POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Amigos de la naturaleza celebramos el miércoles el Equinoccio con un desayuno de casadiellas de Toñi, en Muros de Nalón, para seguir rápido al palacio de Valdecarzana, antes de que caiga, Estación del Estratégico, El Salgueiro, Reborio, atajo hasta la bajamar de Aguilar, beso a la peña del Caballar, playa Xilo, para raros, al mirador de Las Llanas, entre eucaliptos, La Cobertoria con vistas a la Conchiquina, ermita del Espíritu Santo (sin palomas), escalinata a las olas del Garruncho y al dique de San Esteban de Pravia, paso bajo los cargaderos de carbón, Alvariño en la Tasca El Puerto, la fonda El Brillante, donde Rubén Darío se citaba con su amante, la absenta, y regreso a Muros para cerrar con manos de gochu en Soto, en el Mesonín de Tere. Eso hice por el día; por la noche, que duró otro tanto (será eterna cuando cierren las térmicas), a falta de realidades, soñé que se desmoronaba el viejo HUCA.
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