POR ANTONIO LUIS GALIANO, CRONISTA OFICIAL DE ORIHUELA
En días pasados, los aficionados al fútbol local seguíamos con interés si, debido a las tristes consecuencias del DANA, se podría continuar disponiendo de nuestro vetusto Campo Municipal de Los Arcos. Hasta ahora se ha podido celebrar algún partido y se está resembrando el terreno de juego. Creo que podemos hablar de viejo Campo de Deportes que, hace setenta y cinco años, la Corporación Municipal de Orihuela, secundada por la Jefatura Local del Movimiento, adoptó el acuerdo de dotar a la ciudad de unos terrenos donde construir un «magnífico stadium», según el periódico INFORMACIÓN, ante el hecho de que la juventud oriolana no disponía de un lugar donde pudiera practicarlos.
Situémonos como decíamos hace quince lustros, concretamente el 13 de marzo de 1944, en el momento en que la Comisión Gestora del Excelentísimo Ayuntamiento acordó acometer dicho proyecto.
Para ello se adoptó el acuerdo de la adquisición mediante subasta de los terrenos para dedicarlos a tal fin, así como encomendar a la Comisión Permanente la redacción de pliego de condiciones a tal efecto. El 5 de junio del citado año, en el Pleno Extraordinario presidido por el alcalde Francisco Lucas Girona, se daba cuenta de un escrito de la Caja de Ahorros y Socorros y Monte de Piedad de Nuestra Señora de Monserrate, rubricado por Ángel García Rogel como presidente y en representación de dicha entidad, en el que hacía referencia a la publicación en el Boletín de la Provincia el día 5 de mayo de las bases de la subasta para la adquisición de los terrenos a fin de dedicarlos a campo de deportes. Esta entidad ponía en conocimiento del Ayuntamiento que poseía una finca de una hectárea 25 áreas y 45 centiáreas (12.545 metros cuadrados, o sea 11,22 tahúllas) que podrían servir para ello. Dicho terreno se encontraba ubicado en la partida de Correntías, con posibilidad de riego desde la Acequia de los Huertos por el Azarbe de las Monjas, teniendo como lindes: al Este, tierras de Antonio y Aurelio Grau Navarro, al Sur el brazal de riego que lo separaba del Camino Viejo de Molins, al Oeste la casa de Cayetano Tomás Ballester y el solar almacén de Antonio Salinas, y al Norte el río Segura.
La «Caja de Monserrate» ofreció al Ayuntamiento la finca por 154.940 pesetas (931,24 euros, hoy), pudiendo pagar la cantidad en diez anualidades iguales de 15.944 pesetas. Se aprobó la adquisición por ese importe y se facultó al alcalde para que pudiese otorgar la escritura de compra-venta.
El 14 de junio del año que nos ocupa, el Pleno Municipal aprobaba por unanimidad el proyecto elaborado por Juan Bellod Salmerón, del Reglamento del Campo de Deportes de Los Arcos, en el que se regulaba el Patronato y el Consejo Directivo que debía de regirlo, naciendo al amparo del mismo el Orihuela Deportiva.
A continuación, se empezaba a construir el Campo de Los Arcos, en el que la mano de obra, en muchos casos, fue aportada por aficionados. De hecho, siempre he oído decir que en la plantación de los eucaliptus y el césped colaboraron activamente Juan Bellod Salmerón, Antonio Galiano Santiago, Napoleón Bueno Muñoz, Guillermo Pastor Moscardó, José Vidal Alonso, Vicente Andreu Vaillo y otros muchos amigos que estaban ilusionados con que Orihuela dispusiera de un campo de fútbol en las mejores condiciones.
En mayo de 1945, el Orihuela Deportiva participó en la Copa Vega Baja, quedando campeón, y después en la temporada 1945-46 en el Campeonato de 1ª Categoría Regional, en el que todos los partidos desde el mes de octubre se jugaron en el Campo de Los Arcos, que fue inaugurado oficialmente el segundo día de Navidad del primero de esos años. Quede todo ello para la historia del fútbol oriolano, recordando que años después, en 1946, estando el Orihuela Deportiva en Tercera División, el Campo Municipal de Los Arcos sufrió las consecuencias de la inundación del día 21 de abril, hasta el punto que «el tarquín» en algunas zonas alcanzó más de medio metro de altura, y se precisó invertir quince mil pesetas para limpiarlo.
Esperemos que el viejo campo de Los Arcos viva muchos años más. Así sea.