POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
Está allí la luz de la tarde de finales de mayo. Espera allí un manto de nubes echado sobre el muro blanco, bajo la mirada del azulejo que anuncia ¡Santa María de Barbaño! Nos espera una sinfonía de pájaros, arrullos de tórtolas y el observatorio de las cigüeñas que ansían sumarse a la letanía de rezos y peticiones. Hoy sábado se hubiera celebrado la Ofrenda Floral, en la ermita de Barbaño, poniendo así el cierre al mes de mayo dedicado a la Virgen María, pero estos de tiempos de coronavirus lo impiden. Ella, aunque no estemos allí, vuelve a decirnos que madre nuestra es.