POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Hoy, 15 de noviembre, los Albertos y los Químicos estamos de fiesta. Aquellos, porque es su santo; nosotros, porque San Alberto Magno es nuestro patrono.
Fue San Alberto un sacerdote dominico, y luego Obispo, nacido en Alemania en 1206 y fallecido también en esa nación en 1280. Hombre de gran fe y espíritu de humildad y de servicio, fue filósofo, teólogo, alquimista, naturalista, geógrafo… Quizá el hombre más sabio de su tiempo. Beatificado en 1622 por el Papa Gregorio XI, fue canonizado y proclamado Doctor de la Iglesia por el Papa Pío XI en 1931.
Uno de sus discípulos más famosos fue Santo Tomás de Aquino.
El otro -así lo decía yo a mis alumnos – «soy yo».
Pido perdón por esta idiotez.
Noviembre. Mes de potes de castañas, de nabos, de rabizas, de berzas, de rezos de ánimas y de PIMIENTOS RELLENOS, que también son plato exquisito y «furniente» para festejar a San Alberto.
Dícese que los primeros pimientos y sus semillas vinieron de América cuando el retorno a nuestro país del segundo viaje de Colón.
Pronto debió aclimatarse esta planta en España, sobre todo la variedad «picante», pues diversos escritores del Siglo de Oro como Cervantes, Quevedo o Lope de Vega ya lo citan en sus obras como acompañamiento de guisados de carne y de bacalao.
Más aún; no faltan autores que, como Góngora, ven en el pimiento, un cierto simbolismo erótico:
«…Lo que más gusto le daba
de la hortaliza del huerto
era, según imagino,
un colorado pimiento;
planta que su malogrado
tuvo en el mayor aprecio…»
Debían ser las lamentaciones de una viuda joven.
¿Cuándo llegan los pìmientos a Asturias?
Probablemente a finales del siglo XVI o a comienzos del XVII.- Su aclimatación a nuestro suelo y su cultivo debió ser abundoso, pues así los confirma don Bruno Fernández Cepeda en su «Riqueza Asturiana» en los inicios del siglo XIX :
«… Nin falta el melón tampocu,
el pepín, la calabaza,
el pimientu cebollón
y el que como fueu abrasa».
Y si Dionisio Pérez «Post Thebussem» en su Guía del Buen Comer Español (1927) nos da referencia de un cocinero avilesino, Francisco Díaz, que rellenaba pimientos con manos de cerdo, nosotros vamos a recordar, aquí y ahora, la fórmula de unos pimientos rellenos de carne «al uso de Blimea», localidad donde le hacen festival a este guiso.
Corten 500 g de aguja de ternera en trozos mediano-pequeños y guísenlos según costumbre con cebolla, vino blanco, ajo, sal, aceite y un poco de pimentón.
Elijan cuatro pimientos mediano-grandes, gruesos y carnosos, verdes o rojos según gustos, lávenlos y eliminen las semillas. Rellenen con la carne guisada y trozos de huevo cocido.
Ya rellenos, colóquenlos tumbados en una fuente de horno, bañen con la salsa del guisado de carne y un poco de caldo de ave y asen en horno a 180º C hasta que estén a punto.
Sírvanlos con un acompañamiento de patatas fritas y complementen con un buen vino tinto D.O. Cangas del Narcea.
¡Feliz San Alberto Magno! Yo lo celebraré en Noreña con mis colegas de la Cofradía «GASTRÓNOMOS DE LKA AMISTAD».