POR ANTONIO HERRERA CASADO, CRONISTA OFICIAL DE LA PROVINCIA DE GUADALAJARA
Queremos resaltar ahora, en el centenario justo de su muerte, a Alejo Vera Estaca y su obra pictórica, que se muestra como una de las más altas cotas de la pintura romántica e historicista española del siglo XIX. De Alejo Vera es muy escueta la información que nos ofrece el Museo del Prado, donde se guardan algunas de sus mejores obras, (aunque en este caso en depósito en la Diputación de Soria), como su célebre “Numancia” que consiguió la primera medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1881.
Para centrar al personaje, cabe decir que Alejo Vera había nacido en Viñuelas (Guadalajara) en 1834, donde estudió las primeras enseñanzas, pasando luego a Madrid, y desarrollando por toda Europa su tarea artística y didáctica. Murió en la capital de España en febrero de 1923, en soledad pero no olvidado.
Sus estudios los inició en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, contando con una beca de la Diputación Provincial de Guadalajara, que por entonces ayudaba a los muchachos que querían desarrollar su actividad como artistas pintores, continuando su formación en el taller de Federico de Madrazo. Pudo desplazarse a Italia, con la ayuda del banquero Miranda, y allí fue donde se empapó del arte clásico, visitando las ruinas de Pompeya, que le impactaron, y de las que sacó durante su vida mucha inspiración para sus cuadros. Se presentó a los más importantes certámenes de Arte nacionales y europeos, obteniendo siempre el reconocimiento de los jurados. Así alcanzó a ser nombrado director de la Academia Española de Bellas Artes de Roma, en sustitución de Palmaroli, ejerciendo el cargo durante seis años, de 1891 a 1897. Fue también profesor y luego catedrático de la clase de Colorido y Composición en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado. Recibió el nombramiento de académico de número de la Real Academia de San Fernando en 1892.
Estando en Roma, todavía de aprendiz, en 1878 pintó su cuadro de tema histórico más célebre, Numancia, hoy propiedad del Prado, y quizás su obra más conocida. Desde luego, la más impactante, por ambiente, tipos, actitudes, y dramatismo. También se le incluyó en el grupo de decoradores de las bóvedas y capillas de la basílica madrileña de San Francisco el Grande, que fue dirigida por el también alcarreño (de Cañizar) Casto Plasencia. De esa etapa es el cuadro “El milagro de las rosas”, también en el Museo del Prado, reflejando con pericia asombrosa una escena de la vida de San Francisco.
Debe saberse que el cuadro Numancia de Vera, aunque porpiedad del Prado, está cedido para su exposición permanente a la Diputación Provincial de Soria.
La obra de Vera quedó dispersa por numerosos museos y colecciones de toda la nación, pero que sin duda el núcleo más denso fue el que Caja de Ahorros Provincial de Guadalajara adquirió en su día, en el último cuarto del siglo XX, y que debería volver, de alguna forma, a integrarse en el patrimonio artístico de la provincia. Entre otras cosas, porque esa colección se adquirió con el dinero de todos los alcarreños, y en justicia le correspondería ser admirada desde aquí.
Además del Museo Nacional del Prado, hay obra de Alejo Vera en el Museo de la Real Academia de San Fernando, en el Museo de Bellas Artes de Jaén, en la colección del Senado, en el Museo de Bellas Artes de Badajoz, etc. La Diputación Provincial puede, con justo derecho, considerarse promotora de este artista, que como muchos otros, pudieron lanzarse a desarrollar sus capacidades pictóricas gracias al apoyo que las becas de Diputación ofrecían.
Estando en Roma, todavía de aprendiz, en 1878 pintó su cuadro de tema histórico más célebre, Numancia, hoy propiedad del Prado, y quizás su obra más conocida. Desde luego, la más impactante, por ambiente, tipos, actitudes, y dramatismo. También se le incluyó en el grupo de decoradores de las bóvedas y capillas de la basílica madrileña de San Francisco el Grande, que fue dirigida por el también alcarreño (de Cañizar) Casto Plasencia. De esa etapa es el cuadro “El milagro de las rosas”, también en el Museo del Prado, reflejando con pericia asombrosa una escena de la vida de San Francisco.
Debe saberse que el cuadro Numancia de Vera, aunque porpiedad del Prado, está cedido para su exposición permanente a la Diputación Provincial de Soria.
La obra de Vera quedó dispersa por numerosos museos y colecciones de toda la nación, pero que sin duda el núcleo más denso fue el que Caja de Ahorros Provincial de Guadalajara adquirió en su día, en el último cuarto del siglo XX, y que debería volver, de alguna forma, a integrarse en el patrimonio artístico de la provincia. Entre otras cosas, porque esa colección se adquirió con el dinero de todos los alcarreños, y en justicia le correspondería ser admirada desde aquí.
Además del Museo Nacional del Prado, hay obra de Alejo Vera en el Museo de la Real Academia de San Fernando, en el Museo de Bellas Artes de Jaén, en la colección del Senado, en el Museo de Bellas Artes de Badajoz, etc. La Diputación Provincial puede, con justo derecho, considerarse promotora de este artista, que como muchos otros, pudieron lanzarse a desarrollar sus capacidades pictóricas gracias al apoyo que las becas de Diputación ofrecían.
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