POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN)
Barranco de la Montesina En el lugar de la Veguilla, a unos kilómetros del Santuario de la Fuensanta , se encontraba esta escuela.
Las maestras algunas dificultades para la asistencia normal de los niños.
En enero de 1966 tomó posesión como maestra interina de la escuela que se inauguró , en el Cortijo a unos cuatro kilómetros de la población, Dª Isabel Concha Concha, cesando en agosto.
En noviembre del 66 la propietaria Dª María Cámara Cejudo, comunicó al Alcalde de Villanueva, “ que a pesar de haber dado aviso a los vecinos de los cortijos próximos a la escuela, no acude ni un solo niño a clase”. Por parte de la alcaldía, se indicó “ que averigüe Basilio las causas de esta falta de asistencia de los niños”.
El uno de septiembre de 1967 tomó posesión Ana María Segarra Jiménez. La matrícula era la siguiente : Alumnos de seis años, 6; de siete, 4; de ocho dos ; de nueve 3, de diez 3, ninguno de once; de doce años 5, de trece ,7 y de catorce 6
Así narra su paso por esta escuela rural: “ En el año 1967 obtuve mi primer destino definitivo en la escuela mixta del Barranco de la Montesina. Fue un cambio radical, venía del Colegio Virgen del Rosario de Villacarrillo y me encontré sola y en el campo. El edificio construido para albergar la escuela estaba situada en el fondo del Barranco, no sé si se llegó a inaugurar, las clases se daban en habitaciones cedidas por propietarios de cortijos más próximos al Pilar de la Yedra. Cuando en septiembre me personé en el lugar donde el año anterior había estado ubicada la escuela, me encontré con la negativa, por parte de la dueña de la casa, a que continuara allí la escuela; problemas con mi predecesora que no sé con exactitud explicar, me llevaron a encontrarme con la problemática de no tener espacio físico donde impartir mis clases. Tras búsquedas infructuosa, con una situación inexplicable, ( la comunicación con la Delegación de Educación casi no existía y los medios de comunicación entonces no se ocupaban de estas cosas). Mi suegro, entonces Jefe de la Hermandad de Labradores y Ganaderos, intervino, y como buen conocedor de la zona y sus gentes medió para que en el cortijo de Méndez, en la Veguilla, me cediera una hermosa habitación, entonces me lo pareció, que para acceder había que atravesar un gran corral donde la familia criaba gallinas, gallos “ que picaban”, conejos, pavos y toda clase de animales. Allí metimos los escasos enseres de que disponíamos, unos pupitres, una pizarra y dos mapas de España, uno político y otro físico.
Empieza el curso, como siempre mi padre de chófer. La primera tarea a realizar por la mañana era limpiar la mesa porque era raro el día que las gallinas no habían dormido en ella. Era lógico les habíamos privado de su habitat natural, y aunque había puerta, bien el aire o cualquier otro elemento la abría de noche. Mi relación con los animales se fue deteriorando cada vez más, hasta que llegó un momento, en que le propuse a la dueña del cortijo comprarle un gallo que la había tomado conmigo, no es broma, estos animales presienten quien les tiene miedo y atacan. Los chavales, acostumbrados a estos eventos se defendían bien, yo al final tras sufrir varios ataques entraba con garrote en mano.
Había bastantes alumnos de distinta edad, la mayoría tenía que recorrer una gran distancia para asistir a clase, menos mal que no iban cargados con las mochilas de ahora, en su talega sólo llevaban la libreta, un lápiz, una goma y eso su merienda, ya que comían allí al mediodía. Ni las lluvias de otoño, ni el frío del invierno eran obstáculo para no asistir a la escuela. Con el barro del camino a media pierna se sentaban en sus pupitres con la ilusión de aprender a leer o a dividir. ¡ Qué tiempos! Quizá sea la etapa de mi vida profesional en la que más me haya identificado como maestra, lo que ahora llamamos atención a la diversidad o enseñanza individualizada no son descubrimiento de sistemas educativos actuales, sino el método de trabajo de aquellos centros rurales.
Allí permanecí dos curso y en septiembre de 1969 por el concurso de traslados fui traslada a Villanueva”. En reunión de la Junta Municipal de Enseñanza Primaria, el 30 de mayo de 1968 , el Alcalde informó de la visita girada a los edificios escuelas y viviendas del anejo Barranco de la Montesina, acompañado de varios concejales y el Secretario de la Junta como Delegado de Cultura.
Los locales no fueron terminados ni puestos en función por distintas causas, entre ellas y principalmente por la emigración que se padecía en estos años. El paraje quedó despoblado y por tanto sin escolares. En cambio por las circunstancias y celo del Excmo. Ayuntamiento en pro de la educación e instrucción facilitó otro local en el sitio denominado “ La Biznaga” Más estratégicamente situado donde se concentraron más de treinta alumnos en la Escuela Mixta. Se acordó invitar al Sr. Inspector de la Zona, para que visitase detenidamente el lugar en cuestión y se hiciese cargo personalmente de la situación y demás circunstancias y dictaminase en consecuencia.
La matrícula en junio de 1969 es escuela mixta 1º y 2º 4 alumnos 2º y 3º 1. Total 5 alumnos. La maestra en este periodo fue Cristina Rodríguez Núñez. La Orden Ministerial de 30 de octubre de 1973, publicó la supresión de la Escuela Mixta del Barranco de la Montesina.
FUENTE: M.L.F.