POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Ayer, Domingo de Ramos, mi amiga boalesa TERESA MÍJEZ publicó una foto-recuerdo de cuando niña llevaba su ramo a bendecir. Una ramín de olivo adornado con caramelos, pequeñas rosquillas… («chuches», que dicen ahora) que, ya finalizada la bendición y la misa, degustaban con disfrute y algarabía.
Como en mi concejo colungués no se acostumbraba a «esos adornos dulceros», cosa frecuente en tierras del occidente, «me se ocurrió» -¡qué cosas conlleva el virus maligno!- releer el pequeño libro, escrito en 1898 por el boalense don Bernardo Acevedo y Huelves (1849-1920), titulado BOAL Y SU CONCEJO.
En la página 105 donde explicita algunos preceptos «dictados para el bien procomunal, normas de moralidad, etc.», cita este bajo el título Nº 10: «Que ninguna persona permita MOZAS BODEGUERAS, o de sobre sí, haciendo que se arrimen a sus padres, parientes o personas honestas…»
¡Ay, madre!, me dije, esto… ¿qué ye? ¡Perdón! ¿qué quiere decir? ¿Se referirá a alguna NORMA DE MORALIDAD y cómo remediarla si se incumple?
Como por naturaleza yo soy «mal pensau» otra vez «me se ocurrió» consultar el DICCIONARIO SECRETO de don Camilo José Cela y el DICCIONARIO DEL USO DEL ESPAÑOL, de doña María Moliner.
Don Camilo informa que moza puede entenderse «en 2ª acepción» como mujer que mantiene trato ilícito con alguno», y, así, cita ejemplos de «moza de fortuna», «moza de partido», «moza del trabajo», «moza de rumbo», todos con el significado de ramera.
Doña María Moliner es más concreta en la definición (4ª acepción: moza = sirvienta doméstica; 7ª acepción: moza = «Manceba o amante») y más explícita en los complementos que acompañan a la palabra: moza de cámara (doncella de servicio), moza de cántaro (sirvienta encargada de llevar el agua a la casa), mozo o moza de almacén (quien realiza trabajos de empaquetado, selección de mercancías…).
En fin, juntando lo que dicen unos y otros sabios «que saben lo que dicen» (ahora a los pesudosabios los llaman EXPERTOS), llego a deducir que una MOZA BODEGUERA bien podía ser una empleada de chigre o de taberna que estaba a cargo «de sobre sí»; es decir, del empresario; y este se responsabilizaba de que no «se desviara del buen camino». Si tal sucedía, se obligaba a devolverla (arrimarla) a sus padres, parientes o personas honestas.
¡Vaya! Sirvienta alegre, sí; pero putilla, no.
Hoy es lunes santo, día de penitencia. Dentro de una semana será LUNES DE PASCUA, día de fiesta, muy celebrado en SALAMANCA, al que llaman LUNES DE AGUAS.
¿Por qué ese nombre?
Pues verán ustedes. En el siglo XVI, cuando el entonces joven Felipe II fue a Salamanca para casarse con la hija del rey de Portugal, quedó asustado del «putiferio» que existía en la ciudad y para evitarlo, al menos en parte, dictó una norma que obligaba a las «señoritas de vida alegre» a cruzar el Tormes y, en la otra ribera, alejadas de la ciudad, hacer vida de «abstinencia de carne» en el mal sentido de la palabra. Ya el lunes de Pascua, los estudiantes y la soldadesca cruzaban el río (las aguas) y las retornaban festivamente a su quehacer de «técnicas sexuales».
Un «lunes de aguas» de folixa y de merienda en el que el HORNAZO (una empanada a lo bruto) es el plato estrella.
Les doy la receta que ofrece «AVELI» en GUISOS POPULARES SALMANTINOS (Salamanca, 1989):
«En un recipiente se echa una taza grande, de desayuno, de aceite; la misma taza con manteca disuelta, y doble medida de leche templada, 6 yemas de huevo sin clara, sal fina, levadura y harina (la que admita hasta que la masa se despegue de las manos). Se amasa muy poco y se le mete el embutido, que sea grueso. Se cuece en el horno de pan o se lleva a la tahona.»
Les aclaro esta fórmula diciendo que el relleno es a base de chorizo, cecina, lacón, jamón, morcón… o lo que se disponga. En algunos recetarios se aconsejan también trozos de huevo cocido