sirven desayunos, venta de productos locales.
Situación: aislada, señalización del acceso. T.V. con vía satélite. El porche tiene unas vistas impresionantes a Trujillo. Comida casera con productos naturaleza de la zona.
HOTEL RURAL “SANTA MARTA”
El conjunto de la Finca Santa Marta está compuesto por dos antiguos cortijos rehabilitados rodeados de campos de olivos, viñas y huertos, donde hasta hace 15 años se producía aceite de oliva de suprema calidad y el tan apreciado vino ‘Pitarra’. Desde los jardines de la Finca es posible observar el impresionante paisaje y la maravillosa flora y fauna del lugar!
El patio rodeado de naranjos, jazmines y rosales sirve de entrada a la capilla del siglo pasado donde ocasionalmente se celebraban misas. En la actualidad, sus arcos abovedados sirven de cobijo a las golondrinas, donde suelen colocar sus nidos. Sobre la capilla, la torre del campanario alberga un impresionante nido donde las cigüeñas alimentan a sus pequeñas crías siendo posible oír su peculiar sonido desde el jardín colindante.
Arriba, uno de los salones de la Finca a través del cual se puede acceder a la bodega donde aún se conservan en perfecto estado 14 tinajas de barro originales. También permanecen en los techos abovedados los ganchos utilizados en el siglo pasado para curar jamones durante 18 meses a temperatura constante. El comedor (arriba) se encuentra integrado en la antigua «almazara», que aún conserva la prensa original donde hace tiempo se obtenía aceite de oliva mediante la ayuda del ganado. La estancia proporciona un ambiente rústico único y el máximo confort para disfrutar de nuestros abundantes desayunos y exquisitas cenas acompañadas de vinos y licores locales.
La Finca también cuenta con una gran piscina situada en un amplio jardín rodeado de colinas y con vistas a los campos de olivos y huertos de cerezos y almendros.
VIÑA “LAS TORRES”
Situado en el corazón de la cacereña Sierra de los Lagares, a tan sólo 10 km. de Trujillo, el Hotel Rural Viña las Torres sorprende por lo inesperado.
Una casa señorial cuyo interior ha sido completamente reformado para dotarlo de un ambiente cálido y confortable. Porque nuestra máxima preocupación es hacer que nuestros huéspedes se sientan como en casa y saboreen cada minuto de su tiempo.
Para gozar de una escapada sin obligaciones, en un entorno donde la única exigencia sea disfrutar del silencio o los olvidados sonidos de la naturaleza, de un estimulante paseo, una relajante sauna o, simplemente, del placer de hacer… absolutamente nada.
Ideal para conocer el arte, la naturaleza y la gastronomía que Extremadura pone a disposición del viajero. El emplazamiento del Hotel Rural Viña las Torres, lo convierte en el perfecto cuartel general para planificar visitas a Trujillo, Cáceres, Mérida o Guadalupe, ciudades llenas de historia, o adentrarse en el corazón del Parque Nacional de Monfragüe, naturaleza en estado puro.
LA CALIDAD EN EL TURISMO RURAL
Uno de los aspectos del turismo rural que más importancia está cobrando en los últimos años es la calidad, como elemento distintivo y principio de caracterización de los niveles del producto. Las características propias de los ETR y su origen los hacen especiales en tanto que no pueden ser valorados con los mismos patrones que el resto de alojamientos colectivos, más profesionalizados y de más envergadura. A pesar de esto, es necesaria la adopción de sistemas de calidad que permitan su clasificación y aporten al turista la información suficiente para facilitar su elección. Asimismo, la adopción de algún sello de calidad implica una voluntad de mejora y el aprendizaje de nuevas formas de gestión más eficientes.
Más que en cualquier otro sector, la autenticidad de la oferta es un aspecto a tener en cuenta. Este concepto, no obstante, resulta muy controvertido ya que la autenticidad del mundo rural de hace algunas décadas, idealizada desde la época de los escritores románticos, no se corresponde con la realidad del mundo rural actual, mucho más parecido al mundo urbano. Por otra parte, intentar conservar esta autenticidad, buscada por los turistas, puede llevar a su recreación, convirtiendo de esta forma el entorno rural en un parque temático por la artificialización del producto. No obstante, éste es un parámetro difícilmente evaluable en los sistemas de calidad.
Una de las primeras preguntas que nos tendríamos que hacer es: ¿Qué entendemos por calidad? Como podemos intuir, la respuesta es compleja en tanto que cada propietario y cada usuario la entenderán de una forma diferente y priorizarán unos criterios sobre otros. Se puede valorar como calidad el hecho de proporcionar un trato cercano y agradable al cliente (a la vez que profesional), un espacio donde éste se sienta confortable, servir unas comidas de calidad elaboradas con productos de la zona o un elevado nivel de equipamientos. Otros aspectos a valorar podrían ser: el conocimiento de los propietarios del entorno y de los atractivos del lugar, el cuidado que éstos tienen del medio ambiente (de hecho, creemos que los criterios de calidad ambiental tendrían que tener un importante papel en los sistemas de calidad turística), una correcta señalización y acceso a la casa, un paisaje rural bien conservado, la formación profesional de los encargados de la actividad, que repercute en el resto de puntos, o la existencia de facilidades para realizar y agilizar la reserva a través de diversos medios. Pequeños detalles marcan la diferencia: encender la calefacción antes de que lleguen los clientes, ofrecer una botella de vino en la despedida o charlar con ellos mientras se toma un café.
La consecución de los sistemas y distintivos de calidad se basa en el cumplimiento de una serie de requerimientos mínimos. A grandes rasgos, los criterios incluyen: las instalaciones, la recepción y la estancia, el mantenimiento, la seguridad, los servicios, la comercialización y, los criterios relacionados con el impacto ambiental de los establecimientos. Los procesos de certificación pueden dividirse en autoevaluación, auditoría, certificación y mantenimiento. Es un largo proceso en el que los propietarios han de adquirir y aplicar gran cantidad de conocimientos para poder superar la auditoria satisfactoriamente. Existen varios sistemas de calidad a los que pueden optar los ETR, de adopción voluntaria: ISO 9001; Q DE CALIDAD TURÍSTICA PARA ETR.
ISO 9001: A pesar de su importancia internacional, las normas de calidad ISO 9001 no han sido adoptadas con efectividad en Extremadura. Se trata de normas destinadas, en principio, a establecimientos más profesionalizados, de más envergadura, debido a que el coste del proceso de certificación es demasiado elevado para establecimientos de reducido tamaño. No obstante, resulta interesante que las asociaciones y federaciones de TR puedan obtener este distintivo. En España, AENOR (Asociación Española de Normalización y Certificación) es la encargada de supervisar el proceso.
Q de Calidad Turística para ETR: A mediados de los años noventa, el sector turístico español decidió llevar a cabo un cambio estratégico basado en la mejora de la calidad, como factor competitivo y diferenciador en los mercados nacionales e internacionales. Esta apuesta por la calidad se consolidó con el programa estratégico de la Secretaría General de Turismo conocido como «Plan Integral de Calidad del Turismo Español» (PICTE), aprobado en 1999 y vigente durante el periodo 2000-2006. Desde 1996, y gracias al apoyo de la administración turística del estado se ha desarrollado el macro¬proyecto «Sistema de Calidad Turística Española», que permitió, en 1999 y a través del «Plan de Calidad Turística Española», la creación del sello, o sistema de gestión, Q de Calidad. Este distintivo es aplicable a diversos subsectores turísticos: hoteles y apartamentos turísticos, agencias de viajes, restaurantes, campings, ETR y estaciones de esquí. El organismo encargado de la gestión y certificación del sello es el Instituto para la Calidad Turística Española (ICTE), entidad de carácter intersectorial con naturaleza jurídica propia y formada por asociaciones empresariales turísticas.
El sello destinado a los ETR fue diseñado por la Asociación para la Calidad del Turismo Rural (ACTR), constituida por diferentes asociaciones territoriales de propietarios» y miembro fundador del ICTE. La norma se creó a lo largo del año 1999 y en 2000 se unieron al proyecto alrededor de 900 ETR de todo el Estado. El sello contempla dos modalidades básicas: casa por habitaciones (MA y CP en el caso catalán) y casa completa (ARI). El proceso de certificación puede durar hasta dos años. Su concesión implica un esfuerzo de mejora continuado que se evalúa a partir de auditorías anuales.
Eco-etiquetas ESCOLABEL: Es una iniciativa de la Unión Europea, introducida en 1992 y válida en todos los estados miembros, limitada en principio a los productos y ampliada posteriormente a los servicios. En relación a los servicios turísticos de los ETR tenemos la llamada European Ecolabel for Tourism Accomodation. Distintivo que pretende limitar el consumo energético y de agua y la producción de residuos; favorecer el uso de fuentes de energía renovables y productos ecológicos y promover la comunicación y la educación sobre temas ambientales. Se basa en un sistema de puntos que se dividen en criterios de obligado cumplimiento y criterios optativos que permiten aumentar la puntuación del establecimiento para conseguir el mínimo requerido para la obtención de la certificación.
Sistemas de Gestión Ambiental (SGA): Herramientas de gestión de adopción voluntaria que tienen la voluntad de proteger el medio ambiente a la vez que comportan una mejora continua. Estos sistemas dan mucha importancia a temas relacionados con la legislación, la comunicación externa y la ampliación de los trabajadores.
CONCLUSIONES
Tras la realización de este estudio se ha puesto de relieve que buena parte de la tierra de Trujillo puede desarrollar la actividad turística en el medio rural, implantar los alojamientos necesarios, etc. Sin embargo, cuando se recurre a un análisis más profundo, se detecta que algunas áreas que potencialmente pueden desarrollar esta actividad poseen algunas limitaciones fruto de su ubicación en espacios que disponen ya de este tipo de equipamientos, de su situación en áreas con un grado de protección ambiental considerable o, simplemente de la condición poco emprendedora de los residentes, en muchos casos población muy envejecida.
En nuestro país, el turismo rural es todavía una actividad joven que presenta un fuerte crecimiento. Es responsabilidad de la administración y del resto de actores implicados velar para evitar problemas que se puedan generar en el territorio como incendios. En estos momentos, en comparación con otros destinos emergentes, España ya no es un destino turístico económico y ha de apostar por un turismo de calidad menos masificado. El turismo rural presenta un amplio potencial en relación al patrimonio, la gastronomía y los nuevos valores de ocio de las sociedades actuales. En Extremadura, el espacio rural no está todavía artificializado, es un espacio vivo y activo. La recuperación de los valores rurales y de las raíces locales son activos que se han de potenciar. A su vez, las sociedades rurales han cambiado, son conscientes de su patrimonio y de los efectos positivos que puede comportar la diversificación de las rentas en el medio rural, los jóvenes calificados son ahora más capaces de emprender nuevas actividades en sus lugares de residencia y se resisten a abandonar sus pueblos. Todo esto favorece el creciente interés por las actividades en el medio rural. Tampoco podemos olvidar que, cada vez más, nuestra sociedad se está concienciando de la necesidad de proteger el medio ambiente y de los efectos positivos que está protección puede tener para el conjunto de la sociedad. No obstante, entendemos el turismo rural como una forma complementaria y no alternativa al resto de opciones, muchas de las cuales se encuentran inmersas en procesos de mejora de su gestión que contribuyen a hacerlas más sostenibles.
La revalorización del medio rural ha comportado nuevos usos para este espacio, que ya no es sólo productivo sino que cada vez más se orienta al uso recreativo y de ocio. El turismo rural, que surgió como una renta complementaria a la agricultura y con [a idea de ayudar a [os agricultores, está tomando un papel protagonista, por su buena acogida y por ser una alternativa más a los diferentes productos turísticos. De la actividad de los establecimientos de turismo rural también se benefician otras empresas y comercios de la zona que ofrecen productos complementarios, repartiendo de esta forma los beneficios del turismo. No obstante, algunos problemas inherentes al sector se han de resolver para garantizar su buena salud.
Uno de los objetivos principales del presente estudio ha sido identificar aquellos pun¬tos sobre los que hay que incidir para mejorar la situación del turismo rural, proporcionando de esta forma una herramienta útil tanto para futuros procesos de planificación como para la introducción de mejoras en la gestión de los establecimientos por parte de los propietarios. En este sentido, y a modo de resumen de la diagnosis, hemos creído conveniente disponer de las principales conclusiones del estudio.
Debilidades:
– La falta de planificación por parte de la administración extremeña y la falta de coordinación entre las administraciones de las diferentes autonomías. La unificación de criterios beneficiaría a la difusión del sector. Un ejemplo de esto es la amplia variedad de denominaciones y tipologías presentes a nivel estatal (más de cuarenta), lo que imposibilita una coordinada comercialización nacional e internacional.
– Implicación desigual de las administraciones locales. Dependiendo de la voluntad política del consistorio y de los recursos disponibles, el turismo rural se considerará una estrategia de desarrollo y se tomarán o no medidas de fomento que pueden implicar diversos sectores económicos de los municipios.
– La ausencia de un sistema de clasificación de los establecimientos por niveles de calidad que pudiese ser utilizado por los usuarios como herramienta de selección y que incitase a los propietarios a una mejora constante.
– El constante incremento de la proporción de ARI (más del 80% de ETR abiertos en los últimos años), la tipología de turismo rural que podríamos considerar como «menos pura» ya que, por sus características, podría ser considerada como una tipología especial de apartamentos turísticos.
– Las pocas adaptaciones destinadas a personas con discapacidades.
– La falta de formación específica de una parte importante de los gestores de los ETR (60%), hecho que condiciona tanto las iniciativas que éstos puedan tomar como la gestión del establecimiento.
– La falta de estandarización del sistema de gestión de las reservas. No se dispone todavía de una central de reser¬vas que facilite el proceso. Los sistemas actuales, basados casi en exclusiva en contactar directamente establecimiento por establecimiento, son poco adaptables al mercado internacional, sobre todo teniendo en cuenta el bajo conocimiento de idiomas de los propietarios.
– La estacionalidad de la ocupación y el alto grado de dependencia de los turistas catalanes. A pesar de que no podemos hablar de una tendencia, la demanda extranjera disminuyó durante el último año en un 16%.
-A pesar de que los ETR constituyen una actividad eminentemente familiar, los escasos puestos de trabajo que crea de forma directa suelen ser precarios y marcadamente estacionales.
– EL hecho de tratarse de un turismo difuso en el que los turistas se mueven por extensas áreas, siendo difícil controlar tanto sus necesidades como los impactos que generan. Los usuarios presentan una elevada movilidad y utilizan el coche en un 96,5% de los casos.
– Faltan todavía estudios profundos sobre los impactos sociales que la oferta de ETR puede provocar en peque¬ñas poblaciones rurales.
Amenazas:
– En ausencia de una política coordinada entre las diferentes Comunidades Autónomas, la competencia del resto de regiones.
La falta de ayudas para la implantación de ETR en aquellas zonas en las que todavía no se ha empezado a desa¬rrollar el sector y donde podría constituir una iniciativa interesante para dinamizar la economía.
– La entrada en el sector de propietarios sin vocación, que ven en el turismo rural una oportunidad de negocio más y que priman la rentabilidad económica, desvirtuando uno de los grandes atractivos del sector: el capital humano.
– El aprovechamiento del éxito de los ETR, y de las actividades asociadas, de determinadas zonas para fomentar procesos urbanísticos y especulativos que conducen a la construcción de segundas residencias.
– La posibilidad de abandono de explotaciones agrarias y ganaderas en favor de actividades propias del sector servicios que, en muchos casos, aportan más beneficios y requieren menos esfuerzos. Este abandono repercute sobre la gestión del medio y sobre el paisaje (contribuyendo a la pérdida del tradicional mosaico mediterráneo).
– Si el turismo rural evoluciona para convertirse en la principal actividad económica de estas unidades familiares, tendremos una excesiva dependencia del turismo.
Fortalezas:
– La autenticidad del producto y el entusiasmo de los propietarios.
– Los gestores de los ETR son personas que forman parte de la comunidad local. No son necesarias grandes inversiones para poner en marcha estos establecimientos, permitiendo el financiamiento a partir de capital endógeno, lo que permite que los beneficios permanezcan también en la comunidad.
– Se trata de una actividad que contribuye al desarrollo local en zonas que tradicionalmente se han considerado «atrasadas» ya que, por sus características, son las que menos se beneficiaron de los procesos de industrialización (hecho que ahora se convierte en una ventaja).
– La contribución de la actividad a la diversificación de rentas y las simbiosis que se establecen con otros empresarios de la zona, dedicados a los servicios de restauración, a la venta de productos artesanos o a las actividades complementarias.
– Se trata de un instrumento que puede ayudar a mitigar la emigración de las zonas rurales y, en algunos casos, a recuperar población.
– Los ETR han proporcionado a las mujeres rurales la oportunidad de iniciar una actividad remunerada y socialmente reconocida, hecho que contribuye a la consecución de la equidad de género.
– La actividad permite el contacto del mundo urbano con el mundo rural, haciendo partícipe al primero de los problemas del segundo, en muchos casos completamente desconocidos. Este contacto fomenta la revalorización del patrimonio rural, tanto social como cultural, arquitectónico y natural.
– Los ETR son viviendas rurales tradicionales (construidas con anterioridad a 1950). Por lo tanto, la actividad turís¬tica tiene un papel importante en la rehabilitación y conservación de éstas.
El impacto ambiental de los ETR en sí mismo puede ser considerado globalmente como bajo. Las técnicas constructivas de las viviendas rurales dieron lugar a edificios sostenibles integrados en el territorio.
-A diferencia de otros productos turísticos presentes en el medio rural, como el esquí, el modelo de desarrollo basado en los ETR no implica procesos urbanísticos, como los que dan lugar a grandes resortes turísticos.
– La limitación del número máximo de plazas a quince contribuye a evitar que el número de turistas supere la capacidad de carga social y ambiental de los pequeños núcleos donde se encuentran.
La buena relación calidad-precio así como la amplia variedad de ETR existentes permite llegar a usuarios con diferentes intereses y capacidad económica.
– La existencia de una demanda definida y en ascenso, que valora la naturaleza y practica formas de turismo poco impactantes que se suelen agrupar bajo la denominación de turismo verde. Se trata, además, de turistas fieles a la modalidad turística.
– La existencia de una oferta consolidada ya en algunas zonas, que en la actualidad apuestan por la calidad y la diversificación.
– La capacidad asociativa de los propietarios que ha conducido a la creación de redes que potencian el sector e intervienen en las decisiones de la administración.
Oportunidades:
– La existencia de antecedentes en Europa, lo que permite aprovechar y adaptar los más convenientes.
– La buena imagen de la que disfruta el sector en los medios de comunicación y en [a sociedad en general.
La existencia de un paisaje rural variado y atractivo, que incluye tanto áreas de montaña como zonas litorales. – La tendencia creciente de la demanda hacia un turismo a la carta, acompañada de la expansión generalizada de la difusión y comercialización de la oferta turística por Internet, a la que el turismo rural se adapta muy bien.
– El aumento de la concienciación ambiental de la población europea y la potencial contribución del sector a la conservación del medio ambiente. Entro otros aspectos, el TR puede contribuir de forma importante a la edu¬cación de los turistas para que adopten actitudes más sostenibles.
RECOMENDACIONES
A partir del estudio hemos creído conveniente proporcionar una serie de recomendaciones encaminadas a la mejora del sector. El objetivo prioritario para garantizar una correcta evolución del turismo rural es su planificación. Ésta tendría que potenciar las fortalezas, aprovechar las oportunidades, corregir las debilidades e introducir medidas para combatir las amenazas.
Desde nuestro punto de vista, la planificación debe llevarse a cabo desde diferentes vertientes interrelacionadas entre sí. En todo momento, los procesos de planificación han de contar con un debate en el que estén representadas las voces de todos los actores implicados en el sector, ya sea directa o indirectamente.
El fomento de la calidad, sobre todo en aquellas áreas donde la oferta ya presenta un volumen importante. En este sentido, alabamos la iniciativa de la Consejería de Turismo (Dirección General de Turismo de la Junta de Extremadura) que prevé ayudas a las casas que quieran obtenerlo. No obstante, creemos que este tipo de distintivos han de poder ser homologables a nivel europeo, para permitir su valoración tanto por turistas nacionales como extranjeros.
En segundo lugar, hemos de tener en cuenta que los ETR forman parte de la oferta del conjunto de productos turísticos extremeños y que, como tales, es necesaria su inclusión en la planificación global de sector, privada toda¬vía del correspondiente plan sectorial. La apuesta manifiesta hacia un turismo sostenible y de calidad ha de contar necesariamente con la contribución de los ETR, que han de tener un papel importante en la proyección de la marca «Extremeña» de promoción turística. Es necesaria la adopción de iniciativas encaminadas a aumentar la ocupación y disminuir la estacionalidad del sector. Éstas pasan por la ampliación del turismo rural más allá del alojamiento. Se tiene que buscar la diversificación de la oferta, la creación de productos integrados y la mejora de la comercializaron de todos estos productos para atraer a sectores de la demanda que todavía no se han interesado.
La dirección que tome el turismo extremeño tendrá inevitables consecuencias sobre el territorio y sus habitantes. Los expertos están de acuerdo en rechazar los modelos basados en el crecimiento urbanístico, como los que dan lugar a segundas residencias, tanto por sus efectos negativos sobre el medio ambiente como por los efectos sobre la comunidad local, más perjudicada que beneficiada. La planificación territorial del medio rural ha de tener en cuenta estos elementos. Existen iniciativas interesantes como la creación de cooperativas de producción de productos de calidad que, a la vez que permiten la viabilidad de las explotaciones, abastecen las cocinas de ETR y restaurantes y son vendidos a los turistas por comercios locales.
Esto nos lleva a la planificación del sector a escala local. No podemos olvidar que el turismo rural surgió como una estrategia de diversificación en la explotación, encaminada a fomentar el desarrollo endógeno de las zonas rurales atrasadas. Por lo tanto, es necesario que la planificación local contemple el sector y su relación con el resto de sectores económicos y con la comunidad, que ha de poder decidir en todo momento el modelo de desarrollo que quiere y qué impactos está dispuesta a aceptar. En este sentido, nos parece muy interesante la aparición de procesos de participación participativos, como pueden ser las Agendas Locales 21, que permiten una reflexión compartida sobre los costes y beneficios de las diferentes iniciativas de desarrollo posibles.
La definición de la estrategia a adoptar en cada zona concreta requiere la elaboración de estudios de diagnosis adicional. Se necesitan estudios territoriales, que ayuden a definir las zonas de mayor potencial turístico (con la elaboración, por ejemplo, de inventarios turísticos) y las más valiosas o frágiles.
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