POR JESÚS LECHÓN, CRONISTA OFICIAL DE CALAMOCHA (TERUEL)
Esta es la pequeña historia, el recuerdo al joven Otilio Alba Polo, cuya madre era de Torrijo del Campo. Nacido en Barcelona en 1915 fue fusilado en el Campo de la Bota en Barcelona el 18 de marzo de 1941 como miembro del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC) responsable de propaganda y de establecer contacto con los compañeros exiliados)
A quien hoy rinden homenaje sus compañeros de partido, junto a Tomás Pons Albesa (*) que corriera su misma suerte
Esta es la historia de Otilio Alba Polo recordada por su prima hermana Nati Alba Mateo (Barcelona 1928 Toulouse 2012) presente en el momento de su detención y posterior fusilamiento.
En la primera década del siglo pasado la familia Alba-Lozano junto a sus siete hijos, cinco varones y dos hembras Elena y Fermina abandona Algarra (Garcimolina) un pequeño pueblo en la provincia de Cuenca con destino a Valencia. Al llegar, como pobres tenían dos opciones volver o acampar junto a otros en la playa para tomar un barco cuyo destino desconocían, muy probablemente al África francesa. La idea les seduce y optan por esperar y subir al barco el cual finalmente les llevo a Barcelona. Días después pudieron desembarcar, los emigrantes iban bajando por turnos a lo largo de los días. Sin recursos, sin trabajo ni lugar a donde ir vagando por las ramblas llegada la noche la policía les conducirá de nuevo a acampar entre los pobres. Meses después la búsqueda del patriarca dará con un viejo compañero de mili y este les acogerá en su casa.
Asentados en Barcelona la familia unida se abrirá paso como albañiles y se adentrará en el mundo del anarquismo. Otilio Alba Lozano el hijo mayor caso con Antonia Polo “La Maya” natural de Torrijo del Campo quien se encontraba sirviendo en Barcelona de cuyo matrimonio nacería Otilio Alba Polo (Barcelona 1915 y fusilado en el Campo de la Bota el 18 de marzo de 1941 como miembro del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC) responsable de propaganda y de establecer contacto con los compañeros exiliados).
Entre toda una familia de anarquistas el joven Otilio se decantaría por el comunismo influenciado por Felipe García Guerrero “El Matas” compañero de nuestra tía Fermina Alba Lozano. No veas lo bien que unían y se entendían los cuñaos, con el Matas, el comunista que andaba siempre por casa, ser de la familia lo salvaba, la oveja negra él y mi tía, eran los rojos.
Llego la guerra y la perdieron, El Matas y Fermina se fueron a México, el resto incluidos mis abuelos Alba-Lozano cruzaron a Francia, el campo de refugiados de Agde sería su primer hogar. A mí me llevaron a Calamocha, tu abuela Rosa cruzo las líneas para ponerme a salvo y despedirse de sus hermanos, mi madre y el tío Blas. En Barcelona quedo solo Otilio Alba Lozano, el mayor de los hermanos, a pesar de sus claras ideas republicanas, no había entrado en política ni participado en la guerra salvaguardando los intereses económicos de una familia ya asentada y la casa del Paseo de los Ciudadanos el orgullo de la familia, calle a la que su padre, mi abuelo años atrás había dado nombre y autorizado el ayuntamiento de Barcelona, con el fin de tener una dirección, un hogar y poder recibir correspondencia.
El caso es que al acabar la guerra, mi tío y su mujer, Antonia Polo, “La Maya”, junto con mi prima Carmeta y mi primo Pepito, se morían de hambre. Tenían todo intervenido y no podían sacar el dinero del banco, y tenían, mucho, ya lo creo, jodida guerra, mira que hay maneras de pasarlas putas en esta vida, que te voy a contar, pero morirte de hambre teniendo dinero.
Mi tío no podía sacar nada del banco ya que necesitaba la firma de su hijo Otilio apoderado de la empresa de los Alba y mi primo estaba huido en Francia. El caso es que sin él, sus padres, sus abuelos ahora que habían vuelto de Agde y sus hermanos se morían de hambre. En Francia la familia, mi padre y todos, no pudieron evitarlo, mi primo, no hizo caso a nadie, joven que era, joven y buena persona, así tras en primera instancia huir a Francia volvió a Barcelona, para salvar a su familia del hambre.
Al cruzar la frontera lo apresaron y lo tuvieron unos meses en un campo de concentración hasta que por fin lo dejaron marchar a casa. Era joven y demasiado confiado, buena persona, demasiado, la policía lo iba a vigilar consciente de que tarde o temprano entraría en política, como así fue.
Llegue de Calamocha a ver a mis abuelos y primos y al segundo o tercer día de estar yo en casa, allá en el Pasaje de los Ciudadanos, llamaron a la puerta y se lo llevaron preso a la Modelo, ya se sabía que eso podía pasar, enseguida lo juzgaron y lo mandaron fusilar. La detención fue muy tranquila, ni un grito ni una mala palabra.
Algún amigo lo denuncio, lo de siempre, por dinero, por miedo, por seguir vivo, la casa estaba llena de papeles de propaganda recién impresa ese mismo dia, también se llevaron a mi prima Carmeta que tiro por la taza del retrete cuanto pudo, para amedrentarlo la apresaron, aunque la soltaron enseguida. Por supuesto imaginamos quien fue el delator, pero nunca pedimos cuentas, cosas que pasan, ya sabes a que te expones a lo uno y a lo otro, a que te delaten o a delatar.
No tuvo suerte, en esta familia nunca la hubo, luego mis primos, sus hermanos también murieron jóvenes. La suerte no está con nosotros.
Aquellos días de tristeza mi prima Carmeta y yo cogíamos a su padre muerto en vida el hombre andaba con dos gayatas y mi prima y yo cada una con un cojín para que pudiese descansar del Pueblo Nuevo Rambla abajo nos íbamos al Cine Casino Alianza a ver “Morena Clara” de Imperio Argentina y Miguel Ligero todos los días que podíamos ¡la de veces que iríamos!, diez, doce, a la espera de que lo fusilaran.
Los mismos soldados acudían a la familia para decirnos que señal con tiza le harían al ataúd, pues una vez muerto a cada uno se lo llevaban a un sitio, así podías saber al menos donde le habían dado tierra, aunque no te dejasen acercarte. Salimos a la calle a despedirnos cuando paso hacia el Camp de la Bota. Aquellos días aprendí la canción que ha ido detrás de la familia toda mi vida.
“El día que nací yo, que planeta reinaría, por donde quiera que voy, que mala estrella me guía”
Volví a Calamocha unos días después, recuerdo que el último domingo que pase en aquella casa fue toda una fiesta, vino gente de toda la comarca y celebramos un bautizo, había nacido entre la familia y amigos un niño y le llamaron Otilio. La vida seguía, había que tirar para adelante. Noemi Alba
FUENTE: J.L. https://recuerdosdecalamocha.blogspot.com/2023/02/en-recuerdo-de-otilo-alba-polo.html