POR HERMINIO RAMOS PÉREZ, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA
Es lo que tiene la Navidad, que se llena de símbolos que aparecen por calles y plazas en honor al Rey de Reyes. Pero la cultura ha divulgado y mezclado hechos, dichos, mitos y leyendas que, vinculados al comercio y a la vida social, han adquirido derechos de propiedad cívica y urbana.
Dentro de las líneas del Imperio romano, el nacimiento y la estrella fueron siempre el guion navideño y este año, en esa extraordinaria labor de recuerdo y celebración de la Navidad con una iluminación magnífica y el ya clásico árbol de Navidad, hemos de hacer una sencilla apostilla al árbol plantado en la Plaza Mayor de Zamora respecto a su remate en el que se entremezclan unas estrellas y una media luna. Yo no alcanzo a ver ese remate del árbol, pero hace días me dijeron en la calle que cómo se ha permitido ese desatino.
La estrella guía de nuestra Navidad no necesita añadidos ni símbolos y muchísimo menos aquellos que están en los tableros abiertos al conflicto.
Las historia no miente. Y las crónicas nos hablan de Carlos Martel en la batalla de Poitiers que corta la marcha por el oeste de los ejércitos venidos del sur de la península ibérica y siglos más tarde después de la caída de Bizancio en 1453, los tercios españoles los detendrán en 525 a las puertas de Viena.
Hoy no hay que seguir rutas geográficas o caminos históricos, la humanidad se mueve a través de otros medios, de aquí el exquisito cuidado que se debe tener ante criterios y tensiones de este tipo, máxime cuando los métodos que se están usando rompen toda posibilidad de diálogo y convivencia pacífica.
Ese símbolo aparecido en nuestro árbol de la Navidad, me parece un tremendo error dadas las circunstancias que se están viviendo.
Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/