POR CÉSAR SALVO, CRONISTA OFICIAL DE VILLAR DEL ARZOBISPO (VALENCIA)
Todo ocurrió muy deprisa, como se suele decir de “la noche a la mañana”. De repente un día la noticia de que un virus se había despertado en un mercado de animales salvajes en la ciudad china de Wuhan con más de once millones de habitantes. Fue poco antes del Año Nuevo chino, el 31 de enero, cuando las autoridades de ese país asiático dieron a conocer el brote de un nuevo virus que fue bautizado con el nombre de COVID-19, popularmente CORONAVIRUS. Lo de 19 se debe a que ya había sido detectado en el mes de noviembre del año pasado, pues se identificó al paciente 1, un hombre de 55 años, residente en la provincia de Hubei, que se contagió el 17 de noviembre, mucho antes de que se diera a conocer la enfermedad. Ya en febrero se habla de una pandemia global.
Un virus que –desde el principio- fue anunciado como extremadamente peligroso debido a su gran tasa de contagio y capaz de colapsar hasta los sistemas sanitarios mejor preparados, con la posibilidad de provocar una neumonía que, en grupos de riesgo, podía ser mortal como hemos podido comprobar por desgracia. El virus se fue extendiendo -hasta el momento- por 187 países, infectando a más de 3,5 millones de personas y matando a ¼ de millón de las personas afectadas. En España a día de hoy han fallecido más de 25.000 personas. El 31 de enero se confirma el primer caso en Italia, en la región de Lombardía.
El 13 de marzo se decreta por parte del Gobierno español el estado de alarma para dos semanas, con el fin de aplicar medidas extraordinarias para contener la expansión del coronavirus. Al día siguiente dio comienzo el confinamiento de la población y, a partir de ese momento, no se permitió salir de casa si no era por una urgencia o a comprar alimentos o medicinas y también se restringió la movilidad y el transporte. A pesar de esta situación y ante las inminentes fiestas de las Fallas, numerosos madrileños inundaron algunos lugares de playa en Málaga, Granada, Murcia y Alicante, desoyendo la llamada de las autoridades a quedarnos en casa. Una semana antes, cientos de valencianos habían viajado a Milán a ver el partido del Atalanta-Valencia de la Liga Europea. Dos semanas después se celebra el partido de vuelta en Valencia, aunque a puerta cerrada pero sin impedir que se juntasen en las calles hinchas de ambos equipos. El virus se extiende por España a pasos enormes. Se cancelan las Fallas, y más adelante la Semana Santa en toda España, la Feria de Abril de Sevilla y los Sanfermines de Pamplona. El 17 de marzo la Unión Europea cierra sus fronteras para 30 días prorrogables. También se suspende el Festival de Eurovisión y se retrasan los JJ.OO. de Tokyo.
En El Villar, el estado de confinamiento ha sido respetado desde el principio. Se impone la medida de separación de 1,5 metros entre personas y comienzan a verse las primeras colas en supermercados, farmacias y panaderías. La “planta” de la falla del Centro Ocupacional se anuló y la Residencia “Las Suertes” se cerró a cal y canto. Se da el primer caso de contagio en nuestro pueblo derivado del partido del Valencia en Milán, aunque el enfermo no necesitó hospital¬ización y se recuperó rápidamente; posteriormente se dieron dos casos más, uno de ellos con hospitalización incluida… Y comenzaron las lluvias. Un dicho popular dice “Abril, aguas mil y todas caben en un barril”; aunque la verdad sea dicha no fueron tormentosas ni hicieron daño a los campos, en todo el mes se recogieron más de 300 litros por metro cuadrado. Como cronis¬ta, uno de los hechos que más llama mi atención es la ausencia de fallecimientos en la población, algo inaudito históricamente; los últimos tres entierros consecutivos se dieron a caballo entre los días primeros del confinamiento y no hubo ni ceremonia religiosa ni velato¬rios. En cuanto a nacimientos, en todo este tiempo solo ha habido uno. Señalar que ambos datos son totalmente atípicos.
Mientras en China comienzan a remitir los casos de contagio y de muertes, tanto en Italia como en España, sobre todo, aumentan exponencialmente los casos, y se extienden por toda Euro¬pa, y también por Estados Unidos, país que el 20 de marzo superaba ya los muertos en España. Dos días después se prorroga por primera vez el estado de alarma. Una semana más tarde el Gobierno detiene todas las actividades no esenciales. A estas alturas, el planeta expe¬rimenta una mejoría en su salud, tanto en el aire como en el agua se observa una clara respuesta ante la ausencia de contami¬nación… Las golondrinas llegan a nuestro pueblo a ocupar los nidos familiares como en años anteriores, mientras la falta de mascarillas y guantes en farmacias y droguerías se hace patente. A principios de abril hay más de 50.000 personas hospitalizadas en toda España, aunque comienzan a descender los fallecimientos.
Tanto en España como en El Villar se rescata un viejo tema musical que popularizó el Dúo Dinámico “Resistiré”, que diariamente ha venido sonando en los altavoces del Ayuntamiento mientras se prodigan los bandos de Alcaldía y se riegan con una solución de agua y lejía todas las calles de la población cada cuatro días. Mientras la Organización Mundial de la Salud felicita a España por «el heroísmo de los trabajadores en primera línea, la solidaridad de los españoles y la inspiradora determinación del Gobierno» se suceden las críticas por parte de la oposición, que está confor¬me con pocas cosas, como es costumbre en nuestro país. El 7 de abril se prorroga el confinamiento hasta el 25 de ese mes, mientras desciende el número de ingresos en hospitales y sube el número de pacientes curados. Dos días después se anuncia por parte del Presidente del Gobierno que no descarta alargarlo hasta el 10 de mayo. No obstante, a mediados de abril, las cifras de fallecidos e infectados descienden en España. El 18 de abril se prorroga el estado de alarma hasta el 9 de mayo, aunque se permite salir a los niños acompañados de un adulto a partir del 27 de abril. Una semana después se permite salir para pasear a los mayores de 65 años dos horas al día, en el caso de nuestro pueblo (al ser menor de 5.000 habitantes) sin restricciones de horario. Por primera vez se ve a la gente sonreír, después de mes y medio encerrados en casa.
El 24 de abril se anuncian los criterios para una desescalada del confinamiento, remarcando la importancia del mismo como la medida preventiva más crucial, esto es el distanciamiento social de 1 metro y medio como mínimo, junto a la higiene de manos y el uso de mascarilla en pequeñas concentraciones de personas. Esta desescalada tendrá cuatro fases. Hoy, 4 de mayo, lunes nos encontramos en la FASE CERO: Apertura de locales con cita previa, salir a hacer deporte y dar paseos con las personas con las que se convive. A partir del 11 de mayo entraremos en la FASE UNO: Apertura del pequeño comercio y terrazas con limitación al 50% de su ocupación, de los lugares de culto a 1/3 del aforo y velatorios, pero con limitaciones. El 25 de mayo entraremos en la FASE DOS: Se abrirá la restauración con un aforo de 1/3. En septiembre: reabrirán los colegios. Aunque podrán abrir antes en varios casos como para hacer la EBAU, ha¬cer clases de refuerzo o si ambos padres de un alumno tienen que trabajar de forma presen¬cial. En el ocio y cultura, se reabrirán espacios como cines o teatros con 1/3 del aforo. También se abrirán monumentos y salas de exposiciones, pero controlando el aforo. Lugares de culto podrán llenar hasta el 50% de su aforo. Y el 8 de junio pasaremos a la FASE TRES: Se flexibilizará la movilidad general, aunque solo se podrá ir a provincias que estén en esta misma fase de desescalada, salvo por motivos laborales (como hasta ahora). Relajación de las restricciones de aforo y reapertura de las playas.
Hemos dejado el sofá y la televisión, salimos a pasear y se acaba el aburrimiento. Comienza a hacer calor, más de lo normal. Los campos se han llenado de flores y los caminos de ciclistas y runners, como se dice ahora. Las calles vuelven a poblarse y algunos bares abren para vender café por encargo y comidas para llevar. Poco a poco va retornando la vida y se retoma cierta actividad laboral… El silencio se rompe con las risas de los niños y el trino de los pájaros lo invade todo.