POR JOSÉ MARÍA FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
El 4 de octubre es la festividad de San Francisco de Asís (1182-1226), el santo humilde, amante y servidor de los pobres y necesitados. Sin embargo -¡qué cosas nos da la vida!- su festividad va asociada a días de tormenta, de tempestad, de galerna en el mar, de vientos huracanados… Es algo así como si el santo -y de este modo se cuenta- se enfadara un día al año con los pecadores y les castigara a latigazo limpio con el cordón de su hábito. Y, claro, como ya está muerto y enterrado… pues ¡toma golpes a base de rayos y truenos!
Para las gentes de la marinería asturiana este «cordonazo» señala el fin de la costera del bonito y, en cierto modo, «abre a la invernía las puertas de la mar».
Los que saben de meteorología explican este suceso diciendo que al aumentar en estos días la insolación se forman nubes de desarrollo vertical que, en contacto con las capas frías de la atmósfera, originan fuertes lluvias precedidas de tormentas.
Una cosa es clara: en esas fechas suelen detectarse bajas presiones y «turbonada» que, al enfriar el ambiente, acarrean tormentas, lluvias y vientos.
Vientos que tiran al suelo nueces y castañas ya en sazón.
En Asturias decimos a ese fenómeno atmosférico EL VIENTU LES CASTAÑES y, por lo visto, suele afectar al comportamiento y conducta de personas depresivas y agresivas.
Bueno, pues no se dejen deprimir por estas circunstancias; busquen pareja y vayan a la búsqueda de castañas (a la «gueta» o a la «pía»), que , como ven en la foto, es muy erótico.
Y cántenle a la moza aquello de: «Les castañes son castañes; / los oricios son oricios. / Los ojinos de tu cara / son para mi dos hechizos».
¡Pásenlo bien y sean felices!