POR ANTONIO LUIS GALIANO, CRONISTA OFICIAL DE ORIHUELA
Si continuáramos la frase con la que titulamos esta “Vuelta a los puentes”, con “en mi alma vuestro gesto”, nos introduciríamos en el primer verso del primer cuarteto de un soneto, escrito por el toledano Garcilaso de la Vega, en el que se funden las armas y las letras en este poeta del Siglo de Oro. En dicho poema se vierte el amor platónico hacia la dama portuguesa Isabel Freyre, concluyendo “por vos he de morir, y por vos muero”.
Sin embargo, si nos transportamos a más de cuatrocientos setenta y cinco años después, dicha frase nos acerca a un oriolano en el que las armas se transforman en trabajos, y las letras se mantienen, o sea “trabajos y letras”. Es decir, llegamos a hace cien años, en el que Domingo Moreno García, conocido como “el Talento”, escribió y estrenó un drama dedicado a Emilio Wandosell Calvache, marqués de Rafal y presidente del Consejo Local de los Exploradores de España, institución ésta a la que estaba vinculado Domingo Moreno como instructor y director de su banda de cornetas y tambores. De este personaje, hace veinte años escribí en “La Lucerna”, y relataba el hecho, de no haber sido admitido como socio del Casino Orcelitano, al haber sido considerado como “indigno”, lo que dio lugar a que, haciendo gala de su buen humor, publicase una hoja titulada: “Honras fúnebres, lo que el pueblo dirá de Domingo Moreno, después de su muerte”. En ella, el autor hace amplia referencia a “trabajos”, ya que había desarrollado los de albañil, “mondaor”, molinero, vendedor de bollos, repartidor de esquelas de defunción, pregonero del Ayuntamiento, vendedor de lotería y “explicaor” de películas de cine mudo. En su tiempo libre, además de estar dispuesto a colaborar en cualquier iniciativa oriolana en favor de los demás, se dedicaba a “las letras”, colaborando en la prensa local con artículos y poemas, así como escribiendo y publicando obras teatrales, entre las que encontramos las siguientes: “El triunfo de la ilusión”, “Entre el deber y el amor”, “Un canto a la Institución”, “Exploradores en campaña”, “El llanto de héroes” y “Escrito está” que cumple el siglo en año, y a cuyo estreno nos vamos a referir.
A él se debe también la novela “La taberna de la chusma o la Casa del crimen”. Por otro lado, políticamente era seguidor de los liberales Trinitario Ruiz Capdepón y Trinitario Ruiz Valarino.
En los años treinta del pasado siglo se trasladó a vivir a Alicante, en la que recorría cafés, bares y calles con un letrero en la solapa que decía, “el vendedor de lotería que no molestas”, ya que de esta manera no atosigaba a los posibles clientes. Desde la capital de la provincia continuó manteniendo la relación con su tierra natal, y durante las fallas oriolanas de la Segunda República impulsó, en 1935, la venida de la Colonia Oriolana para presenciarlas, recibiendo con tal motivo una comida homenaje el 14 de julio, siendo inmortalizado en la portada del programa de ese año, en el que aparece vestido con zaragüelles tocando la dulzaina, de cuyo instrumento era un virtuoso intérprete.
Pero, regresemos a aquel lejano mes de septiembre de 1916, en el que el domingo día 10, a las 10 de la mañana, en el Salón Novedades se dio lectura al drama “Escrito está”, original de este “humilde hijo del trabajo”, y al que asistieron solamente aquellos que habían sido invitados por el autor, que conformaron un auditorio “en su mayoría por personas doctas e inteligentes de esta clase de trabajos”. El contenido de la obra, para los asistentes, según “La Vega”, fue impresionante, mientras para “Ciudadanía” aunque el auditorio alabó la misma, hacía hincapié en la crítica aconsejándole que efectuara algunos retoques, suprimiendo algunas gracias. Además, “Duchene”, le indicaba que debía hacerlo con objeto de agilizar la trama, incluso suprimiendo algunos parlamentos excesivamente largos.
En la segunda mitad del mes de octubre se ponían a la venta las entradas para el estreno, que se efectuó en el citado Salón Novedades el lunes día 30 de dicho mes. Dos días antes, “La Vega” le dedicó un amplio artículo acompañado de un retrato del autor, titulado “Drama de un obrero”, del cual indicaba que había logrado llegar con independencia al mundo de las letras, sin necesitar estar apoyado en otras personas que le hubieran facilitado el triunfo. Así mismo, se refería que la obra estaba cuajada de sentimentalismos que permitían el planteamiento de problemas sociales, los cuales el autor con habilidad los sabía resolver. Por su parte “Ciudadanía” consideraba que era un drama que distraía, “porque el público desea seguir al autor en el desarrollo de la trama que el autor formó para dar vida a su idea”.
La obra fue interpretada por jóvenes de la localidad y murcianos, entre ellos el estudiante de Derecho, Francisco Martínez Arenas en el papel de padre Mariano, y otros como Arturo Herrero, Augusto Gil de Vegara, Concepción Solano, Dolores Vázquez, José Garrigós Marín, Jesús de Santiago y Ramón Herrero. Junto con dicho drama fue estrenado el sainete cómico “Torero y conquistador”, ambientado en los “centros taurómacos madrileños”, del que era autor José Marín, forastero que tenía familia y múltiples amigos en Orihuela.
“El Conquistador”, el 11 de noviembre, con objeto de defender al “Indigno” de las críticas que pudiera tener desde otros periódicos, como “Ciudadanía”, le decía: “Si Domingo Moreno es pregonero/ también es honrado obrero/ también es fecundo autor.
Este drama en cuatro actos y 5 cuadros, fue publicado después en la Tipografía de La Lectura Popular.
Así, entre aquél “Escrito está” de Garcilaso de la Vega, entre armas y letras, mediando más de noventa y cinco lustros, hemos prestado atención a Domingo Moreno, “el Talento”, “el Indigno”, “el vendedor de lotería que no molesta”, entre “trabajos y letras”.
Fuente: http://www.laverdad.es/