La trilogía, editada por Caligrama, ofrece tres volúmenes deliciosos (en el contenido y en la envoltura), que cuentan un tiempo apasionante de Murcia, teniendo como trasfondo la historia, la amistad y la prestigiosa y fecunda industria conservera, con centros en Abarán, Alguazas, Molina y Alcantarilla. Una obra amena, escrita desde la memoria documentada y la imaginación creativa de un poeta.
Esa recurrente referencia a las brisas, según explica el autor, indica el clima caluroso de Murcia que, sin embargo, «está continuamente acariciado por vientecicos, como se les llama por aquí, que, con sus soplos suaves, atemperan el rigor de las temperaturas». Y lo completa con unos versos de su propia creación:
La brisa domina en Murcia
el tiempo, más que los grados,
imponiendo sus caprichos
implacable todo el año:
las de levante traen costa,
las de poniente, secano.
La actividad literaria de Eloy Templado (sin otra pretensión que dejar a sus nietos el relato de sus experiencias), ha producido un millar de páginas de recuerdos bien hilvanados, con lo que ha resuelto una estructura novelada de su vida de relación con un grupo destacado de amigos, de vivencias y de lugares y personajes de Murcia en las décadas de los 60 y 70; como fondo, la historia de Murcia, documentada y bien narrada.
El hilo conductor de las tres obras, aparte el encanto permanente de la brisa de Murcia, que da título a la obra, es una figurilla, supuestamente de origen griego, deidad de bronce que aparece y desaparece en la trama, vinculada a personajes relevantes de Murcia (entre otros, el obispo Belluga, el caudillo cantonal Antonete Gálvez y algunos conserveros de renombre), y como trasfondo, el paisaje y el paisanaje de una Murcia que se cita con nombre y apellidos, miembros frecuentes de tertulias y grupos de opinión y de esparcimiento, en lugares como el café bar Santos y el pub Oliver (donde la gente se desenvolvía en un ambiente más mundano y menos académico).
En el Santos, local emblemático de la Murcia de los sesenta (lugar de encuentro de poetas, escritores, catedráticos y gente cultivada de la ciudad), se produce un espacioso debate en torno a temas diversos de la cultura, la economía y la vida social, y surgen en la obra, como participantes en los encuentros, nombres de escritores, intelectuales y artistas esenciales, que definieron el quehacer cultural de Murcia de aquellos años.
Templado recurre, para rebuscar en su memoria aquellos encuentros y los temas que alumbraron, a personajes conocidos y a viejos amigos, supuestos miembros de la tertulia, a los que denomina con los alias de Divino Magnolio; Sebastián Curiana, Federico el Charanga; Santi el Dañino; Joaquín Prontopago, Patricio el Ruina y Diego el Rabietas; también, Loli la Chata y otros muchos personajes en tránsito por el Oliver.
Resumir en una breve reseña una obra de mil páginas sería prolijo; valga apuntar que, en la obra, mezcla de verdad y ficción, pasan por la pluma del autor situaciones, ambiciones, proyectos, sectores, círculos socioculturales, emprendimiento empresarial, y siempre la exaltación de las virtudes de esta tierra, de su paisaje y de su gente. Una obra que merece la pena leer, entretenida y documentada.
Eloy Templado es, también, autor de Mis poemas, antología desordenada (2016) y de Mis poemas II, antología ordenada (2017).
FUENTE: https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2022/01/11/elogio-brisa-murcia-61439085.html