POR ALBERTO GONZÁLEZ RODRÍGUEZ CRONISTA OFICIAL DECANO DE BADAJOZ.
Erigidos ya en Badajoz monumentos e hitos conmemorativos a los personajes más destacados de nuestro pasado en los distintos aspectos de su rica historia, como Ibn Marwan; Pedro de Alvarado; Godoy; Luis de Morales; Covarsí; Valhondo; Lencero; Pacheco; Menacho y otros, resultaba necesario completar el conjunto con uno dedicado a Alfonso IX de León. El fundador del Badajoz moderno; pues a su acción conquistadora en 1230 debe esta ciudad su integración en la España cristiana.
Y a su impulso, la vitalidad que la convirtió en el núcleo más importante del suroeste peninsular, y centro de referencia para los dos lados de la frontera con Portugal. Concejo; audiencia; demarcación territorial de gran extensión; categoría de ciudad de realengo; fueros; rollo y picota; escudo y pendón; dominio sobre numerosas aldeas y lugares; ferias, mercados, franquicias y ventajosos privilegios, además de un poderoso obispado, son algunas de las concesiones otorgadas por Alfonso IX de León a Badajoz, que constituyen la base de su consolidación y pujanza.
La acción, completada por su nieto Alfonso X, dotó a la ciudad de los instrumentos jurídicos y los medios materiales necesarios para convertirse en la pujante metrópolis actual. Desde entonces nuestra ciudad es la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Badajoz. Y desde entonces estaba en deuda con su pater patríae. Porque Alfonso IX, no solo no tenía aquí ningún hito recordatorio, sino que resultaba prácticamente desconocido para la población. Solo en 1926 la Plaza Alta recibió su nombre. Aunque de modo efímero, pues en 1931 le fue suprimido, precisamente por tratarse de un rey.
Ese fallido intento, y una calle que casi no lo es, en lugar por completo inadecuado a la dimensión del gran monarca, eran los únicos recuerdos que Badajoz dedicaba hasta ahora a su fundador. Un personaje que merece otra cosa para conferirle el recuerdo digno que su significación requiere. Estimándolo así, este Cronista solicitó ya en 2007 al Ayuntamiento su realización, proponiendo como modelo un Marco Real, y como ubicación el entorno de la alcazaba. E igual hicieron en momentos sucesivos diversas asociaciones, colectivos, historiadores y estudiosos, reforzando una idea que el ayuntamiento hizo suya. Resultado de la concurrencia de ese deseo popular, la justicia histórica, y la atención municipal, es este recuerdo que hoy se inaugura.
No como Marco Real, sino como expresivo mosaico. Una obra que constituye un referente más del gran Badajoz que hoy es el núcleo conquistado en 1230 por Alfonso IX de León, consolidado por su nieto Alfonso X el Sabio, y dinamizado siempre por sus arriscados pobladores. La población que desde sus inicios fue la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Badajoz, debía a su fundador el recuerdo adecuado, que este mural materializa. Nobleza, obliga. Y Badajoz, ha cumplido.