CUENTA CONRADO BLANCO, EN UNO DE SUS LIBROS, QUE ISABEL LA CATÓLICA DURMIÓ EN EL CASTILLO DE PALACIOS
Cuenta Conrado Blanco, en uno de sus libros, que Isabel La Católica durmió en el castillo de Palacios. Dice que en los viajes a Galicia, tanto a la ida como a la vuelta, siempre paraba porque María de Zapata, la mujer de uno de los Bazán, fue su dama de compañía. Y, así, Felipe vive ahora donde durmió la reina.
Este profesor inquieto sigue escribiendo y guardando en su objetivo cada instante. Desde hace ya 31 ediciones es el organizador de Poesía para Vencejos, un recital literario anual que se celebra en el jardín de su castillo, a los pies de la Torre del Homenaje. Este año se celebró, como siempre, el primer domingo de agosto, y desde el escenario los versos de Raquel Lanseros o Adolfo Alonso Ares retumbaron en la historia.
La afición al vencejo va ligada a las costumbres de esta tierra de la Valduerna. «Ahora parece que ya han marchado, pero todavía vuela alguno por aquí», dice Felipe, que hace poco compró en la Feria de Alfarería de La Bañeza uno de estos pájaros de cerámica. «Es de Coimbra», explica. Ahora, el vencejo, santo y seña de la literatura de estos muros, preside la mesa del salón. Junto a una espada, junto a cientos de recuerdos. De nuevo las fotos y los libros asoman. El vencejo promete velar por ellos, como desde hace ya más de tres décadas. Como cada verano en el castillo
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