POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
El Bierzo leonés es buena tierra de pimientos. Lo fue desde siempre -es decir, «desde siempre» que llegaron a España- y máxime en estos últimos casi 50 años en que D. José Luis Prada, el de «Prada a Tope» abrió comercio a sus famosos pimientos asados.
Se dice que don Cristóbal Colón, el Almirante Descubridor, al llegar a América tuvo dos errores garrafales. uno, pensar que había conseguido llegar a las Indias de las especias abriendo una nueva ruta; otro, suponer que los pimientillos-chiles picantes de los «indios» indígenas era una variedad de la pimienta, especia tan apreciada y tan costosa en Europa.
Se dice también que las primeras semillas de pimiento llegaron a España en el segundo viaje de Colón y que, más que especia o condimento, se destinaron a planta ornamental.
En España destacaron las regiones castellano-extremeñas, murcianas y riojanas como comarcas en las que el cultivo del pimiento-alimento y del pimentón (pimiento seco y molido) tuvo un protagonismo comercial muy importante.
Ahí tenemos, por ejemplo, la zona extremeña de La Vera en la que sus pimientos y su pimentón tiene fama universal.
¡Oiga! ¿Cómo se asan los pimientos?
Pues verán ustedes por propia experiencia que aunque la cosa parece fácil, no lo es tanto. A mí me enseñaron a hacerlo así:
Hay que asegurar la calidad del producto (frutos sanos, sin manchas, carnosos, turgentes), lavarlos muy bien en agua fría y secarlos con un paño o papel absorbente. Después se pincelan con un pincel mojado en aceite o simplemente se «engrasan ligeramente a mano».
Hecho esto se llevan en bandeja a horno precalentado a 200º C, junto con una cabeza de ajos y uno o dos tomates, y se baja la temperatura a 180º C.
Se observará que se forman burbujitas en la piel de los pimientos y que estos, poco a poco, van soltando jugo. Pasados unos 20 minutos de asado, se les da la vuelta para que asen por la otra cara.
Finalizado este proceso se llevan a una cazuela y se tapan muy bien. Ya fríos o templados se van pelando.
El «pelado» debe hacerse desde la base (el rabo) a la punta, ayudándose de un cuchillo fino. Después se abren al medio para eliminar semillas y nervaciones interiores y se cortan en tiras.
Conviene recoger el jugo que sueltan en el asado y durante el pelado y en él desleir una yema de huevo duro.
Bueno, pues ya tenemos pimientos para la ensalada.
En un cuenco pondremos las tiras de pimiento, dientes de ajo asados (laminados) y discos de tomate asado, se adereza con aceite de oliva virgen extra (yo utilizo D.O. Monterrubio de la Serena), un chorrito de vinagre y el jugo de asado con la yema de huevo desleía en él. En el momento de servir, complemento con trozos de huevo duro.
¡Oiga! ¿Y se puede hacer mezclando pimientos asados verdes y rojos?
¡Pues claro que sí! Y amarillos, y negros (que también los hay).
En esto sigan el consejo del cantar:
«En cuestiones de gusto
nadie dispute;
que para ser de gusto,
basta que guste.»
NOTA
La fotografía corresponde a la ensalada de pimientos asados que prepara la monterrubiana VENTURA ROMERO ARIZA