POR JOSÉ SALVADOR MURGUI SORIANO, CRONISTA OFICIAL DE CASINOS (VALENCIA)
El Decreto 24/2018 del Diari Oficial de la Generalitat Valenciana del pasado 8 de octubre lo anunciaba que: «Emilia Gómez Muñoz, nacida en Casinos el año 1929, es una figura destacada dentro del mundo de las raquetistas, las primeras mujeres que practicaran el deporte de forma profesional en nuestro país, jugando a la pelota en frontones de toda España y de América hasta 1980. Las raquetistas son, por tanto, un referente pionero en el deporte femenino profesional.
Emilia Gómez, conocida como Emi la Raquetista, empezó a entrenar a los 14 años en Valencia, y durante más de30 años estuvo jugando como profesional tanto en frontones valencianos como en Barcelona, Madrid, México, etc. En el año 2016 fue homenajeada en el País Vasco como pionera de la pelota femenina y su trayectoria como pelotari se ve continuada en la actualidad por Ana de Borbotó, sobrina nieta de Emilia, y una de las voleístas más distinguidas del actual panorama de la pelota valenciana femenina.
Por ello como reconocimiento a sus éxitos deportivos, que son el resultado de esfuerzo, la capacidad de sacrificio y la voluntad de superación, a propuesta de la comisión de valoración para la concesión de la Medalla y Placa de la Generalitat al Mérito Deportivo, reunida el pasado 27 de septiembre: Decreto, Conceder la Medalla de la Generalitat al Mérito Deportivo a Emilia Gómez Muñoz».
Hasta aquí es lo Oficial, homenaje merecidamente a Emili, a Emilia, la «Filla de Arsenio y Margarita» que nació y vivió los primeros años de su vida en Casinos. Después de ver en todos los medios de comunicación como Emili recibe esa merecida distinción le llamo para felicitarla, concerté con ella una entrevista que se ha ido aplazando a causa de los efectos de la gota fría. Y llegó el día, me reúno con una Emili cargada de vitalidad, fuerza, memoria y recuerdos. Parece que fue ayer cuando empieza a relatarme su vida.
Antes de la entrevista, me documenté en la Hemeroteca Municipal , consulté hojas de periódico de los Deportes de los años 1945 a 1948 en los que en su página 15 de cada publicación nos hablaba del Frontón Chiqui: «Palacio de la Raqueta, todos los días tarde y noche grandes partidos y quinielas tomando parte todas las ases del cuadro».
Emilia que había ido a escuela de niñas en Casinos, con su maestra Doña Luisa, vivía en la Calle de santa Ana, porque su casa la tenían alquilada desde muños años para el Cuartel de la Guardia Civil, pasó los duros años de la guerra civil, junto a su abuela Margarita (y dice Emili: «era tan mayor y tan buena persona que me daba lastima y me quedé con ella para que no estuviera sola »); sus padres y hermanos marcharon a vivir a Valencia.
Ella siendo adolescente jugaba en Casinos a un juego que le llamaban «la María Antonieta», que consistía en pegarle a un bastón que apoyaban sobre una piedra; al ver su padre la gracia que tenía al mover el brazo, le pronosticó: «-Tú has de ser pelotaria»; de todos era conocida la afición de su padre Arsenio a los trinquetes.
Emili se fue a Valencia, tenía trece años, y empezó en el Jai Alai de Valencia, un majestuoso frontón, con varias pistas de juego, allí entró como «pelotitas» es decir las recogía detrás de la red.
Recuerda que existían tres jueces o árbitros: «Pistón» que era Vasco, estaba en la cancha, al centro, Emili estaba a su lado aprendiendo; tenía dos compañeros más: Paquito, madrileño, para controlar las faltas y Pepe de Valencia, para controlar las «largas». Así empezó nuestra campeona. De allí pasó al Chiqui, sin entrenador, y además estaba federada, porque aquellas mujeres que jugaban a raqueta eran las que mantenían el frontón.
En 1944 debuta en Barcelona donde habían cinco frontones, ella debutó en uno que lleva por nombre «Nuevo Mundo» en aquel momento, ya tenía un entrenador, recuerda a la hija del entrenador, Angelines Bozal. Jugaba en Barcelona y pasados quince días volvía a Valencia. Entonces jugaba de «zaguera» para jugar después como «delantera».
Emili dice sonriendo: «me cortaban la raqueta para que no arrastrara por el suelo», era tan joven que tenía que soportar el peso y tamaño de la raqueta. Sus contratos eran de medio año, porque le gustaba cambiar de frontones y de contrincantes. Por eso jugó en casi todos los trinquetes de España, en Córdoba estuvo ocho meses hasta que lo cerraron y de allí marchó a jugar a Canarias, y sin dejar la raqueta luchó por ser la mejor en Madrid, Barcelona, México durante dos años, hasta volver a España y a su Valencia.
«Me gustaba el Chiqui, su nombre viene al definir así un frontón más pequeño, jugué en el Chiqui de Valencia, en el de Barcelona y en el de Madrid, que cerró en 1981. Entonces yo era entrenadora y jugadora, arreglaba las cuerdas de mis raquetas de madera de Valentín de Zumalabe. Fui la Presidenta del Sindicato de las Pelotarias, la documentación la tenía un abogado de Madrid de nombre Doroteo. Hay una frase que llevo en la mente pues decían que <en Eibar hacen más pelotas que escopetas>».
Conforme transcurre la conversación, van saliendo recuerdos de la mente de la primera mujer pelotaria de la Comunidad Valenciana. «Fui novia de Manuel Aleixandre, he tenido cinco coches, el primero tocábamos la mano en el suelo, el segundo fue un Seat «Seiscientos», el tercero, un Renault, el cuarto un Opel, y el último un Dewoo no recuerdo los modelos, pero eran coches confortables y el último el más moderno. Me jubilé, y me vine a vivir al Saler, con una perrita chiguagua, «Panchita» era su nombre en recuerdo a mi estancia mexicana».
Me mira, sonríe tantos años de vida, tantos recuerdos de Casinos, Valencia, hablamos de amigos, de vecinos de nuestro pueblo, y el sol de la tarde da los últimos tonos a una tarde apacible y serena, digna de escribir un libro que cuente tantas cosas de una hija de Casinos tan ilustre como es Emilia, «Emili II » y acaba la conversación diciéndome: « con el revés ponía la pelota donde quería. ¡Nunca daba una partida por perdida! Fui innovadora, tenía dominio de la raqueta con mis dos manos, ese era mi secreto, ¡buscar el ángulo perfecto!»
Qué final más poderoso para una conversación de la eterna profesora y el alumno que desconoce tantas historias de años tan lejanos las Hemerotecas, hablan de esa historia, la Revista «Ferida» en su Nº 3 del año 2017, nos refiere trozos de vida de Emilia de Casinos, pero la única realidad es su MEDALLA, medalla que avala una vida, un trabajo, una ilusión, muchas lágrimas de soledad por esos mundos lejanos, cuando alguna pelota traviesa se cruzaba en su camino y le golpeaba duro entonces en silencio recordaba aquellos momentos vividos en Casinos, con la buenaza de su abuela Margarita, el olor a humo de chimenea del «Racholar» o Fábrica de ladrillos de su padre Arsenio, o de buenas pastas de horno y dulces peladillas que durante sus viajes por el mundo, sorteando vuelos de Iberia, acompañaban sus raquetas y sus sueños de primera mujer pelotaria valenciana.
Y sigue viviendo con intensidad su vida deportiva: Ana Sanchís Gómez, es su sobrina nieta, que es hija de un gran deportista aficionado a la pelota a mano en trinquete la genética está ahí
Emili nombra con ilusión y agradecimiento su relación con unos amigos y compañeros vascos: Yon que es hijo de una pelotaria compañera de Emili, que ya partió al otro mundo, y Ainoa, de vocación profesora pero echa de menos haber vivido en otra época anterior, para disfrutar de la pelota junto a Emilia y aquellas mujeres que labraron y condujeron, esta historia de amor y de deportes.
Estos amigos, han sido y son grandes luchadores por que este juego se mantenga vivo, comparten historias, escriben momentos, relatan la vida de este deporte. Esta medalla que ha recibido Emili, la brinda con pasión y entrega, a estos amigos, porque jamás la dejaron sola, son un punto de apoyo importante para que nuestra pelotaria, viva con ilusión, y sus pasos, sus huellas, su vida quede reflejados en trazos de historia, de la mano de estos compañeros y amigos, que acudieron ese día para estar a su lado, y cualquier ocasión es maravillosa para viajar hasta Valencia o Casinos y encontrarse con nuestra pelotaria de honor.
Y terminando de escribir estas letras recibo la noticia de la muerte de Carmen Alborch las dos premiadas, las dos mujeres que se saludaron el día 9 de Octubre la vida tan efímera, la muerte tan sagaz. La pasión de vivir con intensidad es el mejor medicamento que nos salva de la infelicidad. Va por ustedes mujeres luchadoras, valientes y ejemplares.Gracias Emili por darnos esta lección de vida.