POR ANTONIO LUIS GALIANO PÉREZ, CRONISTA OFICIAL DE ORIHUELA
Todos los años en el estío, cuando aterrizo por la playa, dejando bien claro que no soy ningún aeroplano tomando tierra sobre la arena, me gusta escarbar entre mis papeles, incluido los libros y revistas. Aunque, cotidianamente utilicemos este verbo, que está definido como remover repetidamente la superficie del terreno, como si fuera un toro pensando si va a embestir o no, o tal como hacemos dentro de una actividad de limpieza de oídos o dientes; creo que sería más conveniente el hablar de rebuscar entre papeles, pues conlleva también ciertas dosis de curiosidad. Me viene a la memoria el masculino de rebusca, rebusco, o acción de rebuscar que el deán de Cartagena en Murcia, el oriolano Julio López Maymón calificaba a sus trabajos publicados en la prensa local allá por los años veinte y treinta del pasado siglo, al considerarlo como la investigación en los archivos. Pero, en nuestro caso, esa rebusca o rebusco, va referida o referido al recuerdo de momentos en que nos vimos relacionados con algún papel suelto, libro o revista.
Dicho esto, hace bastantes años, en un mercadillo adquirí una voluminosa revista de gran tamaño (26 x 31,6 cm), incompleta y sin tapas, probablemente dedicada a las Hogueras de San Juan de Alicante, de 1936. Fecha ésta que, después de recorrer todos los textos, únicamente aparecía en un saluda del talaverano Francisco Valdés Casas, gobernador civil de la Provincia, cargo del que había tomado posesión el 21 de febrero de dicho año. Hasta aquí, la datación de esta publicación que debió de salir de la imprenta escasamente un mes antes del inicio de la Guerra Civil. Con gran profusión de ilustraciones, artículos y anuncios, entre sus páginas aparecen cinco dedicadas a Orihuela, así como, entre los colaboradores nos encontramos con foto incluida al oriolano, Juan Sansano Benisa, periodista y poeta, que en esas fechas dirigía el diario local alicantino “El Día”, de su propiedad, al igual que lo era la imprenta en la que se editaba. En dicho diario publicó varios poemas Miguel Hernández, al que tanto debe Orihuela. De Sansano se decía que entre sus composiciones se debía destacar “La Duda” y “El Molinero”. Por nuestra parte, añadiríamos otras posteriores como “La Torre de Santa Justa”(1945), “Poesías” (1945) y “Orihuela. Historia, geografía, arte y folklore de su partido judicial” (1954), de cuyas obras poseo ejemplares. En su ciudad natal, con anterioridad había colaborado en periódicos y de su imprenta salieron “El Obrero” y “La Semana”. Fue un poeta muy galardonado, obteniendo la flor natural en los juegos florales celebrados en Valencia, en 1922. Ocupó los cargos de vicepresidente, secretario y contador, en la Asociación de la Prensa Alicantina. Dentro de las campañas periodísticas desarrolladas por él, destaca su tesón para la construcción del puerto de Torrevieja. La breve biografía sobre Sansano, que incluye la revista que nos ocupa, concluía diciendo del mismo: “Luchador incansable y excelso poeta, caballero del ideal, profundamente español y de recio temple, dispuesto siempre a sacrificar los más caros afectos en aras de su ideal, va dejando una estela de romanticismo y de bohemia, prodigando bienes y desgranando versos, con una filantropía propia de la alta estirpe de espíritu forjado en la lucha e iluminado por la inspiración».
Recuerdo el momento en que le fue dedicada la Plaza del Teatro Circo, y veo a Gabriel Marcos, rapsoda que trabajaba de mancebo en la farmacia de Sebastián Penalva Fons, recitando “La Torre de Santa Justa”.
Por otro lado, aparece reseñado en la publicación otro oriolano que residió muchos años en Alicante: Abelardo L. Teruel Rebollo. Éste había hecho sus primeras incursiones periodísticas en su ciudad natal, colaborando posteriormente una vez consagrado en “Actualidad” y en “Voluntad” de Orihuela. De él, se dice en dicha revista que era autor de varias novelas “en las que pinta la ufanía de nuestros paisajes y costumbres con gran profusión”, un ejemplo de ello, lo encontramos en “La riá”, en la que narra el amor de dos huertanos en el contexto de una inundación del Segura en nuestra tierra.
Abelardo L. Teruel, era jefe de negociado de Hacienda en Alicante, y ejercía también como corresponsal literario de Prensa Española, así como de “ABC” y “La Vanguardia”, estando considerado como un “cincelador de prosa atildada y correcta”. A su labor periodística habría que añadir su faceta como autor teatral, entre cuyas obras encontramos “Los dos crepúsculos”, “Máscaras y mascarones”, “La Murga” y el monólogo en verso “El primer beso”. Así mismo, estaba considerado como un correcto caballero, un buen alicantinista y un hombre bondadoso. Éste, junto con Sansano, Carlos Moreno Soria y con Domingo Moreno “El Talento” es de los oriolanos que emigraron por razones laborales a la capital de la provincia, aunque siempre procuraron no dejar en el olvido a su tierra natal y a sus gentes.
Pero, en la búsqueda de temas oriolanos en la revista a que nos hemos referido en varias ocasiones, no dejaremos al margen a esas cinco páginas que se le dedicaron a nuestra ciudad, de las cuales trataremos la próxima vez, pues los textos, las ilustraciones y los anuncios nos muestran parte de nuestra historia de hace setenta años, días antes del inicio de uno de los hechos que marcó la vida de nuestros padres y abuelos en los años treinta del siglo XX.
Fuente: http://www.laverdad.es/