EL VINO DE LA MATA (1)
POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA (ALICANTE)
Históricamente el viñedo tuvo una importante trascendencia en la comarca. En 1769, la salina de cao Cervera o de Orihuela, hoy llamada de Torrevieja ya surtía de sal a muchos países de Europa a menos de dos reales de vellón la fanega. En el margen de la laguna de La Mata se sacaron y amontonaron seiscientas mil fanegas de sal con las que se abastecía el reino de Valencia y la sobrante a otros países la vendían a otros países al mismo precio que la de Torrevieja. Parte del campo próximo a la salina de La Mata -ya en la jurisdicción de Guardamar- se hallaban plantadas tres ‘rejas’ y dos ‘cabas’, referidas a las tiras o hileras de las vides. La cosecha de 1769 ascendió a mil seiscientos cántaros de vino, o sea aproximadamente 18.480 litros.
En 1795, Joseph Montesinos en su ‘Compendió Histórico Oriolano’ relata que en La Mata “[…] se hallan grandes llanuras pobladas de […] muchas viñas […] que producen […] especial vino, que embarcan para Francia, Alemania, Génova, Italia, Nápoles y Portugal, el que luego que sente [sic] la humedad del mar, se buelve [sic] muy esquisito [sic] y especial”.
La vid vuelve a contraer auge en la segunda mitad del siglo XIX debido al establecimiento de un tratado comercial franco-español muy favorable a los vinos nacionales, y coincidiendo con el ataque de la filoxera a los viñedos franceses. Se trata de un insecto que se propagó por Europa procedente de cepas americanas. Las facilidades que ofrecía el régimen arancelario y los deseos de obtener rápidos y cuantiosos beneficios, llevó a que los agricultores plantasen masivamente vides en sus tierras. Los viñedos dedicados a la producción de uva de vinificación, gozaron de gran relevancia en la zona. Los viñedos de La Mata no fueron nunca atacados por la filoxera, ya que al estar aisladas del resto y plantados en terreno arenoso y seco, se libraron de tan perjudicial epidemia, existiendo bodegas que incluso exportaban al extranjero.
La llegada de la filoxera a España supuso el final del cultivo en la región. Sólo quedaron algunos reductos de vid en zonas cercanas a La Mata. En aquella época, importantes productoras de vino en Torrevieja fueron las fincas de ‘San José de los Hoyos’, ‘La Hoya’ -grande y pequeña-, ‘La Torreta’, ‘y ‘El Chaparral’ y las bodegas de ‘Campo Soria’ en el lagar de ‘Lo Albentosa’, entre otras, obtuvieron vinos de muy alta calidad que exportaron por el puerto de Torrevieja a granel y embotellados.
La bodega de ‘San José de los Hoyos’ era propiedad del gibraltareño Pedro Casciaro Carrara, casado con Carolina Lobato Bellido. A mediados del siglo XIX se dedicó a diversos negocios en la ciudad de Cartagena especialmente a la minería y construyó una villa de recreo en la finca titulada ‘Los Hoyos’ dedicada a la elaboración de vinos y aguardientes. Tal fue la calidad de sus caldos que obtuvo, en 1888, ‘Mención Honorífica’ en la Exposición Universal de Barcelona y premiados también en la Exposición Universal de París de 1889; destacando sus vinos embotellados de moscatel, clarillo y albillo, también por su anisado suave elaborados todos en su bodega.
‘La Hoya’ pequeña o segunda, es una hacienda situada -por aquel entonces- en el término de Orihuela, en el Campo de Salinas, partido de La Loma, que linda al Este con tierras vertientes a la laguna de La Mata; al Oeste con las salinas de Torrevieja; al Sur con la hacienda llamada ‘Hoya Grande’ y al Norte con la hacienda ‘El Chaparral’ con desmontados con tierras blancas, olivar, higueras, otros árboles y viñas, además de tener lomas para pasos, casa con habitación, bodega para la elaboración de vinos, granero, patio, pozo y huerto cercado. Su extensión era de más de ciento quince hectáreas, en las que además se hallaban comprendidos prensas, toneles y demás artefactos para la elaboración de vino. Perteneció al oriolano Joaquín Cartagena Clavarana y, después de haber sido hipotecada, salió a subasta por adeudo público, siendo adquirida en 1922 por las hermanas torrevejenses Josefay Concepción Torres García, estando por aquel tiempo plantadas sus tierras con veintinueve tahúllas de villa nueva y cinco tahúllas de viña vieja.
La bodega más importante de La Mata fue el lagar de ‘Lo Albentosa’, el más antiguo y de mayor envergadura del que tengo noticia. Después de pertenecer a la familia Albentosa, originara de Rojales, a mediados del siglo XIX paso a ser propiedad de Juan Soria Ferrer, natural de Aspe (Alicante) al que sucedió su hijo José Soria Galián y más tarde sus nietos Ramón y Antonio Soria Sala. Fueron grandes cosecheros de uva, arcaciles y guisantes, pero mención especial merece sus vinos que, al igual que sus ancestros, exportaban a Argelia, Europa y América. Entre sus vinos embotellados hay que destacar su ‘Clarete Fino’ y el ‘Blanco Brillante’. La bodega de ‘Lo Albentosa’ siguió elaborando vino hasta los años sesenta del siglo XX. Muchos de los utensilios de aquella bodega se encuentran colocados -por desgracia a la intemperie- en una jardinera junto a la carretera N-332, con evidente peligro, si no se pone remedio, del deterioro y pérdida de tan valioso material etnográfico.
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