POR JOSÉ MARÍA FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Fue en 1881 cuando el estudioso italiano Giovanni Francesco Gamurrini encontró en la Biblioteca de Arezzo un códice datado en el siglo XI («Sanctae Silviae Aquitaniae Peregrinatio ad Loca Sancta»), que a su vez remite a un texto de finales del siglo IV, titulado «Itinerarium ad Loca Sancta», redactado por la monja española, de origen berciano, llamada Silvia, Eteria, Egeria, Aiteria y Geria.
En ese texto la santa monja propone realizar un recorrido penitencial por las calles y caminos de Jerusalén que van desde el Huerto de Getsemaní hasta el Calvario, «santificados por los dolores y sangre del Salvador».
Este recorrido fue denominado VIA CRUCIS, o Camino de la Cruz, y también Vía Dolorosa y Calle de la Amargura.
En él se realizan una serie de «paradas» o ESTACIONES (antiguamente, entre los siglos X al XIV, eran 4 y desde el siglo XVI) son 14), donde los penitentes se detienen para meditar un hecho concreto de la Pasión de Jesús.
Bien puede afirmarse que no hay pueblo, villa o ciudad españolas donde no se celebren Vía Crucis penitenciales, siguiendo unas directrices, meditaciones y oraciones redactadas en unos libritos-devocionario «tipo estandard», muy adaptados a la época de su edición.
Y aquí empieza nuestra historia colunguesa.
En 1911 se hace cargo de la Secretaría del Ayuntamiento colungués (que entonces era de 1ª Categoría) un funcionario segoviano, que, afincado en Colunga con su esposa e hijos, desempeñó su labor durante 21 años.
Fueron sus hijos don Pedro y doña Emilia Férnández Herranz.
Don Pedro, Licenciado en Medicina por la Universidad de Madrid, se especializó en Odontología, estableciéndose en Colunga, ejerciendo aquí su profesión hasta su fallecimiento en 1973.
Los colungueses le llamábamos cariñosamente «Don Pedro el dentista».
Su hermana era «Doña Emilia la de don Pedro» y sus hijas, Carmela y Marisa (personas adorables a las que quiero entrañablemente) son «les fíes de don Pedro el dentista».
Fue don Pedro ejemplo de persona íntegra en su trabajo, en su trato humano y en su fe religiosa.
Fruto de esa «trayectoria de vida» es la redacción, con dibujos del propio autor, de un librito titulado «VIA CRUCIS.
LA MIRADA DE JESÚS, editado en 1963 con destino a los feligreses de la parroquia de Colunga.
Librito que puede considerarse como una JOYA bibliográfica y religiosa pues en nuestra región no existen más allá de 4 Vía Crucis redactados y editados por asturianos.
¿Saben esto los colungueses?
Me temo que no.
Hace unos años, siendo párroco de Colunga don Segundo Fernández, se intentó su publicación, pero su marcha a otros destinos dejó en el olvido nuestras intenciones.
El trabajo está hecho y sería una pena que Colunga perdiera ese tesoro de asturianía.