POR JOSÉ MARÍA SAN ROMÁN CUTANDA, CRONISTA OFICIAL DE LAYOS (TOLEDO)
España ha acogido este fin de semana pasado el XV Encuentro Europeo de Falerística. Esta ciencia auxiliar de la Historia se dedica al estudio de las condecoraciones de toda clase, tanto en la historia de su creación como en su régimen jurídico y su diseño. La organización de este encuentro, que tuvo como precedente el celebrado en París y organizado por la Société des Amis du Musée de la Légion d’Honneur, presidida por Dominique Henneresse, ha correspondido a la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía, que dirige mi querido amigo Ernesto Fernández-Xesta. Junto a la Real Academia, la Real Asociación de Hidalgos de España ha contribuido decisivamente al éxito del Encuentro. Y, junto a ambas instituciones, otras tantas como el Instituto de Estudios Madrileños, la Confederación Española de Centros de Estudios Locales, la Casa de la Moneda o la Sociedad Toledana de Estudios Heráldicos y Genealógicos. Y, entre los actos celebrados, Toledo tuvo un protagonismo singular con la visita al Museo del Ejército y con poder ver (aunque fuese virtualmente) la extraordinaria colección de condecoraciones que alberga.
Que nuestra ciudad acoja una sesión de este Encuentro es un hecho que debe totalizar positivamente, puesto que se pone en valor la cualidad patrimonial que contienen ciencias auxiliares de la Historia de tanta importancia como la heráldica, la genealogía, la nobiliaria y la vexilología. También supone, sin embargo, un importante compromiso por nuestra parte, porque es evidente que, en el devenir de nuestra historia, todos los aspectos que estudian las ciencias heroicas están íntimamente ligados a los fundamentos sustanciales de la historia de Toledo y, por supuesto, de la historia de España.
Pero, por el contrario de lo que piensa mucha gente, forman parte de cuestiones que se suscitan en la actualidad, como son la creación de escudos y banderas de municipios. Castilla-La Mancha no ha regulado todavía como debiera la existencia de un consejo asesor en materia heráldica y vexilológica, lo cual es una necesidad si tenemos en cuenta que el diseño de escudos y banderas tiene que estudiarse con profundidad y conocimientos, y no solo con la buena voluntad de quien muchas veces confecciona estos símbolos municipales o de quien, como han llegado a hacer algunos municipios, deja esta labor importantísima —que requiere un título— en manos de personas legas en la materia. La lección que, bajo mi punto de vista, debemos llevarnos del hecho de que este Encuentro haya querido pasar por Toledo es muy clara: el respeto a nuestra historia empieza por el estudio, pero discurre por los caminos de las demostraciones efectivas de conocimiento y de respeto de esta historia que nos es común y propia.
Por la parte que me toca, agradezco enormemente a la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía y al resto de entidades organizadoras que se hayan acordado de Toledo y, desde la iniciativa privada, hayan logrado una extraordinaria repercusión de la ciudad en toda Europa. Insisto: desde la iniciativa privada y con un éxito absoluto. Que se lo apunten nuestros políticos, que tienen que aprenderse dos lecciones: una, vender a Toledo como se merece; y dos, no tomarse a broma el asunto heráldico y vexilológico, porque su importancia está arraigada en la cultura que nos une a todos y que es patrimonio de todos.