POR PEPE MONTESERÍN CORRALES, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Dicen, a lo mejor lo dijo Jung, que quien habla con símbolos habla en mil idiomas; de la misma manera, cuando uno prescinde de los símbolos se queda en don nadie sin don.
El mundo simbólico da vida a los conceptos; denostar símbolos y desgarrar entrañas es todo uno. Podemos criticar símbolos que a uno no lo representen e incluso ir contra ellos, per se; un buen cómico puede poner en solfa cualquier imagen sin denigrarla, el mundo del espectáculo ofrece a diario ejemplos brillantes.
El monologuista, incapaz de diálogo, que da poco de sí, Dani Mateo, al sonarse con la bandera de España (no lo haría con la señera, la media luna y menos contra la Sexta ni A3M), resultó ofensivo; más consecuente con su caótica (más que su ética) hubiera sido hablar de la familia, exhibir una fotografía de su padre y de su madre, bajarse pantalones y calzones ante la cámara y, simbólicamente, limpiarse el culo con ella.
Fuente: https://www.lne.es/blogs/la-mar-de-oviedo/ensuciar-simbolos.html