POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
Noviembre con su cohorte de otoño nos revela lo oculto bajo la nostalgia mojada por los días grises que oscurecen el blanco de la cal.
El rito traspasa el recogimiento evocando los sueños. Desde el campanario, el sentimiento de la clausura de las tardes dobla a difuntos, rompiendo el silencio y las ausencias bajo una aguda seriedad que traspasa las tristezas. Así es noviembre, principia con Todos los Santos y termina con San Andrés.
Así son estos días cada vez más cortos y de oscuridad más extensa, más ancha. Noviembre de anocheceres tempranos que barruntan la llegada del invierno. Confieso que no me gusta noviembre. Es un mes que remueve los interiores recordándonos que esta vida es cosa de cuatro días. In ictu oculi. Fugacidad y tránsito. Jodido noviembre.