POR RAFAEL SÁNCHEZ VALERÓN, CRONISTA OFICIAL DE INGENIO (REGIÓN CANARIA)
Nuestro colaborador Rafael Sánchez Valerón, cronista oficial del municipio de Ingenio (Gran Canaria), se adentra en un tema de mucha actualidad en la historiografía, y especialmente importante para el contexto de la coordenada canaria.
La presencia de esclavos en Canarias fue numerosa, y entre ellos no solo se violentaron a los indígenas (vendidos tantos en mercados peninsulares), sino otros grupos como negros capturados en diversos puntos como el Golfo de Guinea, o moriscos de la zona de Berbería. Trabajaban mayormente en los duros ingenios azucareros, aunque también se emplearon como domésticos o ayudantes de artesanos.
Sánchez Valerón presenta en esta nueva publicación digital muchas noticias novedosas desde un enclave grancanario que conoce muy bien, dándole así carnalidad y concreción a un asunto tan triste y significativo de nuestra historia.
A continuación acercamos parte de las «Consideraciones generales» del autor como aperitivo al documento completo, que pueden leer desde el enlace final de este artículo o directamente en nuestro apartado de Publicaciones.
Consideraciones generales
Desde la conquista y posterior colonización de Canarias, la presencia de esclavos fue muy numerosa, la mayoría negros capturados en territorio del Golfo de Guinea, y en menor cantidad moriscos, procedentes de Berbería, para ser destinados especialmente a tareas en los ingenios azucareros y producción de vino, así como empleados domésticos o ayudantes de artesanos (herreros, carpinteros…). Los indígenas canarios en gran parte fueron vendidos en mercados peninsulares. Se consideraban prisioneros de “buena guerra”.
Ser dueño de un esclavo era signo de distinción social y solamente las clases superiores podían permitirse su tenencia o compra. Los miembros del clero solían ser poseedores de uno o varios esclavos a su servicio. Los hijos de una esclava continuaban siendo esclavos y se heredaban (ley de vientre) como cualquier otro bien mueble o inmueble. Se consideraban una propiedad a todos los efectos, pudiendo ser hipotecados, arrendados, traspasados o vendidos.
Las transacciones quedaban garantizadas a través de protocolos notariales, así como su libertad (horros, libertos), por deseo expreso de sus dueños, en general por sus buenos servicios, casi siempre a través de cartas de manumisión y testamentos. Los propios esclavos podían comprar su libertad. Eran bautizados y se les imponía el nombre y apellidos a criterio de sus dueños. Para contraer matrimonio necesitaban permiso de sus amos, no perdiendo por ello su condición de esclavos. Las transacciones se determinaban por el color de la piel: negros, blancos, loros (mulatos) y prietos (piel muy oscura), edad, conducta, salud y complexión. En 1837 se abolió en España todo tipo de esclavitud y en 1870 se promulgó la llamada Ley Moret para su abolición gradual.
Establecemos en este trabajo distintos aspectos de la esclavitud en el Señorío Episcopal de Agüimes (actuales municipios de Ingenio y Agüimes), durante sus más de tres siglos, en forma de relato histórico, sin entrar en otros de carácter social, económico, etnográfico o estadístico, amparados por la consulta de fuentes primigenias (…) ayudando a desmitificar la imagen de la esclavitud en Canarias.