POR PABLO MARTÍN CANTALEJO
Por supuesto, lo más lejano de mí tratar de escribir unas nuevas “Vidas paralelas”, como las que hicieron famoso a Plutarco, biógrafo, historiador, filósofo y moralista griego (entre finales del siglo I y comienzos del II). Únicamente me propongo resaltar la relevancia de dos segovianos que, eso sí, tuvieron algunos paralelismos, como fue el haber nacido ambos en Sepúlveda (Barral en el siglo XIX y Linage en el XX), y ser ambos también unos destacados artistas, Emiliano en el manejo del mazo y los escafiladores y Antonio con la pluma ayer y el ordenador hoy.
Bien; el hecho es que Antonio Linage Conde, tras varias décadas (hasta cuatro) investigando en archivos oficiales y familiares, en notas propias y echando mano de su gran memoria e inteligencia, acaba de publicar un estupendo libro que titula “Emiliano Barral y sus hermanos”, en el que cuenta todo lo que es posible contar sobre unos artistas tan interesantes, sobre los que se ha escrito mucho, pero este libro podría ser definitivo…aunque ya se sabe que siempre quedan puertas abiertas.
Linage, hombre muy sencillo y cercano, pero de una cultura excepcional y de una inteligencia que no le va a la zaga, notario jubilado, doctor en Derecho y Letras, correspondiente de varias academias, cronista de la villa de Sepúlveda y académico de mérito de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce, es autor de numerosas obras, entre las que destacan los siete tomos publicados en español y portugués sobre “San Benito y los benedictinos”, a cuya larga relación de publicaciones viene a unir ésta asimismo muy notable.
Plutarco afirmaba que no escribía historias, sino vidas, y esto mismo hace Linage en su libro, aunque su gran capacidad de recepción y expresión le permiten contar vidas y al tiempo hechos, trabajos y realizaciones, en cuyo apoyo acuden también las fotografías, muy interesantes, que se aportan junto al texto, un texto que alcanza a llenar algo más de 400 páginas del libro, éste muy bien diseñado y maquetado por Diego Conte Bragado (Tuco. Naturaleza y Patrimonio), en edición Veoveo, con cubierta de cartón rígido y una curiosa fotografía de los hermanos Barral como ilustración de portada. Un prólogo de José Carlos Valle Pérez, director del Museo de Pontevedra, abre las páginas del texto, que Linage dedica a Juan-Emilio Cristóbal “El hombre de la piedra, el hombre de Sepúlveda”, el hoy ya prestigioso heredero de Barral.
Antonio Linage divide el libro en tres extensas recopilaciones: La aventura de la piedra, Por la forma al fondo y Los tres hermanos escultores, para finalizar con un amplio apartado de interesantes y variados Documentos unidos.
Alterna episodios de la biografía de Emiliano Barral con aportación de documentación correspondiente a otras personas que le conocieron o escribieron sobre su persona y su arte, por lo que al final de cada una de las recopilaciones se incluyen varias páginas con aclaraciones sobre la autoría y origen de las distintas opiniones. Todo ello, claro está, combinado con las propias experiencias del autor, que conoció al artista cuando él era niño, desde el momento en que siempre le ha atraído la figura y el arte de Emiliano, interés que le ha llevado a recopilar documentos, datos y testimonios escritos del propio artista y de otros autores de biografías, reportajes y artículos sobre él.
No olvida Linage dedicar un espacio al recuerdo de los tres hermanos de Emiliano, Martín, Alberto y Pedro, también dedicados a esculpir en piedra.
La última recopilación reúne muchos testimonios en forma de cartas recibidas o enviadas por Barral, documentos, noticias de exposiciones, etc., sin que falten documentos pertenecientes al padre del autor de la obra, Antonio Linage Revilla, amigo del escultor aunque nueve años más joven que él.
Una amplia colección de fotografías ilustra la obra, muchas de ellas procedentes del Archivo Barral, que han sido adecuadamente tratadas para su mejor reproducción; se completan con otras contenidas en los archivos Pelayo Artigas y de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce; de Lope Barral y de Diego Conte Bragado.
Fuente: http://www.eladelantado.com/