POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Si ustedes consultan el diccionario verán que «engañabobos» es adjetivo que se aplica a toda persona embaucadora, que anda confundiendo con sus embustes a la gente noble; o, como se decía antiguamente «persona engaitadora» (es decir, que engaña con promesas falsas y con palabras deslumbrantes).
Y esto que se dice de las personas puede aplicarse asimismo a situaciones muy diversas, situaciones que el refranero engloba bajo el dicho muy general de «dar gato por liebre».
O, como se dice en el mundillo de la gastronomía: «En los platos hay muchos engaños; unos son hondos y otros son llanos».
Y es que «fuera de Dios, todos engaños son».
Bueno, bueno… Pues dentro de poco, el día 2 de febrero, celebraremos La Candelaria o, como decimos en Asturias, «La Candelera».
Fiesta que como dice el refrán: «La Candelera echa el inviernu fuera; pero si nieva o quier nevar, el inviernu ta por llegar»; y que marca fechas para la época de injertos: «Por la Candelera, ciruelo y pera».
Estaba hoy buscando alguna dulcería propia de estos días fríos de invierno y de «candelas» cuando veo que en un pueblo extremeño, cercano a Cáceres, se preparan con tal fin los guisos de COLES CON BUCHES (pote de verduras con productos de matanza), las morcillas frescas, las roscas de aire y, ya con más presencia en la fiesta de la Candelaria, los ENGAÑABOBOS.
Ese pueblo y municipio, rico en historia y tradición alfarera, se llama ARROYO DE LA LUZ.
¿Qué son los «engañabobos»?
Pues, sencillamente, unos merengues cuajados en leche que «flotan» sobre esa leche almibarada o sobre unas natillas muy ligeras.
Se preparan así:
En un cuenco grande se baten cuatro o cinco claras de huevo con un poco de azúcar a punto de nieve.
Aparte, en una cazuela, hierve un litro de leche con 100 g de azúcar, una rama de canela y piel de limón (que luego se retiran).
Después de varios hervores, y manteniendo la ebullición, se echan en la leche cucharas de merengue para que cuajen (tardan 1 minutos aproximadamente) y se distribuyen en una fuente o en cuencos individuales.
Se espera a que la leche almibare un poco y con sumo cuidado se vierte por el extremo de la fuente (0 del cuenco) para facilitar que los merengues sobrenaden sobre ella. Finalmente se espolvorea con canela en polvo.
NOTA
Algunos aprovechan la leche azucarada para preparar unas natillas ligeras y que en ellas sobrenaden los merengues. Vienen a ser las ya conocidas «islas flotantes».
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