ESCLAVOS EN ARROYO
Sep 03 2015

POR FRANCISCO JAVIER GARCÍA CARRERO CRONISTA OFICIAL DE ARROYO DE LA LUZ (CÁCERES)

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La historiografía sobre la esclavitud en la Extremadura de la Edad Moderna (siglos XVI-XVIII) ha adquirido un gran interés en los últimos años, debido a novedosas e interesantes aportaciones que demuestran que este fenómeno fue común y habitual, aunque minoritario, en España, en Extremadura y por supuesto en Arroyo del Puerco durante aquellos siglos. No es cierto, por consiguiente, lo que se nos transmite en series o películas que la esclavitud fuese un fenómeno exclusivo de América.

También es cierto que no fue homogéneo el reparto de esclavos en nuestra región durante los siglos modernos. Fue mucho más importante la presencia esclava en lo que hoy día es la provincia de Badajoz que en la provincia de Cáceres. En el sur las localidades de Fregenal de la Sierra y Zafra fueron las poblaciones con mayor número de esclavos y donde la feria de San Miguel jugó un papel fundamental. En el norte, Cáceres y Trujillo eran las poblaciones con un número importante de esclavos, junto con otras como Brozas, Arroyo del Puerco, Malpartida o Casar de Cáceres.

El esclavo o esclava era un bien más que en nuestro pueblo se podía comprar, vender, cambiar, prestar, heredar o liberar. Existía, por consiguiente, una semejanza formal, podía utilizarse el mismo modelo, entre una «carta» de compraventa de un esclavo con la de cualquier animal, especialmente caballo o mula. En ambas «cartas» se describía la corpulencia, el color, la edad y se enumeraban las enfermedades y «taras» que tenían lo que, obviamente, influía en el precio último que acordaban comprador y vendedor.

El origen de estos esclavos; es decir, su zona de nacimiento, es habitualmente desconocida. Se describen simplemente como negros o mulatos (norteafricanos), más numerosos conforme avanzan los siglos, sin otro dato adicional. Otros son hijos de esclavas, ya que la esclavitud se transmitía por vía materna, esclavo era el hijo de esclava desde el momento en que venía a este mundo. También existieron esclavos «blancos», generalmente moriscos, después de la Guerra de Granada e incluso de «indios», aunque estos muy escasos en el siglo XVI, y más habituales en los siglos XVII y XVIII. Por consiguiente, se convertía uno en esclavo por nacimiento, por compra o por guerra.

Por lo que respecta a los dueños de los esclavos en nuestro pueblo, como en todos los demás, siempre eran los mismos grupos sociales, tenían esclavos la nobleza, los eclesiásticos, la Administración y algunos artesanos. También fueron importantes los «mercaderes»; es decir, los que realizaban transacciones de compra-venta, bastante habituales en Arroyo, y que también podían poseer algún esclavo, al menos hasta que se producía la venta.

En cuanto a los precios, la mujer esclava, por lo general, alcanzaba precios más altos en las subastas. El papel de la mujer en la reproducción era clave, además era considerada «más obediente y sumisa». Los precios más elevados se encontraban en las esclavas situadas entre los 15 y 19 años y que estuviese catalogada de «no ladrona, borracha o fugitiva», que eran las principales «taras» que un esclavo podía tener. Su precio medio rondaba los 1.000 reales.

Varios son los ejemplos concretos que podemos referir en relación a nuestro pueblo. Uno de ellos sería el de la esclava Isabel una «berberisca de color membrillo cocido, de 16 años» que fue vendida en Cáceres por el mercader de esclavos Gaspar Méndez y vecino de Arroyo del Puerco, a Pedro González de Giral un «jurado de Córdoba» en los primeros años del siglo XVII.

Gaspar Méndez fue un mercader de origen portugués, concretamente de Crato, hoy día una pequeña población del Distrito de Portalegre, que pasó a residir en nuestro pueblo y que junto a Baltasar Fernández, otro comerciante portugués también residente en la villa, fueron dos de los más activos mercaderes que tuvo Arroyo en este lucrativo negocio y que surtían a los compradores de las poblaciones próximas. No debemos olvidar que los reinos de España y Portugal durante buena parte de los siglos modernos formaron un único Estado por lo que las fronteras políticas quedaron suprimidas.

En alguna ocasión en nuestro pueblo el esclavo llegó a ser un obsequio que entregaron los vecinos de la población, un ejemplo de este tipo fue el que realizaron el 29 de noviembre de 1711 en plena Guerra de Sucesión a la Corona española y que señalaba lo siguiente: «Que por cuanto ha venido a este país el Excmo. Señor marqués de Mirabel, teniente general de los ejércitos de su majestad, y atendiendo esta villa a su gran representación, y a ser tío del Excmo. Señor conde duque de Benavente mi señor, queriendo complacerle a su puesto esta villa le compraron un esclavo de color moreno para regalar a su excelencia el cual está ajustado con el licenciado Juan Bello Gordillo, vecino de San Vicente, en 1.632 reales de vellón«.

Otros esclavos arroyanos fueron llevados a los monasterios donde estuvieron residiendo como esclavos heredados o donados por sus familiares. Este fue el caso, por ejemplo, del clérigo arroyano Francisco Hernández Caro que regaló a Francisca de Carvajal, monja en el convento de Santa María de Jesús de Cáceres, una esclava mulata que se llamaba Ana de Acosta para que la tuviera en el conventual y de ella se «sirviera doña Francisca y las demás religiosas«. En algunas ocasiones estas esclavas fueron liberadas por decisión conjunta de las monjas, generalmente por ser «buena cristiana y por los buenos servicios realizados a la casa y al convento«.

El interés por recibir el sacramento del bautismo era un motivo importante para poder lograr algún día la libertad. Este fue el caso de la esclava María, una mujer de origen turco que estaba al servicio de Juan Antonio Marín, alcalde ordinario de la villa, y que fue bautizada en 1697, «hallándose capaz y con verdadero deseo de recibir el santo sacramento del bautismo y habiéndose catequizado e instruido en los misterios de nuestra Santa Fe Católica«.

Cuando un «adulto infiel de nación mahometana» argumentaba de manera reiterada que quería bautizarse, generaba una gran expectación entre los vecinos de la población que solían acudir en masa a presenciar el «espectáculo». Un evento que no era demasiado habitual en Arroyo del Puerco ya que, por ejemplo, el porcentaje de bautismos de esclavos sobre los bautismos totales en el siglo XVI arroyano alcanzó solo al 0´2% y el siglo XVII al 0´1%.

Como conclusión final señalaremos que aunque la historiografía se ha preocupado generalmente de resaltar la historia de los «poderosos» olvidándose de las llamadas «clases marginales», y aún reconociendo que se trata de un fenómeno minoritario (un 4% de los nacimientos eran esclavos) debemos valorar en su justa medida el hecho de la esclavitud como una práctica con situaciones muy diversas, ya que algunos esclavos tenían una vida más «digna» que algunos arroyanos que se catalogaban de «libres». Una práctica, de cualquier manera, repugnante que tuvo su esplendor en el siglo XVI, su estancamiento en el XVII y su total decadencia en el siglo XVIII, pero muy presente en nuestra «intrahistoria arroyana» y que no deja de ser, una más, «otra historia que nunca nos habían contado».

Fuente: http://www.hoyarroyodelaluz.es/

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