POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
Recuerdo de mi visita a la ciudad de Montánchez. Tras andar por su casco histórico llegué al cementerio, su recinto se encuentra adosado a la ladera junto al castillo- organizado en terrazas, con dos capillas y nichos realizados en piedra de cantería. El cementerio fue elegido el mejor del país, en 2015, en el II Concurso de Cementerios de España. Luego subimos al castillo, fortaleza de origen romano que los almohades reconstruyeron en el s. XI, habilitado como residencia en los s. XV y XVI por los comendadores de la Orden de Santiago, del que se distinguen sus recintos interior y exterior.
El castillo es un excelente mirador, donde la vista se pierde en el horizonte, desde el que son visibles varios pueblos de la comarca Sierra de Montánchez y Tamuja: Albalá, Valdefuentes, Alcuéscar, Torre de Santa María, Casas de don Antonio, Aldea del Cano… En su interior se localiza la ermita de Ntra. Señora de la Consolación del Castillo, patrona de Montánchez (imagen del s. XVII), que conserva en su interior varios exvotos pictóricos.
De regreso al casco urbano pude visitar las instalaciones de Jamones Álvaro Galán, una empresa familiar en la que confluyen los esfuerzos de padres e hijos, arropados por el trabajo de un excelente equipo humano que se afana en mantener siempre viva la filosofía con la que nació y creció la empresa: la elaboración de un jamón de alta calidad, basada, por un lado, en la tradición centenaria del jamón de Montánchez.